Sisa
Orgia
LP: ALS 4 VENTS, 1971
VALOR: 180 Euros
Una sección de VICENTE FABUEL.
Relativamente fácil de conseguir en cualquiera de sus varias reediciones posteriores, también en CD, la edición original del inquietante Orgia fue editada en el año 1971 por la marca catalana Als 4 Vents, el minúsculo sello impulsado por el librero Àngel Fàbregas que daría cobijo a la práctica totalidad del progresismo hispano de la época. Con una famélica tirada de un par de cientos de ejemplares, ya puedes comenzar a jurar que nunca te vas a tropezar con una copia en condiciones del original prodigio que se comenta. Por todo ello, así, a la chita callando, este objeto se ha convertido en uno de los discos menos vistos de nuestra –de por sí repleta de ediciones fantasmales– fascinante discografía “underground” de los años 70.
Aunque aún no había alcanzado el estatus de gran artista clásico que hoy luce, ya venía Sisa con una notable hoja de servicios tras haber publicado su primer single, el imponente “L’home dibuixat” (68), colaborar en el EP Miniaturas (69) junto a Pau Riba, Albert Batiste y Cachas, y haber dejado sin resuello a los pocos atrevidos que se atrevieron a pinchar su debut en grande con el LP de Música Dispersa (70). Tras tamaña demostración inicial de transversalidad e insolencia, Orgia hubo de considerarse sustancialmente como la continuación natural de Música Dispersa, poblado como estaba de todos los miembros del grupo (Cachas, Albert Batiste y Selene), similar descaro conceptual y aún mayor si cabe tendencia al desvarío psicodélico. Ni por eso ni por lo contrario, con el disco no pasó demasiado. Si la especial poética que rodeaba al personaje lo alejaba de la escena rock más prosaica, su ausencia de dogmatismos le excluía del mundo de la cançó, en resumidas cuentas un asombroso francotirador con el punto de mira –felizmente– sin definición. Sisa es Sisa.
Aunque los mejores momentos de Orgia siempre se recuerdan como rodeados de un halo festivo, inocente, provocativo y tribal, un disco, pues, más de concepto que de canciones, sin embargo emergen hoy algunas de ellas de verdadera altura, por encima de todas la lisérgica “Los Reyes del país deshabitado”, tan lograda en melodía y arreglos como sugerente desde cualquier interpretación posible sobre alteraciones en la percepción de la realidad. Ciertamente un disco libre que hoy parece despedir esa primera etapa psicodélica del músico y en el que el joven artista se hacía acompañar prácticamente de la totalidad de la escena afín a la causa: además de Música Dispersa al completo, por allí aparecen La Troupe, Máquina, Xavier Riba, Jordi Sabatés, Pi de la Serra, Pedrito Díaz e incluso RudyVentura, una presencia nada casual que ya mostraba aquel esquinado camino verde, entre Juanito Segarra y Bob Dylan, entre Bonet de San Pedro y la Incredible String Band, por el que este gran músico de Barcelona iba a transitar exitosamente a partir de entonces.