Jaime Urrutia: «No echo de menos nada, ni el éxito»

Autor:

«Con Gabinete Caligari creo que tuvimos suerte»

Tras una larguísima etapa sin nuevo material discográfico, pero con giras intermitentes, Jaime Urrutia regresa a la carretera con la gira La culpa es mía. Y se acaba de editar en vinilo su estreno en solitario, Patente de corso. Mientras, trabaja en nuevas composiciones. Una entrevista de Carlos H. Vázquez.

 

Texto: CARLOS H. VÁZQUEZ.
Fotos: RICARDO RUBIO / CÉSAR ZAPPA.

 

Martes de carnaval. Martes día 13. Hoy hay quien no pasa por debajo de una escalera y esquiva a los gatos negros, pero de noche, como se sabe, todos los gatos son pardos y a estas horas de la tarde, con el sol cayendo en la calle Alcalá, detrás de la plaza de toros de Las Ventas, se siguen santiguando los que se encomiendan al cielo para pedirle a Dios que reparta suerte. Por aquí viene Jaime Urrutia, con gorra chulapa y chaquetón, entrando al bar con su porte de clásico. Es inconfundible su voz cuando saluda al personal.

Su próxima gira tiene una premisa: «La culpa es mía». Esto se sabrá a lo largo de la siguiente entrevista con Urrutia, que viene con aires renovados y una buena nueva: vuelve al ruedo con una banda diseñada para la ocasión, que debutará el próximo 18 de mayo en el Teatro Barceló de Madrid. A esta fecha le seguirán otras muchas más. Fuera de la M-30, a Jaime le quieren dar un abrazo de bienvenida, aunque lo suyo no ha sido una despedida, sino un «nos vemos en los bares», como el que no quiere la cosa. Urrutia se sienta y en la mesa le sirven un refrigerio con sendos pinchos de tortilla española, porque aquí, por estos pagos, lo castizo manda. ¡Salud!

¿Cómo te trata la vida, Jaime?
Bien, me trata bien. He estado dos años un poco perdido por diferentes motivos que tampoco voy a contar, pero ahora estoy con ganas de volver. Tampoco lo he dejado totalmente. Estuve tocando con Los Corsarios un poco el año pasado. Pero bien, la vida me trata bien.

¿Costó remontar después de la «ruinaza» de la pandemia?
Costó mucho remontar, sí. Estuvimos parados un año y poco a poco fuimos empezando a tocar un poquito, pero tranquilamente; no había ninguna prisa. En ningún momento he dejado de tocar, pero fue muy poquito a poco y tranquilamente.

¿Qué planes tienes ahora de cara al futuro?
Pues tengo planes de seguir ensayando con una nueva banda… y ahí estamos, ensayando. También me gustaría mucho sacar un disco, pero eso tardará más. No sé con qué… Ya veré con qué músicos. Tengo seis o siete temas. Todavía me falta un poco acabarlos, pero bien.

Uno de esos temas, si mal no recuerdo, se titula “Un mundo mejor”, ¿verdad?
Sí señor, un tema un poco [John] Lennon. Es una canción que hice con Esteban [Hirschfeld], el teclista, y creo que estaba bastante bien. Me gusta mucho. El tema está maquetado y, como te digo, lo prepararé para grabarlo en el estudio con el nuevo grupo.

¿Cómo has buscado a los nuevos músicos?
Me los ha buscado mi mánager, César Zappa. Ahora estoy con él. Son Alexis Hernández, Juan Luis Ambite, Nacho Álvarez y Carlos Nebot. Ya estoy ensayando con ellos, llevamos como cuatro ensayos y pensamos empezar a tocar en abril. Se está preparando todo de nuevo para hacer una gira.

¿Cuál va a ser el repertorio?
Pues en principio el que llevaba con Los Corsarios. No he modificado nada el repertorio, siguen siendo las mismas canciones. Tampoco tengo nada nuevo que ofrecer hasta que saque un nuevo disco, tranquilamente; entonces seguiremos con material nuevo.

De aquellas canciones a medio terminar, recuerdo que me contaste que había tres buenas y que en el sello [Warner] te dijeron que no estaban bien.
Sí. Se las enseñé sin letras y las escucharon, como el Patente de corso, que también lo enseñé en su día sin letra. Pero bueno, me dijeron eso, que no les gustaban mucho… Lo que pasa es que la relación con Warner tampoco existe. Cuando Patente de corso firmé un contrato que ellos renovaban según las ventas y eso. Pero ha entrado ahora un director nuevo [Guillermo González] que viene de Sudamérica, según me han dicho. Ya no están ni Charly [José Carlos Sánchez] ni Alfonso [Pérez], que eran mis valedores. Entonces, ya veré cómo lo lanzo, pero la idea es sacarlo con Warner.

