«Aunque las temáticas de las dos partes del disco sean parecidas, el sonido sí que las diferencia»
Por un lado la cara más eléctrica de Santero y los Muchachos, bautizada como Royal. Por el otro, Cantina, su versión más acústica. Al final, el resultado ha sido un disco doble con el que poder seguir conociendo, y disfrutando, a fondo de la banda valenciana, Royal cantina, conocida por los encantos de su rock reposado. Sobre este nuevo trabajo habla Miguel Ángel Escrivá, letrista y voz del grupo, con Jagoba Estébanez.
Texto: JAGOBA ESTÉBANEZ.
Fotos: JUAN PÉREZ-FAJARDO.
Tras el adelanto de Cantina en verano de 2021, compuesto por ocho canciones acústicas, en marzo de 2022 vio la luz el doble elepé Royal Cantina al completo, añadiendo al repertorio nueve temas eléctricos, bajo el nombre de Royal y encargado de abrir la obra. «Íbamos a hacer una entrega al uso -de lo que sería el tercer disco de los Santero-, pero siempre hay canciones a las que se les pierde un poco el espíritu desde su primer esbozo, hasta convertirse en una grabación oficial. Pretendes darles más. Por otro lado, había temas que por su estilo de composición y su sonido no queríamos que trascendieran mucho más. Incluso si los vistes con algo más grandilocuente pierden la esencia o se quedan fuera», confiesa Miguel Ángel Escrivá, letrista y cantante de la banda, refiriéndose al lanzamiento inicial de Cantina. Con respecto a cómo surgió el disco doble: «Son aromas en clave de bar, más informales y más austeros que Royal, teniendo que ver con lo que defendemos a trío en los acústicos y, sobre todo, porque no podíamos sacar el disco eléctrico en las circunstancias en las que estábamos, sin poder presentarlo ni nada; sería como salir con un camión en medio de un atasco». Así que decidieron apearse de ese camión y avanzar Cantina, con el objetivo de dar material nuevo a sus fieles seguidores, fuera de toda estrategia comercial.
Después, componiendo Royal, pudieron comprender el nexo que unía a ambas entregas: «La temática de este disco eléctrico tenía mucho que ver también con esa nostalgia de bar, al igual que Cantina; ese calor sobaquero, ese hablar todos a la vez… Sobre todo después de tanto encierro con la pandemia. Pero tenía razón de ser en una parte más ambiciosa, por eso le pusimos Royal Cantina al final a todo el disco, porque aunque las temáticas sean parecidas, el sonido sí que las diferencia», zanja el valenciano.
«El respaldo anímico de tu gente es lo que más compensa»
Sonido e influencias
Royal es un regalo de cinco estrellas para los seguidores de la banda que esperaban y deseaban una continuación del rock reposado con el que Santero y los Muchachos los cautivaron. Casi una decena de canciones donde priman las melodías pegadizas que apenas requieren de una escucha para poder cantarlas.
Pero que el término rock suave o reposado, y el hecho de cantar sus canciones, no engañe a los nuevos del lugar. Este es un álbum lleno de complejidad musical, con una notable producción (autoeditado), donde los marcados estribillos, tras cuerdas, vientos, teclados o percusión, ensalzan cada una de las historias como en “Sálvame de mí” o en “Complicado”, en estos casos, además, acompañados por una batería de corte soul. Lo glorifican trallazos melódicos como “Alguien normal” o una oda al alcohol llamada “Otro vaso”, pretendiendo que sus palabras sirvan como abrigo, tal y como ellos mismos indican en “¿Quién te da más?”. En este ambiente de verbena, de bar festivo, tienen cabida todos los públicos a pesar de que muestren predilección por cualquier otro género. Comiencen por “Ojos pardos” y prepárense para bailar.
Cantina es una joya, ocho canciones exquisitas con un mar de influencias como ya vaticina “Qué voy a hacer”, acercándose al country a pesar del riff inicial a lo “Sweet Jane”. «Esta canción la compuse con Andrés en La Pulquería», confiesa nuestro protagonista, que otrora era miembro de la marchosa banda valenciana. No solo se trata de estribillos pegadizos, Santero y los Muchachos demuestran que saben contar historias orbitando alrededor del folk, situando perfectamente al oyente en un lugar desconocido para muchos como “Carretera de El Saler”, una preciosa aventura con la policía cerrando la canción; un tema austero, pero llamado a ser un himno que, sin duda, será coreado allí donde toquen. Claro ejemplo de que lo sencillo muchas veces funciona.
Pero la preciosa Cantina contiene mucho más: resquicios de los setenta, habaneras, boleros, flamenco, medios tiempos, son cubano o atisbos de bachata, como en la pegadiza “Carta de un admirador”.
«Si tengo que compartir tristezas y alegrías prefiero hacerlo con los míos»
Concepto de banda y gira
A lo largo del país tendremos la oportunidad de disfrutar de la presentación del tercer disco de los Santero -primero en acústico, en formato trío, y después en eléctrico a partir de septiembre-, quienes siguen apostando por el concepto de banda: «Está claro que es la puesta en escena de muchos, y no solo de uno; pero, por otro lado, tienes el respaldo anímico de tu gente, que es lo que más compensa, por encima de todo».
Miguel Ángel recuerda el cierre de su etapa con La Pulquería y lo difícil que fueron los inicios de Santero y los Muchachos, a pesar de no haber dejado nunca de juntarse con su hermano, Joseman Escrivá, y con Soni Artal para compartir esa devoción por la música de épocas pasadas, tocando para sonar como los clásicos. «La verdad que no me costó demasiado poner letras y voz, pero nos costó mucho arrancar porque yo era el único que me dedicada a la música y, en muchas ocasiones, tenía que estar esperando a que el resto dispusiera de tiempo. Sentía presión por gente de mi entorno que me sugería que contratase músicos profesionales, pero eso no iba a suceder por dos motivos: primero, porque no era viable económicamente y, segundo, porque si tengo que compartir tristezas y alegrías prefiero hacerlo con los míos». Esa es la manera de entender la música de una banda como Santero y los Muchachos, de llevar a cabo una ilusión que compartirán con nosotros durante los próximos meses.