«Sus canciones forman parte de las vidas de muchas personas, son historia viva de la música popular de nuestro país, santo y seña del indie patrio»
A unos días de que Niños Mutantes bajen el telón para siempre con su último concierto (23 de noviembre en Granada) tras treinta años de historia, es momento de repasar su carrera y el fascinante legado que nos dejan. De ello se encarga Javier Gilabert, uno de los autores del libro de Juanjo Ibáñez Las noches de insomnio: la historia real de cuatro chicos que vivieron la aventura de ser Niños Mutantes.
Texto: JAVIER GILABERT.
Fotos: RUTH GIRÁLDEZ Y ARCHIVO PERSONAL DE NIÑOS MUTANTES.
«El futuro llegó y no lo vi venir», pensarán los Mutantes. Tres décadas después de que soñaran por primera vez con formar un grupo y triunfar en la música, «el futuro ha llegado sin avisar» y con él, su disolución. Sin duda, «todo va a cambiar» para la música indie nacional, aunque su legado forma ya parte de la historia de la música popular de este país.
«Un soneto me manda hacer Violante, / que en mi vida me he visto en tanto aprieto», comenzaba diciendo Lope de Vega en uno de los sonetos más célebres de la historia de los ídem. Pues bien, algo así, aunque a la manera de Bill Murray en Atrapado en el tiempo, me sucede a mí ahora. Me corresponde —y es un honor, no os quepa la menor duda—, firmar en EFE EME el artículo que cierre oficialmente la historia de un grupo que durante treinta años ha formado parte de la banda sonora de tantas y tantos lectores de esta revista y que, en innumerables ocasiones, ha pasado por ella: nada menos que Niños Mutantes.
Nani Castañeda: «Ha sido muy doloroso tener que tomar esta decisión, pero para nosotros está siendo un regalo poder disfrutar de esta sensación de homenaje en vida»
Y menciono al bueno de Phil Connors porque no es la primera vez en los últimos meses que me piden algo similar: ya lo hizo Juanjo Ibáñez allá por el mes de mayo cuando me invitó a colaborar en Las noches de insomnio: una biografía mutante (Roca Editorial, 2024) —un libro que os recomiendo encarecidamente si sois seguidores de la banda y queréis conocerla en profundidad— que, como su propio nombre indica, viene a biografiar la trayectoria del grupo granadino durante sus tres décadas de existencia, y en el que acabé entrevistando a sus integrantes, partiendo de una selección de sus canciones, para escribir un capítulo que introduje con unas palabras que se ajustan perfectamente a lo que vengo a hacer en estas líneas: expresar qué supone para mí, y quiero creer que para muchas y muchos de sus fans, constatar que la noticia de su disolución es un hecho. Y que cuando el próximo 23 de noviembre suenen en Granada los acordes de la última canción, será el momento oficial de la despedida de un grupo que, allá por 1994, comenzó a hacer felices con su música a varias generaciones de mutantes. Decía algo así:
«El futuro llegó y no lo vi venir», pensarán los Mutantes. Tres décadas después de que soñaran por primera vez con formar un grupo y triunfar en la música, «el futuro ha llegado sin avisar». «Qué difícil es todo ahora», seguro que se dicen los unos a los otros con palabras y miradas cargadas de tristeza, de añoranza. «Las cosas que dije no sé si eran ciertas», nos cantaban; pero qué más da si lo eran o no: esta decisión es una de esas «estrategias de supervivencia» en las que son expertos. Y es necesaria.
Juan Alberto Martínez: «Hemos sido libres, hemos sido currantes, hemos seguido siempre investigando y trabajando y, al final, gracias a la aportación de cada uno, quedan unas cuantas buenas canciones»
«Es tan difícil encontrar amor», afirmaban también. No obstante, las canciones mutantes, unas ciento cincuenta a lo largo y ancho de dos docenas de elepés y de epés, un disco de versiones y otro de prematuro homenaje en su vigésimo aniversario, forman ya parte de las vidas de muchos miles de personas cuyo devenir ha discurrido paralelamente a la carrera de un grupo que es historia viva de la música popular de nuestro país, santo y seña del indie patrio.
«Nosotros no somos más que náufragos que buscan su lugar», sostenían —y con razón—, aunque quizá no sean aún conscientes de que lo encontraron. Qué duda cabe de que, a base de trabajo y de honestidad, han sabido hacerse un hueco en un rincón del consciente y del subconsciente de quienes ahora leéis estas líneas, de todas las personas que vibran en sintonía cuando suenan las primeras notas de cualquiera de sus composiciones.
