Operación Rescate: Faces

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Operación Rescate: Faces

Faces
Ooh la la
WARNER, 1973


Texto: JUANJO ORDÁS.


Ooh la la es un disco sorprendente, y es que resulta enigmático cómo una banda en pleno proceso de descomposición pudo elaborar una obra de tan sólido empaque. Quizá parte del merito corresponde al productor Glyn Jones, curtido en trabajar con bandas difíciles, aunque parte de la ecuación se pueda resolver comprendiendo que la idiosincrasia de los Faces no había desaparecido a pesar del distanciamiento entre Rod Stewart y los demás miembros.

Ooh la la fue el último disco firmado por el grupo inglés, un combo que plantó la semilla para un género como es el pub-rock. ¿Las claves? Alcohol, riffs de guitarra grasientos, una voz raspada, resacosa y composiciones sudorosas, cuyo habitat natural es la taberna, el pub de la esquina. Un piano u órgano juguetón y una base rítmica directa completaban un estilo que los ingleses crearon partiendo del skiffle americano que causó furor en el Reino Unido, poniendo banda sonora a las escaramuzas nocturnas de bebedores y allegados mediante este singular folk casero. Fue este género el que mamó desde joven Ron Wood y el que, chocando frontalmente con el blues, el jazz y el rock and roll, provocó el nacimiento del sonido de tasca que los Faces mostraron con orgullo al mundo.

Desde que Steve Marriot abandonara a los Small Faces y estos acortaran su nombre con la llegada de Wood y Stewart a su seno, los Faces resultaron ser siempre una banda muy auténtica. Stewart ya había editado su primer disco como solista antes de embarcarse en una nueva aventura grupal junto a su amigo Wood (anteriormente habían formado parte del grupo de Jeff Beck), pero ni eso impidió que el espíritu fuera el de una camada de amigos hambrientos de rock, mujeres y alcohol. No obstante, fue el interés que el vocalista despertó en la industria lo que animó a Stewart a virar de nuevo hacia la liga de los solitarios. La buena acogida de sus nuevos esfuerzos solistas comenzó a minar la integridad de la banda, especialmente debido a desafortunados comentarios del frontman a la prensa en los que descalificaba este tremendo Ooh la la.

Por eso se trató del último disco de los Faces y, como comentábamos al comienzo, del más sorprendente de todos sus trabajos. Nada falla en él pese al crítico paisaje. El activo bajista Ronnie Lane participa en la composición de cinco temas; impresionante su robusto bajo en el instrumental “Fly on the ointment”, demostrando su capacidad de liderazgo frente al cada vez más ausente Stewart, quien participa en seis, siendo tres de ellos pura dinamita rockera, destacando sobremanera la inicial “Silicones Grown”.

Se puede intuir un combate de ciervos a lo largo del disco que acabaría con Lane fuera de la banda. Pero sobre ambos competidores, Wood domina el panorama, metiendo mano en seis canciones del total, cantando el majestuoso “Oh la la” y tocando con verdadero fuego, facturando riffs y solos portensos (alucinate “Borstal boys”). Ahora estamos acostumbrados a ver al guitarrista complementando su trabajo con el genial Keith Richards, pero en los Faces Wood era el único guitarra, por lo que tendía a compenetrarse con sus demás compañeros, especialmente con Lane y con otro elemento fundamental en el sonido del grupo, el teclista Ian McLagan, quien también estampó su firma en cuatro canciones del disco. Y es que, incluso en la degradación de sus relaciones, el grupo siempre fue una unidad integrada por distintas personalidades con un objeto común: la música.

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