Una sección de: ADRIAN VOGEL.
El año pasado fue movido en asuntos relacionados con presuntos plagios. En todas las artes. Pero quizás los casos más sonados –independientemente de ser ciertas o no las acusaciones– fueron los que implicaron a Woody Allen, a Coldplay y al colaborador habitual de Raphael, el ex rockero Enrique Bunbury.
¿Pero qué es plagiar? En el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española leemos:
Plagiar.
(Del lat. plagiare).
1. tr. Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias.
2. tr. Entre los antiguos romanos, comprar a un hombre libre sabiendo que lo era y retenerlo en servidumbre.
3. tr. Entre los antiguos romanos, utilizar un siervo ajeno como si fuera propio.
4. tr. Am. Secuestrar a alguien para obtener rescate por su libertad.
David Bravo abogado experto en temas de propiedad intelectual (y azote de SGAE) en un post, referido a la polémica creada por Nach respecto al anuncio del condón, escribía “para que exista plagio, la letra o la música (del anuncio) tendría que ser una copia sustancial de la canción.”
El año ha empezado cargado de noticias en estos asuntos. Armani acusaba a Dolce & Gabbana de haberle copiado el diseño de unos pantalones. Bryce Echenique ha sido sancionado en su Perú natal con 40.000 euros por haber plagiado 16 artículos, publicados en diversos medios españoles y peruanos. Las víctimas son 15 autores distintos. Menciono estos dos casos de pasada para centrarme en el tercero y más sorprendente: Bruce Springsteen.
La semana que viene, el día 27, se publica su nuevo álbum Working on a Dream, con una campaña y un apoyo del propio Boss como nunca ha habido. Su presencia (en TV) gira alrededor de dos intervenciones estelares: sus actuaciones, primero, en “los fastos” de la toma de posesión de Obama y posteriormente en la Super Bowl del próximo fin de semana. Además de una adicional, a elegir entre la gala de los Oscars o la de los Grammy. Springsteen nunca ha sido muy amigo de actuar ante las cámaras de televisión, salvo en conciertos benéficos o acontecimientos de primer nivel. Ahí encaja perfectamente lo de Barack Obama. ¿Pero lo de la final del futbol americano cómo se come?
“Los fans de hoy en día entienden que las ventas de discos se derrumban y tienden a aceptar estrategias de marketing que en otros tiempos considerarían como pruebas que sus ídolos se habían vendido” dice Charles R. Cross, autor de Backstreets: Springsteen, the Man and his Music. Cuando aún colea la polémica sobre el CD en exclusiva para Wal-Mart (como anteriormente hicieron AC/DC o Eagles entre otros) que tanto irritó a puristas, críticos y tiendas especializadas de EEUU surge otra, la del plagio. Pero antes de centrarme en ello quisiera romper una lanza a favor del Boss y la operación Wal-Mart, porque considero que no ha sido lo suficientemente bien explicada en nuestro país. Y resumo en tres puntos:
1. De entrada el recopilatorio de grandes éxitos de venta sólo en Wal-Mart (la primera cadena estadounidense de tiendas de autoservicio de bajo precio y alto volumen) cuesta solamente 10 dólares, unos 7.70 euros. Imagino que pretende aprovechar el tirón de sus masivas apariciones televisivas (especialmente los 125 millones de personas que se estiman como audiencia de la Super Bowl) que llegarán a gente que no necesariamente sean seguidores de Bruce Springsteen.
2. El segundo punto sería las características comerciales de este tipo de operaciones de “venta en exclusiva”: no se admiten devoluciones. El producto no vendido es absorbido por el minorista y no por la discográfica. En los tiempos que corren esto es vital y mejora ostensiblemente la rentabilidad de la operación (tan sólo los costes logísticos de distribución de una devolución suponen una pesada carga).
3. Y finalmente es bueno recordar que la renovación de su contrato con Sony pertenece a otras épocas y no se ajustaba a la realidad. Ni a la del momento ni a la que se avecinaba. Se hablaba de 110 millones de dólares de adelanto por siete álbumes (y algunas de las malas lenguas habituales dicen que provocó la caída del primer ejecutivo de la compañía, Andrew Lack, en 2005, poco después de la firma). Cualquier ayuda para recuperar esa inversión es bienvenida y el recopilatorio para Wal-Mart formaría parte de este “plan de rescate”. Llegados a este punto convendría recordar que Magic, su grabación anterior, vendió poco más de un millón de copias.
Al principio de este artículo veíamos cuales eran las bases del plagio. Concepto que es totalmente diferente al de absorber y recoger influencias. Según quienes ya han oído las nuevas canciones hay mucho de los 60 y los 70. Citan ecos de la Creedence, los Beach Boys, Turtles o Byrds. Preguntado por Mark Hagen sobre estos iconos de los 60, en la entrevista publicada la semana pasada en el dominical del The Guardian, contestaba: “Escuchas trozos de ellos en todos mis discos, pero si los tienes, no tienes éste, el cual te lleva a un sitio distinto”. Aquí claramente estamos hablando de influencias. Pero…
“Outlaw Pete”, la canción que abre el disco, es otra historia. Muy americana en su texto. Una fábula sobre un personaje que no puede escapar a su pasado. “El pasado nunca es el pasado. Siempre está presente” afirma en la mencionada entrevista para seguir diciendo más adelante, después de contar la historia del forajido y el cazador de recompensas “tienes que aprender a vivir con tus pecados, aprender la historia que te cuentan. Porque te están susurrando tu futuro, y si no escuchas estarás contaminado por la toxicidad de tu pasado”.
A finales de los 70 el “Disco” invadió la escena musical. Lo contaminó todo. Dejó grandes canciones, relanzó carreras como la de los Bee Gees, dio a conocer a artistas de los cuales nunca más volvimos a saber y desapareció de forma tan fulgurante como había aparecido. Desde los Rolling Stones hasta Kiss, todos hicieron “Disco”. Y parece que en la penitencia llevamos el pecado porque “Outlaw Pete” es un plagio del gran éxito “Disco” de Kiss “I Was Made For Lovin’ You” (1979).
Los primeros comentarios aparecieron en backstreets.com, el foro de fans de la página oficial de Bruce Springsteen. De ahí saltó a la Red. Pero cogió peso cuando el pasado fin de semana The Wall Street Journal se hizo eco y apareció un montaje en youtube.
En la Web oficial se pueden escuchar unos 30 segundos de todas las canciones de Working On A Dream. Para facilitar la labor y refrescar la memoria y el recuerdo del tema de Kiss os dejo los enlaces para “Outlaw Pete” y “I Was Made For Lovin’ You”.
En mi opinión no hay dudas: es una copia (sin entrar en tecnicismos). Y ojo que es la que abre el disco y para los que lo han escuchado entero es probablemente la mejor… Resulta difícil de creer que nadie se hubiese dado cuenta en su momento (el artista, el productor, la compañía, el manager, etc.).
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