«Hazme llegar una señal», habrán musitado en su fuero interno. Y la señal llegó alto y claro. «Porque no podemos cambiar el tiempo ni el lugar», pensarían; «no desperdicies tu buena suerte», el momento es ahora. Es muy probable que, al hacer balance de estos treinta años de carrera, se hayan conjurado unos a otros: «Elévame, sálvame, dame fuerza», compañero. Y habrán de recurrir a los «recuerdos a la carta», o al «olvido selectivo», entonar incluso el conocido mantra: «Dígame qué tengo que pensar. Dígame algo con sentido», apelar a todo aquello en lo que creen para que la música, a la que pueden llamar «mi mundo» sin miedo a equivocarse, entreabra una puerta por la que salir con la cabeza bien alta, con la seguridad de que nunca se cerrará del todo.
Juan Alberto Martínez: «Hemos sido libres, hemos sido currantes, hemos seguido siempre investigando y trabajando y, al final, gracias a la aportación de cada uno, quedan unas cuantas buenas canciones»
«Dicen que tú y yo seremos gente normal, igual que ellos», me confiesan, porque quizá ese sea su secreto: son gente normal que vive la música de una forma única. Es otra la escena, aunque seguro que en su interior resuenan sus propias palabras: «sé que no voy a cambiar y que voy a morir así». Y aunque tú y yo les pidamos una y mil veces que se lo piensen bien, estoy seguro que «nada» de lo que podamos hacer o decir va a cambiar su respuesta: «Yo no puedo darte lo que quieres porque soy errante mutante».
Y es que, a pesar de que esto no es un adiós, sino una mutación más, lo que nosotros querríamos es que se quedaran tal y como son y serán siempre: los Niños Mutantes».
(Fragmento del capítulo “Una mutación: 30 años en 12+1 canciones”, por Javier Gilabert, extraído del libro Las noches de insomnio. Una biografía mutante (Juanjo Ibáñez. Roca Editorial, 2024)
Hablando con Niños Mutantes
En las extensas entrevistas que les hice para escribir aquel capítulo me guardé una cuestión para el final. Era, sin duda, la más difícil y, aunque finalmente no la incluí en el libro, resulta providencial para cerrar este artículo, pues les pedía que ahora que todo ha terminado y se están despidiendo de la mejor manera posible, sobre los escenarios, me transmitieran su impresión sobre este momento único que están viviendo. Se me ocurre que si tuviera que poner de fondo una música mientras nos la responden, “Sapos y culebras” (Todo es el momento, 2008), en la que nos decían aquello de «Llega el tiempo de pensar / que el futuro es un buen lugar», sería la canción perfecta. Si podéis, ponedla de fondo mientras leéis sus palabras:
Nani Castañeda: «Ha sido muy doloroso tener que tomar esta decisión. Evidentemente, no todos lo teníamos igual de claro, pero para nosotros está siendo un regalo poder disfrutar de esta sensación de homenaje en vida. Es un lujo que no todo el mundo puede permitirse. Estamos viviendo experiencias únicas y muy hermosas este año que, de no ser por haber dado este paso, jamás habríamos conocido. Es mejor que caer en la rutina y en la decadencia. Creo que nos hará valorar más lo que hemos conseguido, permite el abrazo de la gente y también que desaparezca cualquier aspereza que pudiera haber habido entre nosotros».
Andrés López: «Disfrutemos de todo esto, después de treinta años nos lo merecemos. La despedida llega cuando estamos sonando mejor que nunca, que es lo mejor que nos puede pasar»
Juan Alberto Martínez: «Nos hemos quedado a gusto y hemos hecho lo que teníamos que hacer. Personalmente, pensaba que seríamos de esos que mueren encima del escenario y mantienen el proyecto toda la vida. Pero una vez tomada la decisión, me quedo con la sensación de misión cumplida. Sobre todo, al ver todo lo que la gente ha dicho sobre nosotros en estos últimos meses. Visto con perspectiva, opino que hemos sido libres, que hemos sido currantes, que hemos seguido siempre investigando y trabajando y que al final, gracias a la aportación de cada uno, quedan unas cuantas buenas canciones. Por supuesto que también hay canciones malas y canciones mediocres, pero en cada disco hay como mínimo un par de ellas que son dignas de ser recordadas y que sabemos positivamente, porque la gente así nos lo manifiesta, que se recordarán. Y aunque defiendo que lo trascendente no es la posteridad, porque de esa uno no se entera y lo importante al final es lo que te llevas en vida, pienso que a nivel musical hemos hecho lo que teníamos que hacer».
