FONDO DE CATÁLOGO
«Amor primero le sigue revelando como el cantautor personalísimo e inquieto que siempre fue, desencantado y lúcido»
Luis García Gil recupera uno de los últimos trabajos de Patxi Andión, Amor primero, profundamente marcado por el cancionero de Lucio Dalla, y cuyo tema titular fue, en origen, un poema.
Patxi Andión
Amor primero
EPIC, 1983
Texto: LUIS GARCÍA GIL.
Para Patxi Andión el disco Amor primero supuso un intento de avanzar musicalmente en la propicia amalgama que marcaban los años ochenta. El, en apariencia, hosco, pero siempre lírico, personal e intransferible cantautor de los primeros tiempos no desdeña el sonido de los ochenta —bajo, batería, guitarra eléctrica— y se junta con músicos y arreglistas británicos, como Graham Preskett, en un disco que graba en los madrileños estudios Kirios.
También a nivel vocal se perciben cambios y el estilo bronco de antaño parece domeñarse, tal como refleja la primera canción del disco, la melodiosa “María” en la que Patxi fija su atención en la canción italiana adaptando “La casa in riva mare” que Lucio Dalla había grabado en 1971. A Dalla regresa varias veces en el disco, entre ellas en la candente retahíla de “Qué profundo es el mar”, todo un cuestionamiento de los tiempos que corren y del drama colectivo del mundo a partir de una acumulación desbordante de imágenes.
En Amor primero Patxi Andión entrega canciones definitorias de su propia filosofía vital. Es el caso de la vibrante “Como un señor”, que invita a desoír los achaques de una probable vejez y entregarse a las pasiones carnales como si no hubiera un mañana. “Como un señor” precede a la canción que da título al disco, cuyo origen cabe situar en un poema titulado “Echarme la vista atrás” que Patxi incluyó en su libro Canciones y otras palabras previas publicado en 1980. Es cierto que de aquel poema a la canción va un largo trecho, y también un proceso profundo de reescritura para convertir “Amor primero” en una de esas canciones que asumen su sentimentalismo tanto en la letra como en la música, para dibujar las señas de un amor adolescente y colegial, empapado de inocencia. “Amor primero” fue todo un éxito en aquel momento al que contribuyeron la presencia del grupo Mocedades y la voz preponderante de Amaya Uranga. Toda la nostálgica evocación amorosa de la canción se resume en sus versos inaugurales: «Se me ha dormido un sueño en el café / vencido por el tiempo de nunca volver…».
“Canela pura”, con sus aires de liviandad caribeña y sus coros femeninos, es un ejemplo de ese gusto de Patxi por adentrarse en otros territorios sonoros alejados de las coordenadas del cantautor al uso. Quedaron atrás textos de mayor concentración, atravesados por la confesionalidad y que respondían también a un momento vital determinado.
En canciones como la rutilante “Transbordo en Sol”, referencia a la línea madrileña del metro, profundiza en el desencanto generacional y el escepticismo ante una democracia que no ha reparado los males endémicos del país desde la cotidianeidad de dos amigos que se encuentran se expone esa desazón. Nos encontramos nuevamente con una adaptación de Lucio Dalla, en este caso de su canción “L’anno che verrà”, en otro de los diálogos que Patxi sostiene en este disco con la obra del cantautor boloñés y con los textos del tándem formado por los letristas Sergio Bardotti y Gianfranco Baldazzi.
“Como un hilo”, exposición de un triángulo amoroso, y el sarcasmo del fogonazo rítmico de “¡Oh, qué será!”, otra mirada al repertorio de Dalla, llevan al disco a su desenlace, que llega con una de las grandes canciones de Patxi, “Carta a mi padre”, que dialoga sin rebuscamientos con aquella setentera “Padre” y en la que, de manera muy cotidiana, el cantautor madrileño le escribe una misiva a su progenitor ya fallecido contándole cosas de aparente poca importancia, pero que retratan el momento presente con una emoción contenida. «Padre, he oído que mañana lloverá». La canción empieza y termina con este apunte meteorológico y no faltan en ella autorretratos frente al espejo — «Voy para treinta y cinco y pierdo pelo»—, referencias a la actualidad balompédica y también de tipo familiar, como cuando canta «Gloria a quien conocerás, pero no así ella, te añora cada vez más y se lo calla». En este caso, Patxi alude a su mujer, Gloria Monis, con la que contrajo matrimonio y encuentra la estabilidad amorosa que no tuvo en los setenta con la actriz Amparo Muñoz. Gloria será la madre de sus hijos y el amor de su vida.
Amor primero constituye el penúltimo disco de estudio de Patxi antes de su retirada, sin contar el musical Evita que precede a su alejamiento de los escenarios en un momento de necesario replanteamiento vital y profesional. A partir de ese momento Patxi huye del furioso ruido mediático y se entrega a la docencia, a la familia, a la escritura y a otras vocaciones al margen de las musicales. Con todo, Amor primero le sigue revelando como el cantautor personalísimo e inquieto que siempre fue, desencantado y lúcido, y al que fotografiaba en la portada y la contraportada el gran Javier Vallhonrat, en dos poderosos retratos en blanco y negro.
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Anterior Fondo de catálogo: Feast of wire (2003), de Calexico.