DISCOS
«Lo que realmente distingue a este álbum es la forma en que Khruangbin abraza el pasado para crear un nuevo futuro»
Khruangbin
A la sala
DEAD OCEANS / POPSTOCK!, 2024
Texto: XAVIER VALIÑO.
A casi diez años de la edición de su debut, Khruangbin se encuentra en el momento de mayor repercusión pública. Han sido años en los que el trío formado por Mark Speer, Laura Lee y Donald Johnson conseguían desprenderse de su halo de ente exótico, caracterizado por una música instrumental atípica y con lazos con otras latitudes. La banda no es ya, pues, una de esas joyas escondidas, incomprendidas o esperando a ser descubiertas desde hace bastante tiempo.
Las canciones de A la sala suenan ya a algo conocido, si el oyente había accedido antes al particular mundo de la banda, mientras que, por otro lado, mantienen su esencia de viaje de aventuras a través de culturas y tipos de música lejanos. Ese proceso de redescubrimiento y reinterpretación da como resultado una experiencia auditiva inmersiva que resulta familiar y refrescante. Temas como la deliciosa “A love international” y “Pon pón” invitan al oyente a una fiesta intercontinental, mientras que “Hold me up (Thank you)” y “Todavía viva” desprenden una atmósfera cálida y familiar con sus ritmos funky y texturas melódicas.
Lo que realmente distingue a este álbum es la forma en que Khruangbin abraza el pasado para crear un nuevo futuro. La banda se basa en grabaciones y experimentos anteriores, que nutren la inspiración del disco. Sin embargo, en esta ocasión un tono de mayor nostalgia aflora aquí y allá, como en la evocadora “May ninth”. En “Caja de la sala”, el rasgueo de la guitarra de Mark Speer suena inequívocamente más melancólico. Khruangbin también mantiene bajos los latidos por minuto en “Three from two”. Una nube impide que el sol brille en las últimas cuatro canciones del álbum, lo que hace que el tramo final parezca un poco más oscuro, pero no por ello menos interesante. Si habitualmente la banda suena soleada y sensual, con lo expuesto en esa segunda parte logra, quizá de forma algo contradictoria, darle un giro refrescante a ese ente singular que sigue siendo Khruangbin.
–
Anterior crítica de discos: Nuevo color, de Mamá.