EL MIÉRCOLES, CANCIÓN
«Regresa del inframundo apartando de un manotazo todas esas bocanadas de tristeza secreta, mostrándonos al Enrique que nos hemos perdido»
Escondida desde 1993, el hallazgo y la recuperación de un tema inédito de Enrique Urquijo y Los Problemas, versionando a Gato Pérez, se convierte en nuestra canción favorita de la semana. Por Arancha Moreno.
Texto: ARANCHA MORENO.
Foto superior: DOMINGO J. CASAS.
«Qué buenas son las canciones cuando el cantante se las cree». No lo digo yo, lo dijo José María Granados al escuchar “Se fuerza la máquina”, la versión inédita de Enrique Urquijo y Los Problemas que, milagrosamente, acaba de ver la luz. Encapsulada durante más de treinta años, cuando ya creíamos que lo habíamos escuchado todo de Enrique, descubrimos que no, que nos aguardaba una sorpresa a la vuelta de la esquina. Que aún quedaban retales de vida congelados en unas viejas cintas de 1993. Y que ahí, en una versión completamente inesperada de Gato Pérez, Enrique estaba más vivo que nunca.
Lo más impactante de este tremendo hallazgo es, quizá, cómo resucita. Regresa del inframundo apartando de un manotazo todas esas bocanadas de tristeza secreta, mostrándonos al Enrique que nos hemos perdido, ese tipo de mirada burlona cuando el micrófono le quedaba lejos. Un Enrique que aquí se muestra vivaz, arrollador y contagioso, dejándose llevar por ritmos completamente antagónicos a los que solía habitar. Cantando como nunca antes, con un espíritu lúdico que solo conocían sus más allegados. Ese espíritu que le llevó a desmarcarse de Los Secretos para caminar por su cuenta junto a Los Problemas, enfrentándose a la música de una manera espontánea y libre. Así ocurrió con aquel debut homónimo de 1993, que comenzaba versionando a José Alfredo Jiménez, “Un mundo raro”, y acababa interpretando a Alaska y los Pegamoides con “El hospital”. Dos canciones unidas por una manera extraña de mirar -o sufrir- el mundo, compuestas por artistas a priori en sus antípodas creativas. Así usaba su libertad Enrique, demostrando lo que decía Granados: lo buena que es una canción cuando el cantante se la cree.
En aquel debut se creyó también otras canciones ajenas. “Historia de play-back”, de Radio Futura. “Se me hizo fácil”, de Agustín Lara. “Atrás”, de su amigo Antonio Vega en la etapa de Nacha Pop. “Sábado a la noche”, de Moris. El resto fueron reinterpretaciones acústicas de temas de Los Secretos, y hasta ahí pensábamos que había llegado. Pero no. Resultó que había algunos retales más, retales que hasta ahora no se habían podido traspasar al formato digital por una máquina que andaba estropeada. Menos mal que estaba ahí, siempre atento, David Bonilla, que trabajó codo con codo con Enrique al poco de desembarcar en DRO, allá por los noventa; un tipo que siempre saca lo mejor de cada artista, de cada disco, de cada canción. Fue un empeño suyo desempolvar las tres cintas, con más de una treintena de pistas, y extraer aquel material, que ha mezclado y remasterizado el productor Santi Fernández, batería también de Los Secretos. «Ha sido el trabajo más bonito de mi vida», ha dicho Santi, que se ha enfrentado a esas grabaciones en bruto para desbrozar la maleza y devolvernos a un Enrique «en estado puro, en carne viva, como nunca le habíais oído antes», asegura en sus redes sociales.
En noviembre hará 25 años de la muerte de Enrique y Warner ha querido rendirle homenaje así, desenterrando aquella voz que vibraba junto al acordeón de Begoña Larrañaga, las mandolinas de Pedro López, las guitarras de Ramón Arroyo, el bajo de Iñaki Conejero y el violín de Fermín Aldaz. Sesiones que, según cuentan, estuvieron salpicadas «de incidentes, caos, desencuentros y fricciones dentro y fuera del estudio», por lo que la grabación se prolongó varios meses, aunque originalmente iba a hacerse una semana. Así y todo, el resultado es un reflejo personalísimo del mundo interior, la riqueza y el eclecticismo que habitaban en Enrique Urquijo. El principio de un camino cuyo horizonte podría haber sido infinito, si aquel 17 de noviembre de 1999 hubiese sido distinto.
Faltan solo unas semanas para que se reedite esta nueva versión de aquel debut, con otras tantas tomas de canciones que no llegaron a ver la luz y un libreto que continúa la senda de los dos discos anteriores, minimalista y tierno, del que se ha vuelto a encargar Almudena Navarro. Enrique resucitará el próximo 15 de noviembre, y será como si no se hubiese ido. Mientras tanto, después de una docena de escuchas aún seguimos impactados por “Se fuerza la máquina”. Impactados por lo que era, pero también por lo que pudo ser y no fue. Por cómo hace suya la letra de Gato Pérez sobre el oficio del músico, la erupción y la adrenalina que rodea al mundo de las canciones. Una mirada singular a ritmo de salsa y rumba, vivaz, arrolladora y jaranista, de un músico que en aquellos días sentía toda la vida por delante.
En los últimos días, además, han visto la luz otras canciones preciosas, como “La materia”, un nuevo adelanto del que será el primer disco íntegramente en castellano de Alondra Bentley. También “Brillaban por mí”, de Andrea Buenavista, el “Pop seeds” de Jesus and Mary Chain o “El borde del mundo” de Valeria Castro. Estas, y otras canciones, se cuelan en nuestra lista con lo mejor de la última semana.
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