DISCOS
«Conviven una amplitud de criterios que pasan por el blues, el swing, el country, el doo wop o el high school, pasado por el tamiz del pop y el rock español de los años ochenta y los noventa»
Lauren Jordan & Las Malas Compañías
La senda de los justos Vol.3
BC RECORDS, 2022
Texto: CÉSAR PRIETO.
La labor de Lauren Jordan ha sido, durante seis años y tres discos, ingente, diaria, increíblemente lacerante, pero necesaria. Él mismo nos lo confesaba: «estoy agotado». Pero a la vez ha sido una labor ineludible. Recabar, en esos tres discos, el calado de toda la música que en nuestro país ha bebido de tendencias americanas basadas en el primitivo rock and roll, el rockabilly y cualquier compás que suene norteamericano sección años cincuenta, era necesario para dejar constancia y subrayar su presencia, pero a la vez puede fatigar hasta la extenuación.
Una trilogía con sesenta canciones y ciento veinticinco invitados representa un trabajo solo asumible por un titán, en el que la manera de presentar al público español lo que ha sido el rock and roll en España, desde finales de los años setenta, ha sido escalar un Everest estilístico. Han cantado con él desde Trogloditas, Bulldog o Rebeldes hasta artistas más actuales como Nu-Niles, y en el recorrido ha echado mano de todos los que han significado algo en la música de raíz americana. En el caso que nos ocupa tenemos a componentes de Dynamos, La Guardia, o Lobos Negros.
¿Y el disco en sí? En la línea que han desarrollado sus invitados, aunque en este tercer volumen, a diferencia de los anteriores, no hay versiones ni adaptaciones. Se parte de un breve instrumental, que también cierra el disco, y se pasea por un sonido deliberadamente rancio en la estética —que no en la técnica—, en el que conviven una amplitud de criterios que pasan por el blues, el swing, el country, el doo wop o el high school, pasado por el tamiz del pop y el rock español de los años ochenta y los noventa.
Las temáticas también son muy variadas. Se acercan a los narcocorridos, pero con música vaquera, en “Un corazón y un puñal” o “Saliendo de Tijuana”, mucho más fronteriza; o saben a desierto, a soledad y a nubes de arena en “En el ring”. A veces son más country, épicas y básicas, como “En la cuenta atrás”, y en otras ocasiones son mucho más urbanas, como en “Código de hermanos”. Hay tiempo también para el mundo torero en “Danzando con la muerte”.
Así pues, bajo un marco unitario, el oyente puede encontrar canciones con muchas texturas. El baladón, por ejemplo, que es “La sonrisa de Pauly” convive con la armónica y el aire dylaniano de “Te espero en el andén” o con el aire ultrapop de “El monumento”, en la que tras los primeros compases se adivina la presencia de La Guardia en la figura de su cantante, Manuel España
Concluido el proyecto sonoro, Lauren Jordan anuncia que se embarcará en un documental que abordará el desarrollo del rock español desde finales de los setenta; con esto, y con sus libros, que reivindican el papel de esta cultura en la música española e intentan sortear el bloqueo con el que parece que la han sancionado los medios, ya podemos tener una visión bastante completa de lo que ha sido la cultura rocker en nuestro país.
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Anterior crítica de discos: Mares poco profundos, de Parade.