DISCOS
«Un álbum de excepcional belleza marcado, en todo momento, por la hermosa y frágil voz de Gibbons»
Beth Gibbons
Live outgrown
DIMONO / MUSIC AS USUAL, 2024
Texto: XAVIER VALIÑO.
Tras tres álbumes de estudio y un disco en directo de Portishead, su proyecto con Rustin Man en 2002 y un álbum con Krzysztof Penderecki y la Orquesta Sinfónica de la Radio Polaca, Beth Gibbons parecía haberse fundido a negro. Y eso que hace casi once años que el sello Domino anunció su fichaje y un disco a continuación. Estos dos lustros los ha invertido Gibbons en componer una decena de canciones que ahora publica a sus 59 años y que son resultado de una reflexión sobre los cambios en su vida, en los que la maternidad, el miedo, la menopausia y la mortalidad son los temas dominantes.
Muchas de las canciones de Lives outgrown no requieren más que guitarra, piano y la voz de Beth Gibbons para sonar atmosféricas, a veces un poco siniestras, pero sobre todo conmovedoras. No resultan precisamente edificantes, en especial debido a sus letras. “Tell me who you are” comienza con «Si pudiera cambiar lo que siento / Si pudiera hacer que mi cuerpo curara». “Floating on a moment” termina encantadoramente con un coro infantil, pero también con el mensaje «Simplemente nos recuerda / Que todo lo que tenemos es aquí y ahora». “Burden of life” presenta una interacción absolutamente bella entre el violín y la voz de Gibbons, pero el título (“La maldición de la vida”) habla por sí solo. Y “Lost changes” concluye imponente con «Y todo lo que quiero es que me quieras / Como solías hacerlo / Y todo lo que quiero es amarte / Como solía hacerlo».
Por momentos, el álbum se vuelve más emocionante, como en “Rewind”, donde la guitarra resulta muy prominente. Y, tan pronto como el ex baterista de Talk Talk, Lee Harris, se involucra con una canción, todo adquiere otra dimensión: “Reaching out” es una pista hipnóticamente pulsante, casi fascinante, al estilo Portishead, con los metales dando la bienvenida. En “Beyond the sun”, una cacofonía de trompetas y tambores que surgen repentinamente brindan una resurrección temporal. Y con la pastoral “Whispering love” el disco finaliza afortunadamente con una nota esperanzadora («Oh, susurrante amor / Sopla a través de mi corazón / Cuando puedas»), poniendo una conmovedora conclusión a un álbum de excepcional belleza marcado, en todo momento, por la hermosa y frágil voz de Gibbons.
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