«Es imposible desprender su lírica de su medio, esa es la esencia de Israel Nash»
No le están yendo mal las cosas a Joana Serrat. Tras la buena acogida de Hardcore from the heart, su último disco solista publicado en 2021, este 2023 ha retomado la senda con sus compañeros en la superbanda Riders Of The Canyon, proyecto que comparte con Matthew McDaid, Víctor Partido y Roger Usart. El alumbramiento de su disco homónimo (Great Canyon Records, 2023), reseñado en Efe Eme por nuestro compañero Manel Celeiro, ha conquistado a revistas internacionales tan prestigiosas como UNCUT. Aprovechando que la inspiración, las canciones y los conciertos no dejan de traerle buenas nuevas, le pedimos que retroceda en el tiempo para hablarnos de un disco que le haya marcado profundamente. Y elige un trabajo de Israel Nash, Rain plains, precisamente el que le llevó a trabar con el productor en su propio disco, Dripping Springs. Ella misma nos cuenta cómo fue.
Texto: JOANA SERRAT / EFE EME.
Israel Nash’s
Rain plans
LOOSE MUSIC, 2013
No tengo recuerdo de cuando fue la primera vez que escuché Rain plans. Creo que fue a finales del verano de 2015 cuando lo puse en el reproductor de cedés del coche. Fuera como fuese, ya no pude dejar de escucharlo. Por aquel entonces, me encantaba descubrir mis nuevas adquisiciones musicales en mi coche, durante mis trayectos. Los discos permanecían en la guantera a lo largo de semanas e incluso meses. Así era como los álbumes quedaban presos en mi red dentro de mi universo personal y privado, si las canciones me perforaban y los sonidos me atrapaban.
Las melodías y texturas creadas por las guitarras eléctricas de Joey McClellan y el pedal steel de Eric Swansom pavimentaban un camino familiar y dibujaban un paisaje cálido, de retorno al hogar. Reconocí este sentimiento al instante: fue así como yo había crecido acunada bajo los susurros de Neil Young. Las canciones de este disco son expansivas, crean dinámicas profundas y envolventes a medida que avanzan. Son espaciosas, íntimas y puedes saborear la naturaleza en tus oídos. El cantautor norteamericano Israel Nash bebe de los clásicos del country, del rock, del folk y forma parte de esa estela de artistas que se camuflan en su entorno natural para crear su ecosistema artístico. Las referencias a los elementos naturales son constantes en sus letras para poder contar su historia y mostrar su condición.
Es imposible desprender su lírica de su medio. Esa es la esencia de Israel Nash. Así mismo pasa con la producción musical de Rain plans: todos los elementos están al servicio de la ilustración sonora de sus canciones. Cada composición es un lienzo en blanco que cabe pintar según su temperamento y siempre a favor de la canción. De tal forma que emprendemos este viaje desde el cañón con “Woman at the well” y lo terminamos en la apertura de la llanura con “Rexanimarum”. Siempre de día, nunca de noche, es un disco introspectivo hasta el punto de que podemos saborear el viento húmedo de lluvia porque Rain plans es un disco sensorial. La geografía americana recorre nuestros cuerpos.
Sin duda alguna, aquellas escuchas trazaron en mí una línea clara y directa hacia Dripping Springs (Texas) cuando decidí ir a grabar mi cuarto disco —que acabó tomando el título de aquella localidad texana— junto a Israel Nash y su magnífica banda e ingeniero de sonido, y que fue publicado en 2017 de la mano de la discográfica inglesa Loose Music. Allí, en su rancho estudio llamado Plum Creek Sound, pude experimentar y ver la génesis de aquella maravilla sónica. Y en el acto mismo de comprensión, yo misma caí en el vacío del nacimiento de mi propia creación.
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