Pero ¿no se ha roto el contrato con Warner?
Es que no sé si existe bien. Estoy un poco perdido.

Se acaba de reeditar Patente de corso en vinilo…
Sí, me llamaron el otro día para decírmelo. Pero, como te decía, la cosa sería sacar un disco sí o sí.

¿También de manera independiente?
Hombre, yo preferiría con Warner, ¿no? Pero no sé qué les va a parecer, porque no sé si este tío…

¿Guillermo González?
Sí. No sé si él me conoce. No tengo ni idea.

¿Cómo ves el panorama actual? ¿Qué te interesa ahora de la música?
Poquitas cosas. Sigo siendo muy clásico. La verdad es que me interesan poquitas cosas. Hay cosas con las que no trago, como el reguetón, por supuesto, pero me interesa lo de siempre, lo clásico.

¿Te consideras un clásico?
¿Yo? Sí, un clásico en España.

Un clásico cuyo lanzamiento más reciente es un single de siete pulgadas con Doctor Explosión.
Es una cosa que grabamos hace tiempo. Están las canciones “Ella no eres tú” y una versión de “Pitusa” que hicimos para el documental La fuerza de la costumbre, de Carlos Duarte. La canción está bastante bien. Me ha dicho Jorge Explosión que le llamaron hace poco para hacer un bolo con Doctor Explosión en La Coruña este verano, pero no sé si podré… A ver si lo puedo hacer. Cantaría las dos canciones con Jorge Explosión.

Anteriormente, estabas entre Madrid y Valencia, donde Esteban Hirschfeld tiene su local, pero él ya no está en la banda. Entiendo que Valencia ahora te pilla un poco a desmano.
Sí. Me pillaba muy a desmano. Ese ha sido uno de los motivos por los cuales los he dejado. Me apetecía también tocar con otros músicos. Llevaba muchos años tocando con Esteban, muchos años. Pero espero que vaya mejor ahora, a ver qué tal.

Ambite continúa desde los tiempos de Patente de corso.
Sí. Ambite vive en Guadalajara. Viene y va. Tiene una casa en Madrid y es bastante accesible tocar con él.

¿Cómo se ha tomado Esteban que ya no cuentes con él?
Pues me contestó «suerte» en un WhatsApp.

¿Crees en la suerte, Jaime?
Sí, creo en la suerte. Hay que tenerla en la vida en todo momento. Por ejemplo, con Gabinete Caligari creo que tuvimos suerte.

Pero eso ya no es solo suerte…
No, pero yo digo sobre todo al principio, cuando nos dimos a conocer. Había muchos grupos en aquella época y, bueno, también fue con mucho esfuerzo, ¿no? Pero… tuvimos suerte.

¿Qué recuerdos tienes de aquella época primera? Porque los cambios de sonido de Gabinete fueron bastante diferentes.
Sí. En la primera época, sobre todo, fue Eduardo Benavente, que nos impulsó mucho. Él estaba en Alaska y los Pegamoides y nos dio mucha confianza. Tocábamos los temas y él venía al local de ensayo. Mediante el sello Tres Cipreses se pudo grabar el disco independiente con Parálisis Permanente, por eso digo que ahí también hubo suerte, porque conocíamos a Eduardo e hicimos el disco, entonces a partir de ahí nació todo. Después, es verdad, cambiamos de estilo y, bueno, con la mili dejamos el rollo siniestro y empezó todo lo castizo.

Aunque tengas suerte, ¿también hace falta talento?
Por supuesto. Es una cosa que suele pasar, porque por muy bien que toques hay gente que tiene mucho talento y se queda ahí. Ha pasado mucho, bastantes veces, aunque no siempre, pero por eso digo que también hay que tener suerte.

¿Has escuchado la versión que ha hecho Quique González de “Tócala, Uli”?
No, no. No tenía ni idea. ¿Dónde sale?

En un disco titulado Copas de yate, vol. 1.
Pues no lo sabía.

¿Qué te parece qué generaciones posteriores hagan versiones de Gabinete Caligari?
Me parece cojonudo, tío, es un halago. Mira, Carlos Goñi me llamó el otro día, se puso en contacto conmigo, porque va a hacer una versión de “¿Dónde estás?”. Sacará un disco con muchas versiones de varios músicos. Carlos en realidad es un poco de nuestra generación, es un poquito más joven, pero me parece cojonudo. Las canciones están para eso, ¿no?, para disfrutarlas y hacer versiones, y es una forma de halago al compositor, en este caso a Gabinete.