Migue Haro: «Nunca hemos tenido la sensación de que la música haya sido un trabajo ni haya supuesto un esfuerzo extra. Si nos observas desde fuera, ves unos tíos que, además de llevar para adelante el grupo, trabajan, tienen su familia, sus niños… Que debe de ser durísimo compaginar todo. Pero nosotros no lo hemos vivido así en absoluto. Al final hemos comprendido que nuestro lugar estaba en ambos mundos».
Andrés López: «Disfrutemos de todo esto, puesto que después de treinta años nos lo merecemos. También en el escenario, con la libertad que da no tener que demostrar ya nada. Además, la despedida llega cuando estamos sonando mejor que nunca, que es lo mejor que nos puede pasar. Y pienso, con toda humildad, que todavía hay gente que no nos había escuchado que puede que lo haga después de todo esto y que diga: «¿Por qué nadie me había hablado hasta ahora de los Niños Mutantes?».
El legado mutante
– Periodo de actividad: Desde principios de 1994 a 23 de noviembre de 2024, en el Teatro CajaGranada, de Granada. El primer bolo fue en una antigua discoteca de Lanjarón, en el descanso de un concierto de Mamá Baker.
– Músicos que han formado parte de la banda:
Miguel Haro (bajo), Nani Castañeda (batería), Juan Alberto Martínez (voz y guitarra), Andrés López (guitarra)
También han formado parte de Niños Mutantes:
– Manuel Requena (guitarra; 1998-2004)
– Rafael Torres (teclados; 2000-2001)
– Alonso Díaz (teclados; 2017-2019)
– Toni Jiménez (teclados; 2019-2024)
-Discografía:
– Elepés
- Mano, parque, paseo (Astro Discos, 1998)
- Otoño en agosto (Astro Discos, 2000)
- El sol de invierno (Astro Discos, 2002)
- Una colección de singles (Astro Discos, 2005)
- Todo es el momento (Astro Discos, 2008)
- Las noches de insomnio (Ernie Records, 2010)
- Náufragos (Ernie Records, 2012)
- El futuro (Ernie Records, 2014)
- DIEZ (Ernie Records, 2017)
- Ventanas (Ernie Records, 2020)
- Cuchillos y diamantes (Ernie Records, 2022)
– Epés
- Katherine (Astro Discos, 1998)
- Veneno-Polen (Astro Discos, 1999)
- Versiones autorizadas (Astro Discos, 2000)
- Nuevas conversaciones en el Simca (Astro Discos, 2002)
- Las horas perdidas (Astro Discos, 2004)
- Mil disparos (Astro Discos, 2004)
- Capitán Cobarde, oso polar y otros cuentos (Astro Discos, 2005)
- Me da igual lo que te pase (Astro Discos, 2005)
- Diez&Medio (Ernie Records, 2018)
– Número de canciones: Alrededor de 150
– Número de conciertos: Más de 1.000
– Otros países en los que han tocado: México, Colombia, Venezuela, Panamá, Reino Unido y Alemania.
– Número de conciertos de la gira de despedida: Unos veinte desde que anunciaran su disolución, pero los «conciertos finales» —como los han llamado—, en salas, de repaso extenso de la carrera, son diez.
– Artistas con los que han colaborado: En directo han tocado con leyendas como Raphael o Miguel Ríos, y también con artistas de su generación como Amaral, León Benavente, Lori Meyers, Zahara, Viva Suecia, Sidonie, Antonio Arias, Fernando Alfaro, La Habitación Roja, Maga, Anni B Sweet…
– Productores con los que han trabajado: En orden cronológico: Paco Loco, Pablo Iglesias, Fino Oyonarte, JASS, Carlos Díaz, Ricky Falkner, Abraham Boba y César Verdú de León Benavente, Christina Rosenvinge, Noni y Doria de Lori Meyers, Raúl Pérez (La MIna), Carlangas y Anxo de León Benavente y por último, Ángel Luján, al que están muy unidos desde 2020.
– Reconocimientos:
– Premio al Mejor Disco del Año de la Música Independiente para Naúfragos, en 2012.
– Premio Pop Eye 2012 a mejor álbum, por el mismo elepé, y luego a la mejor canción por «Hermana mía» en 2014.
– Medalla de Honor de la Provincia de Granada (2024), aquel 10 de enero de 2016.
– Bandera de Andalucía de las Artes (2024).
– Medalla de Oro al Mérito de la Ciudad de Granada (2024).