DISCOS
«Rezuma diversión y buen rollo. Es una alianza sonora intergeneracional que funciona a la perfección»
Micky y Los Colosos del Ritmo
Micky y Los Colosos del Ritmo
FAMILY SPREE RECORDINGS, 2022
Texto: ÀLEX ORÓ.
Miguel Ángel Carreño, Micky, también conocido como el “hombre de goma”, por las contorsiones y los bailes que hacía cuando se subía a un escenario en la ya lejana década de los sesenta, es, a sus 78 años, uno de los rockeros más longevos de España. Micky inició su carrera en 1962 al frente de los Tonys, una formación de rabioso sonido beat, que participó en Megatón Ye-yé, la primera película pop del cine español. Al igual que muchos cantantes de los conjuntos de los sesenta, con el cambio de década apostó por continuar su carrera artística como solista, en la que tuvo éxitos rotundos gracias a las canciones que componía para él Fernando Arbex, como “El chico de la armónica». Incluso participó en el hoy sobrevalorado festival de Eurovisión, con “Enséñame a cantar”. En los ochenta, Micky desapareció de los escenarios para convertirse en road manager de grupos del entorno de discos DRO.
Hace doce años, Carreño volvió al rock. De la mano de Jorge Muñoz-Cobo, grabó La cuenta atrás (Munster, 2010) con el propio Jorge y el resto de los integrantes de Doctor Explosión como músicos de soporte. En 2018 revisó “El chico de la armónica” en Desmontando a Micky (Rama Lama, 2018), disco en el que el cantante volvió a colaborar con Jorge Explosión y en el que también había grandes dosis de rock y rhythm and blues.
En 2022, Micky ha cambiado de socios musicales. Sus Colosos del Ritmo son ahora miembros de Los Imposibles y The Imperial Surfers, que han grabado junto al “hombre de goma” un nuevo repertorio compuesto por los “imposibles” Paco Poza y David Lorenzo: Micky y Los Colosos del Ritmo. El disco incluye ocho canciones que Family Spree ha editado en vinilo de diez pulgadas y una maravillosa portada, obra de Oky von Stoky. La producción corre a cargo de Paco Poza y José María Rosillo, y la mezcla final es de Mike Mariconda.
El disco se abre con la dicharachera “Grovin’up again” un canción que, con sus arreglos de metal, recuerda a los mejores momentos de Los Imposibles (no en vano, es una de las seis composiciones de Poza para este microsurco, que también se ha responsabilizado de dichos arreglos) y que, al mismo tiempo, ya nos advierte que este disco es una alianza sonora intergeneracional que funciona a la perfección. En cambio, cuando la aguja se desplaza hasta “Tú sabes bien” (compuesta por David Lorenzo) entra en un terreno más pantanoso y más blusero, en el que el “hombre de goma” se siente muy cómodo. En “Nada para ti”, los Colosos del Ritmo envuelven a Micky en un intenso beat que nos retrotrae a la década de los sesenta, cuando era el frontman de los Tonys. La cara A se cierra con ”El telegrama”, un viejo tema de Los Imposibles, de temática absolutamente vintage (¿hay alguien que todavía envíe telegramas hoy en día?).
“Como ayer” es la primera canción de la cara B. Es una tonada con unas gotas de garaje y mucho twist, que la convierten en la composición más bailable del disco. ¡Ya le habría gustado a Chubby Checker tenerla en su repertorio! Volvemos a los sonidos más bluseros otra vez gracias a “Tengo un plan”, la segunda composición de Lorenzo para este disco, que además toca la armónica. Le sigue la más popera “Yo soy así”, una canción con el inconfundible sello pop de Paco Poza y en la que Micky se confiesa como una persona refractaria a los cambios o, lo que es lo mismo, fiel al ideario rockero que le acompaña desde joven. El disco se cierra con un canción cantada en francés: “Le roi de ton coeur”, en la que Micky se convierte en un Michel Polnareff castizo, envuelto de nuevo en unos vibrantes arreglos de viento.
Micky y Los Colosos del Ritmo es un disco que rezuma diversión y buen rollo. Como decíamos, es una alianza sonora intergeneracional que funciona a la perfección y que, a su vez, es una profunda muestra de respeto hacia uno de nuestros artistas más veteranos. Miguel Ángel Carreño sigue en la brecha con una dignidad descomunal y este diez pulgadas es la mejor muestra de ello.
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