Alice Cooper
Special forces
WARNER, 1981
Texto: JUANJO ORDÁS.
Cuando en 1981 se editó Special forces, Alice Cooper no se encontraba en lo más alto de su carrera. Los días del Alice Cooper Group quedaban lejos, el vocalista se había establecido como artista en solitario y había editado muy buenos discos (Welcome to my nightmare, Alice Cooper goes to hell), aunque su último movimiento, Flush the fashion, había supuesto un bajón creativo.
Por aquella época, la vida de Vincent Furnier (¡sí, Alice es humano!) era un verdadero caos alcohólico al que las cada vez más bajas ventas poco ayudaban (incluso el caballero tuvo que ser ingresado en una clínica para preservar su salud mental unos años antes). Pero Alice tenía guardado un as en la manga: Special forces, un disco que no lograría hacer despegar de su nuevo su carrera (eso no ocurriría hasta cinco años después, con Constrictor) pero que supuso un revulsivo a nivel creativo para el cantante. Y es que se trata de un álbum único, de sonido imperecedero, sintético, frío y a la vez genial. No hablamos de un disco caliente, sino más bien de una obra casi inhumana, original y dinámica.
Las fuerzas especiales comandadas por Alice estaban formadas por los guitarristas Danny Johnson y Mike Pinera, el teclista Duanne Hitchings, el bajista Erik Scott y el batería Craig Krampf, quienes ayudaron a su líder a actualizar el sonido del Alice Cooper más clásico, haciendo tal hincapié en su misión que prácticamente se llevaron a Alice al futuro. Y es que Special forces aún suena moderno a día de hoy, tanto que sigue siendo una grabación avanzada, sin fecha de caducidad. Suena new wave, suena punk (Alice era uno de los pocos, poquísmos, rockeros de los 70 respetados por los punks), suena rock, pero, sobre todo, suena a sí mismo.
Conciso en su duración (diez temas), se abría con el mismo tema título, que suena a clásico (¿pero de qué era?) desde su inicio, marcando las pautas del trabajo: Sonido artificial aunque muy elaborado y vivaz. “Special forces” tenía lo mejor del universo Alice, con una melodía inmejorable. A este le seguía una enérgica y arrogante versión del clásico “Seven & seven is” de Fire y la altiva (y humorística) “The prettiest cop on the block”, que desarrollaba el mismo patrón de batería que “Seven & seven is”, creando una extraña coherencia y narrativa sónica.
Alice Cooper había regresado esta vez lleno de orgullo y sana insolencia. Y algunos de los mejores momentos del minutaje aún estaban por llegar con las tétricas “Don’t talk old to me” y “Skeletons in my closet”, comicamente sobrecogedoras (¡ya se sabe, Alice es el rey del terror más divertido!). También destacaba la nueva grabación del clásico del Alice Cooper Group “Generation landslide”, con aplausos en vivo de postín aunque brutal y tenaz (se cuenta que la letra de la canción impresionó al mismísimo Dylan).
Sobrepasando de largo su meridiano, antes de finalizar su recorrido, el disco aún guardaba balas en la recamara, pues mientras “You want it you got it” y “You’re a movie” eran entretenidas, “You look good in rags” (casi el mejor tema de todos)y “Vicious rumours” rociaban de gasolina la recta final y prendían fuego con guitarras condensadas y actitud punk.
Special forces no es un disco especialmente recordado por los seguidores de Alice Cooper, aunque se trata de uno de sus más interesantes trabajos, renovando el imaginario de su autor con alusiones militares, como si el cantante realmente comandara a un equipo preparado para rockear, ¡y de hecho así lo hace! Tiene estrella y fuerza, así como la ya citada producción tan novedosa y que todavía suena vanguardista.