Usos múltiples, de Birkins

Autor:

DISCOS

«Indagan en nuevas sonoridades y abren una puerta a un futuro que seguro que les hace crecer mucho más»

 

Birkins
Usos múltiples
El Genio Equivocado, 2022

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

El reciente y sexto disco de estudio de la banda canaria Birkins viene más oscuro. Quizás sea por la presencia, por primera vez de teclados y sintetizadores, que pintan un decorado algo más angustioso que de costumbre, aunque también, en otras canciones, se sirven de rodajas de pop luminoso, su marca de fábrica en anteriores discos.

La evolución del grupo ha sido constante. Todo empezó como una propuesta de homenaje a Serge Gainsbourg, así que su primer disco acogía el francés como lengua vehicular. Tras él, vinieron las influencias anglosajonas, que culminaron en un homenaje a David Bowie; y en este Usos múltiples, como su nombre indica, parecen hacer un repaso a todos estos paisajes que han ido recorriendo.

Así que encontramos recuerdos de la primera estación: canciones en francés. Son tres, a cada cual más diferente, aunque todas rozando la perfección. “Marlene” alcanza esas tinieblas de las que hablábamos, pero tampoco está muy lejana del referente que les dio el nombre, algunas de las canciones de Serge Gainsbourg y Jane Birkin. Es decir, sensualidad en estado puro. “Café noir” también se inicia con estos parámetros más oscuros, pero poco a poco va ascendiendo a registros más luminosos. En cambio, “L’ennui” es puro festival, llena de alegría pop, con toda la garra y el estilo que tuvo el sonido de la nueva Francia en los sesenta.

En esta dirección más ligera, que no banal ni superficial, se hace poderosa “Ilusa”, que encabeza el sector de las más ochenteras, aquí vía Dinarama y oleadas de vientos. En “El precio de la felicidad”, por su estructura, el piano y el fraseo de la voz –la de Cristina Santana es excepcional-, caminan por las resoluciones de Esclarecidos. El recorrido por paisajes más claros concluye con “El puente” y su estribillo lleno de sol, con guitaras jangle y un farfisa que suena a gloria.

Pero hay otro apartado más afín a Décima Víctima, que se inicia con la que abre el disco: “Dos minutos”. Aquí las guitarras se acoplan a paisajes en penumbra y, para llegar a ser análoga a las del grupo de Carlos Entrena, le faltan texturas más acústicas y un tanto más reposadas que la convertirían en visceralmente íntima. “DiesIrae” sí que tiene este recogimiento y habla sobre una crisis de pareja, tomada con sentido religioso; es por ello que el fondo sinfónico la viste tan bien. Y centrada en relaciones sentimentales también se encuentra “La primera canción de amor”, recitados y susurros para que ese impacto en el corazón que puso al amor en coma lo logre despertar, quizás atendiendo a como la canción crece y crece.

Igual que ha ido creciendo la carrera de Birkins a pasos contados, siempre con marcos de referencia, en este disco son mucho más libres y mucho más personales. Tanto, que indagan en nuevas sonoridades y abren una puerta así a un futuro que seguro que les hace crecer mucho más.

Anterior crítica de discos: Things are great, de Band of Horses.

Artículos relacionados