¿Qué diferencia hay para ti entre tocar la guitarra y componer nuevas canciones?
Toco la guitarra para practicar. Me pongo discos que me gustan y así practico. Y para componer una canción nueva, cojo la guitarra con una idea en la cabeza y la trabajo. Normalmente tardo poco, pero vamos, lo de la guitarra es más para ensayar.

Siempre has dicho que creías en John Lennon, pero él no creía ni en Dios ni en The Beatles, solo en él. ¿En qué crees tú?
Yo creo en mí y en mi música. Es mi manera de ser, la manera de ser de Jaime Urrutia. Creo en la música, en las canciones que hago y en mí.

¿Y cómo es la manera de Jaime Urrutia?
Un poco complicada. Bastante complicada. Como soy muy tímido, me cuesta darme a conocer.

¡Cuesta creerlo!
Sí, hombre, soy muy tímido. Desde pequeñito era tímido.

También eres el pequeño de la familia.
Sí. Me puse a cantar con Gabinete porque tampoco había otro. En Ejecutivos Agresivos estaba Carlos Entrena y yo, bueno, hice alguna canción que canté, como “Hay pelea” y alguna más. Y ya, en Gabinete, cuando entré, yo ya cantaba así. Ferni [Presas] y Edi [Clavo] no cantaban nada, entonces tuve que hacer el esfuerzo de salir delante del público y, digamos, dar la cara un poco más.

De hecho, en Ejecutivos Agresivos estabas sustituyendo a Poch.
Así es, como guitarrista. En mis planes no estaba cantar. Bueno, hacer coros y eso me gustaba, pero en principio no, así que entré como guitarrista, pero Carlos vio que yo también cantaba, le presenté algún tema y le pregunté qué le parecía. Lo clásico. Pero esto de cantar ante tanta gente y la timidez suele pasar; te sobrepones y te acostumbras también. Al principio lo pasaba bastante mal, pero me acabé acostumbrando.

«Creo en la música, en las canciones que hago y en mí»

 

¿Alguna vez has dejado de creer en ti?
No.

¿Te arrepientes de haber dicho que te querías retirar?
Es una ilusión que tengo: retirarme y dejar un buen sabor de boca, y no hacer nada. Bueno, la vida da muchas vueltas y ahora me apetece seguir. Pero sí que hay motivos ciertos para retirarme. Siempre lo pensé, incluso con Gabinete lo dije un día, ante el gran cabreo de Ferni y Edi, cuando “La culpa fue del cha-cha-chá”, que me gustaría retirarme. Tenía treinta y pico años, supongo que ya estaba pensando en hacer algo. La verdad es que siempre me ha apetecido retirarme y dejar un buen sabor de boca, quitándome un poco la responsabilidad de hacer canciones y de estar en un grupo.

¿Por eso esta gira se llama La culpa es mía?
Sí, más o menos. No sé si el título está bien [risas]. Pero la culpa es mía, efectivamente, sobre todo por “La culpa fue del cha-cha-chá”, que es una canción que a ellos, Ferni y Edi, no les gustaba. También porque en realidad la culpa de la separación de Gabinete fue mía y ellos no se querían separar, lógicamente. Así que, bueno, es una forma de aceptar la culpa y me parecía que era gracioso ponérselo a esta gira.

No hace mucho, en una entrevista en ABC, dijiste que te plantearías tocar con Gabinete Caligari si hubiera «una oferta cojonuda».
Es así. He leído que Edi jamás tocaría conmigo. Pero yo sí, si pusieran mucho dinero no diría que no, que es lo que dije en aquel momento. Sé que hubo conversaciones de alguien que habló con cierta persona y tal y cual, y que nos ofrecían un dinero que no estaba mal… Hablaron conmigo, con Ferni y con Edi, y creo que los tres estábamos dispuestos.

¿Y qué sucedió después? ¿Por qué no se dio la reunión?
Porque después llegó otra persona que me aconsejó que no lo hiciera porque no tenía buen crédito, que era algo para blanquear dinero y no sé qué. El caso es que no me gustó y no llegamos a seguir adelante.

¿Crees que llenaríais un WiZink, por ejemplo?
Tengo la duda. Depende mucho de la promoción. Pero Gabinete nunca fuimos un grupo de masas, de mucha gente.

Bueno, pero tocasteis en Las Ventas.
Es cierto. Cuando Privado. Sí. Ahí metimos, no sé… once mil personas.

¿Uno echa de menos los escenarios cuando está lejos de ellos?
Sí. Es lo que me ha sucedido en todo este tiempo, aunque haya estado girando, he echado de menos la adrenalina en el escenario, que te hace muy adicto.

