Brian Ferry, además de liderar a los exquisitos Roxy Music, tiende a ejercer de elegante crooner en sus discos en solitario (aunque, a veces, las fronteras estilísticas entre los trabajos en solitario y los del grupo están muy difuminadas), en los que muestra su educación musical practicando el siempre sano deporte de la versión. Ya su primer LP a solas, These foolish things (1973), era precisamente eso, un álbum de reinterpretaciones ajenas que, para sorpresa de muchos en aquel momento tan post glam de Ferry, abría con la dylaniana “A hard rain’s a-gonna fall”. Un año después, en 1974, era “It ain’t me babe”, el tema dylanita que hacía suyo. Y en 2002, en el álbum Frantic, cayeron otras dos más “It’s all over now, baby blue” y “Don’t think twice, it’s all right”. Dicho de otro modo, a Ferry le gusta muy mucho Dylan.
Tanto le gusta que en su nuevo disco, Dylanesque, rinde tributo por entero al cancionero del de Duluth interpretando once canciones suyas (aunque grabó veinte). Entre ellas “Just like Tom thumb’s blues”, “Simple twist of fate”, “All I really want to do”, “If not for you” (en la que colabora el viejo Roxy Music Brian Eno), “Positively 4th Street”, “All along the watchtower” (en la que Ferry asegura que hay un guiño a Jimi Hendrix) y dos piezas básicas del cancionero de Dylan: “The times they are a changin’”, de la que Ferry asegura que «La forma en la que la hago no significa que no sea una canción protesta. Esta canción puede ser lo que quieras que sea. Crecí con la idea del jazz de que se puede hacer una canción de muchas formas distintas», y «Knocking on heaven’s door”, “Esta tenía su riesgo –ha declarado Ferry–, «porque ha sido versioneada tantas veces por gente tan diferente… Pero, bueno, también lo ha sido ‘Smoke gets in your eyes’”.
El disco se grabó en muy poco tiempo y con la banda que acompaña a Ferry últimamente en directo: «Me gusta descubrir las melodías que Dylan ha escondido ahí (en las canciones). Me senté con el pianista Colin Good y trabajamos los tonos, el tempo, el sentimiento de la obra. Sin maquetas. Lo hicimos directamente. La mayor parte de la grabación se hizo en una semana. Luego hicimos un par de días en los estudios 4th Street Recording, un viejo estudio funky en Santa Mónica en el que solían grabar los Beach Boys”. Brian Ferry, que siempre ha buscado la excelencia sonora, asegura que «¡Esta vez sencillamente lo clavamos! Quería alejarme de la sensación de estar encerrado en el estudio. Hacíamos las voces en directo, la armónica, todo, en directo…».
Lo más gracioso, aunque cueste creerlo (uno se los imagina a los dos en cualquier fiestorra en los años 70-80), es que Ferry nunca ha coincidido con su idolatrado Bob Dylan: «¿Qué diría si lo conociese? Espero que no te importe».?? ?
Para escuchar cómo Ferry ha penetrado con Dylanesque en el universo de Dylan, habrá que esperar hasta el 5 de marzo.
