«Tocar con mi hijo es una de las mayores alegrías de mi vida»
Camino de las cuatro décadas de carrera, el músico, guitarrista y productor estadounidense Joe Henry publica nuevo disco, All the eye can see, en el que han colaborado una veintena de músicos. Entre ellos, su hijo Levon Henry al saxofón y clarinete, David Piltch al bajo, Patrick Warren al piano y los teclados y John Smith a la guitarra acústica, además de Daniel Lanois, Allison Russell & JT Nero, Madison Cunningham, Rose Cousins, Francesco Turrisi, The Milk Carton Kids, Tyler Chester, Tony Trundle, Floriane Blancke, Lisa Hannigan, Marc Ribot, John Smith y Bill Frisell. Eduardo Izquierdo charla con él.
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Fotos: DANIEL WHEELER.
El 27 de enero de 2023 es la fecha elegida por Joe Henry para lanzar su nuevo disco, All the eye can see, otro de esos álbumes fruto de la pandemia. Porque el de Charlotte aprovechó el confinamiento para componer y grabar las canciones de otra obra de orfebrería, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados. Y es que Henry hace arte con cada disco, con cada canción. Y, aunque asegure ––y le preguntaremos por ello–– que este es su disco más expansivo, sigue mostrándose como un músico único, tremendamente particular. Henry es infalible, pero también evidente. No en su forma de hacer canciones, sino en su estilo. No es difícil clasificarlo, porque su música es totalmente personal. Su género es el género Joe Henry, y esto los reúne todos y ninguno a la vez. Charlar con él es hacerlo con un genio, calificación que quizá otorgamos con demasiada alegría, pero que en el caso de Joe está perfectamente justificada.
Siempre he querido preguntarte sobre la luminosidad de tu música. Creo que cada vez es más nocturna, ¿estás de acuerdo?
Siento que todas mis canciones están construidas para la noche, sinceramente. Pero la oscuridad nos permite ser conscientes incluso de la luz más tenue. Y esto siempre me ha interesado.
Este es otro disco grabado en tu casa durante la pandemia. Ha habido muchos discos como este, ¿cómo pasaste esos meses?
Pasé gran parte del tiempo de confinamiento por la pandemia haciendo lo que siempre he hecho: tratar de persuadir a esos peces que son las canciones para que salten a mi bote. Más allá de eso… después de 31 años en Los Ángeles, mi esposa y yo pasamos parte de la pandemia construyendo una casa y reubicándonos en los bosques y el agua de Maine.
¿La pandemia fue inspiradora?
Cualquier adversidad es también una invitación. Algunos días somos más capaces de encontrarnos con esta verdad, y en mis mejores días, sí, me sentí inspirado por la oportunidad de quedarme en casa y escribir y grabar canciones.
La lista de músicos que colaboran en el disco es impresionante: Daniel Lanois, Allison Russel, Madison Cunningham, The Milk Carton Kids… ¿Cómo surgieron esas colaboraciones?
Son todos amigos con los que tenía muchas ganas de seguir conectado.
Me gustaría hablar específicamente de algunos de ellos, como Daniel Lanois.
Conozco a Daniel desde hace décadas, pues mi esposa fue su mánager durante una docena de años, y siempre había querido colaborar con él de alguna manera. Sentí este como el momento adecuado.
¿Y Allison Russel?
Una de mis amigas más cercanas. No hay una artista trabajando que admire más. Y siempre estamos buscando formas de mantenernos involucrados en la música del otro.
También quería preguntarte por la colaboración de The Milk Carton Kids.
De nuevo, unos viejos amigos. Para la canción final del álbum necesitaba sentirlos a mi alrededor, trabajando como un dúo, pero también escuchándolos como voces individuales.
Tu hijo ha tocado el saxofón y el clarinete una vez más, ¿qué significa para ti tocar con él?
Tocar música con mi hijo ––en un estudio o en un concierto–– es una de las mayores alegrías de mi vida. Es un músico extraordinario, y verdaderamente generoso. Y nadie entiende lo que pretendo mejor que él.
«No creo que haya ninguna canción que realmente ame, mía o de otro, que no contenga un equilibrio entre la tristeza y la esperanza»
Todos esos colaboradores te han hecho declarar que es tu disco más expansivo, ¿eso te lo ha puesto más difícil?
Nada difícil al respecto. Más bien, fue vigorizante, inspirador… y una tremenda diversión.
También has afirmado que este es tu disco más íntimo y emotivo. Explícamelo un poco más.
Es como mirar un cuadro o una foto. Me veo parado más cerca del centro del marco de cada canción, en lugar de observar fuera del marco. Y creo que he permitido que la calibración emocional de cada uno de los temas sea menos abstracta de lo que podrían haber sido las canciones anteriores.
Las canciones parecen estar, una vez más, entre la tristeza y la esperanza, ¿lo ves así?
Siempre, siempre, siempre. No creo que haya ninguna canción que realmente ame, mía o de otro, que no contenga un equilibrio entre esos dos elementos.
Me encanta una frase con la que finalizas la carta de presentación del disco: «Y he llegado a aprender que eso habla ––siempre y para siempre–– de viaje, no de destino». ¿Es tu música un viaje continuo?
Creo que toda la música con alguna esperanza de perseverancia tiene que ver con el viaje, sinceramente. Porque, ¿qué más hay?
¿Vais a venir a Europa a presentar estas canciones?
Espero venir a Europa en algún momento de este verano, y la verdad es que tengo muchas ganas de volver. ¡Puedes conseguir un buen café en todas partes!