¿Sigues pensando que el rock está pasado de moda?
No. Sigo pensando que hay gente a la que le gusta el rock, pero es como lo que dijo Jim Morrison, que el rock había muerto. Normalmente eso se dice para epatar.

¿Será que ya no hay ni estilo ni personalidad, como dice la letra de “¡Caray!”?
Sí. Es lo que pasa en el rock, efectivamente. Faltan cantantes y gente que haga buenas canciones de esto.

 

«Es una ilusión que tengo: retirarme y dejar un buen sabor de boca, y no hacer nada»


¿El pensamiento del retiro es un pensamiento que ha reposado mucho?
No, lo he pensado continuamente. En 2005, cuando saqué el segundo disco, El muchacho eléctrico, conocí a May Paredes. Como estaba muy bien con ella, pensaba mucho que ya había dado suficiente en la música y que me iba a vivir con ella y me retiraba. Es lo que pensaba y lo sigo pensando, aunque después las cosas no se han dado.

Después de El muchacho eléctrico, publicas Lo que no está escrito.
Y el directo En Joy.

Pero, ¿Patente de corso fue tan bueno que era difícil de superar con los siguientes discos?
Sí, es cierto. Me costó muchísimo, incluso el mismo sonido. El muchacho eléctrico apenas lo oigo.

No es mal disco El muchacho eléctrico.
Bueno… Hay cosas que me gustan más. Me puse el listón muy alto, me parece. De hecho, gente como Carlos Segarra me dijo que Patente de corso era el mejor disco que había oído de debut de un cantante de un grupo español, cosa que me halagó mucho. Pero son canciones que se hicieron en una época. Hace poco escuché entero Patente de corso y sigo pensando que es un gran disco. Entonces pienso que sí, que puse el listón muy alto.

A lo que iba: ¿qué sucedió entonces con Lo que no está escrito?
Es un disco que no me terminó de gustar demasiado. La idea era grabar con Jorge Explosión en su estudio de Gijón, en Circo Perrotti, con todo analógico, y también con Esteban Hirschfeld, que también era el productor. La idea era sacar algo más vintage, pero al final tampoco salió.

Tengo entendido que Enrique Bunbury iba a ser el productor de Lo que no está escrito.
Efectivamente, sí. Enrique escuchó algún tema que le pasé entre los años 2008 y 2009, pero después se fue a América definitivamente y no me contestó.

¿Sigues manteniendo relación con…?
No. Ni con el Loco ni con Enrique. Calamaro de vez en cuando me escribe. Es muy cariñoso.

¿Qué te parece lo último que está publicando Calamaro?
Mantiene un estilo clásico. A mí también me ha pasado, lo de repetir un poco la fórmula, a pesar de que de vez en cuando hay un tema que es una joya. Pero es muy difícil mantener que las diez canciones sean buenas. A Calamaro lo adoro. Me parece un musicazo y jamás diré una mala palabra sobre él.

¿Qué es la nostalgia, Jaime?
Hombre, a mí no me gusta la palabra nostalgia en la música, pero hay que reconocer que así es. Lo comentaba mucho con Ferni: en los ochenta veíamos que los grupos de los sesenta se volvían a reunir, grupos como Los Bravos, Los Brincos… aunque con otra formación. Pero sí, ahora me doy cuenta de que es nostalgia y que en los ochenta pasaba igual. Hace poco cogí un taxi y el taxista había hecho una página en Facebook que se llamaba Películas y música de los ochenta y que todos los días subía una canción, entonces me dijo: «Mañana voy a subir “Cuatro rosas”». Es nostalgia, ¿no? Pero la verdad es que me jode, sí.

¿Y la palabra «superviviente»?
Tampoco me gusta. Es una palabra que se utiliza mucho, ¿no?, eso de «superviviente de La Movida» me repatea mucho, como que en los carteles pongan debajo de mi nombre el del grupo en el que estuve. Esto me ha pasado bastante y lo procuro evitar. Se lo digo a mi mánager también, porque piensan que poniendo Gabinete Caligari debajo de mi nombre entra más gente seguro.

¿Todo lo que hacemos es producto de nuestra sensibilidad?
Pienso que sí. Yo soy un tío muy sensible. Sin mi sensibilidad no saldrían canciones, supongo. Pero seguro que sí.

¿Qué echas de menos?
Como no soy nostálgico, no echo de menos nada. Ni el éxito. Todo me parece consecuencia de una época y cada época es distinta. Tampoco está bien, no me gusta mirar atrás, como te decía antes.

Entonces, ¿crees que el futuro está escrito?
El futuro está escrito, sí. Eso es lo que creo.

 

Artículos relacionados