FONDO DE CATÁLOGO
«Puro doo wop sinfónico en las voces gloriosas de Darlene Love, The Crystals, The Ronettes y otros protegidos del clan Spector»
Antes de las fiestas navideñas, Luis Lapuente nos propone recuperar un disco perfecto para estas fechas: el que grabó Phil Spector hace justo sesenta años con las voces de Darlene Love, The Crystals, The Ronettes o Bob B. Soxx & The Blue Jeans.
Phil Spector
A Christmas gift for you from Phil Spector
PHILLES, 1963
Texto: Luis Lapuente.
Triste destino el de aquellos a quienes los dioses retiran su favor. Phil Spector (1939-2021) fue un día el niño prodigio del pop, inventor del Muro de Sonido, un modelo para talentos inimitables como Brian Wilson (a quien tanto haría sufrir luego con sus desplantes y sus desprecios) o fabulosos demiurgos del pop negro, como los grandes productores de Motown y Atlantic. Produjo a casi todos los grandes, se codeó con los Beatles, maltrató a su esposa Ronnie Spector, se peleó con Leonard Cohen, dirigió su propio sello, Philles Records. Pero el pequeño geniecillo olvidó que era humano y enfermó de paranoia y de soberbia como un Howard Hughes revisitado en la década prodigiosa; se retiró a sus palacios de invierno y se ganó el desprecio, cuando no el olvido, de sus coetáneos. Al fin, reapareció en 2003 como la formidable caricatura que siempre fue, enredado en un terrible escenario de sangre y delirios truculentos que le condujo a la cárcel en California, condenado por el homicidio en segundo grado de la actriz Lana Clarkson en 2003. Allí murió el 16 de enero de 2021, a los 81 años, a causa del COVID.
¡Ah!, pero la vida de este malogrado rey Midas del Pop no siempre fue así de siniestra. Nacido en el barrio neoyorquino del Bronx el 26 de diciembre de 1940, logró su primer éxito a los 17 años con una dulce balada doo wop titulada “To know him is to love him”, que él mismo interpretó al frente de su grupo de juventud, The Teddy Bears, después de haber hecho sus pinitos con el futuro chico playero Bruce Johnston en The Sleepwalkers. Afincado en Los Ángeles, y ya reconocido como compositor y productor de inmenso talento, trabajó con Lee Hazlewood, Leiber & Stoller y otros destajistas del pop más elegante de una época, principios de los años sesenta, poco amigo de las florituras orquestales.
El gran invento de Spector fue, claro, el Muro de Sonido, ese fabuloso maremágnum orquestal de violines y guitarras superpuestas, percusiones barrocas, coros femeninos, crescendos dramáticos y abigarradas epopeyas de amor adolescente que produjo discos espectaculares para su propia compañía, Philles Records, deudores de su imaginación y del talento colosal de los músicos del Wrecking Crew, literalmente, Equipo de Demolición, un grupo de extraordinarios músicos de sesión afincados en los estudios Gold Star de Los Ángeles, propiedad de Stan Ross. The Crystals (“He’s a rebel”), Darlene Love (“A fine fine boy”), The Ronettes (“Be my baby”, “Baby I love you”, dos gemas en bruto del soul primitivo, patrimonio inmaterial de la humanidad), Bob B. Soxx and The Blue Jeans (“Not too young to get married”) y Paris Sisters (“I love how you love me”) fueron los primeros espadas de una factoría que luego habría de alimentarse, con cuentagotas, del genio de vocalistas y bandas de primera división, como The Righteous Brothers, Checkmates Ltd., Harry Nilsson, Cher, Ike & Tina Turner, The Beatles (Let it be), Dion (el memorable Born to be with you), George Harrison, John Lennon, Yoko Ono, The Ramones, Eric Clapton o Leonard Cohen.
La crema de los discos navideños, Bing Crosby y Frank Sinatra aparte, hay que buscarla fuera del canon de Nashville. Por ejemplo, en la surf music californiana de The Beach Boys, en las delirantes armonías vocales de The Four Seasons, en la psicodelia negroide de los fabulosos Rotary Connection de Minnie Riperton y, por supuesto, en el memorable A Christmas gift for you, producido en 1963 por Phil Spector, un disparate armónico y melódico, puro doo wop sinfónico en las voces gloriosas de Darlene Love, The Crystals, The Ronettes y otros protegidos del clan Spector.
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Anterior Fondo de catálogo: Neurotica (1987), de Redd Kross.