FONDO DE CATÁLOGO
«Unidos reforzó el estatus de Miguel, su lugar en la canción, su amplitud de miras y su inquietud constante»
Se cumplen cincuenta años del disco Unidos, en el que Miguel Ríos contó con Rafael Trabucchelli y Waldo de los Ríos. El álbum que sucedió al exitoso “Himno a la alegría” y que precedió a sus célebres trabajos de rock and roll de finales de los setenta. Por Luis García Gil.
Miguel Ríos
Unidos
HISPAVOX, 1971
Texto: LUIS GARCÍA GIL.
Cuando Miguel Ríos publica Unidos a finales del año 1971 ya es un artista popular gracias, en buena parte, al éxito rotundo e internacional del “Himno a la alegría”, uno de esos milagros musicales nacidos del inmenso talento de Waldo de los Ríos, muy bien documentado por el periodista Miguel Fernández en su libro dedicado al músico argentino: Desafiando al olvido: Waldo de los Ríos. La biografía. El rockero granadino encontró en Beethoven y en su composición un inesperado aliado que despertó recelos y críticas de los puristas, pero que obtuvo un éxito impresionante. Para llegar hasta un disco como Unidos fue preciso sortear alguna que otra encrucijada y sobre todo encontrar en Hispavox y en Rafael Trabucchelli el impulso que necesitaba. Antes del “Himno a la alegría” había aparecido una balada determinante, “El río”, firmada por Fernando Arbex, y una pieza personal del calibre de “Vuelvo a Granada”.
Unidos se publica casi en paralelo a Mediterráneo de Joan Manuel Serrat, Once canciones entre paréntesis de Patxi Andión, Soledades de Juan Pardo y Escúchame de Mari Trini. Discos que sintetizan la música popular que se hacía en la España de principios de los años setenta. Miguel Ríos andaba en aquel entonces buscándose artísticamente. El rockero iría imponiéndose al crooner. Unidos es un disco de tanteos, de búsquedas tras la resaca derivada del éxito del “Himno a la alegría”. Uno puede sobreponerse de un fracaso, pero sobreponerse de un éxito puede ser igualmente complicado.
El tándem formado por Trabucchelli y De los Ríos trató de repetir en este disco la fórmula de Beeethoven con el eurovisivo “Te Deum” de Marc-Antoine Charpentier. Rebautizado como Unidos, dio nombre a todo un trabajo nacido de la experiencia californiana del cantante granadino.
En sus memorias, las muy jugosas Cosas que siempre quise contarte, Miguel Ríos le afea al disco cierta trascendencia impostada que empezaba por la portada con las manos entrelazadas de un blanco y un negro: «Las palabras más usadas en mis canciones de ese tiempo —recordaba el granadino— son Dios, libertad, luz, respeto, metidas en unas historias que para salvar la censura y sin la habilidad de mostrar el doble sentido pretendido, más que proclamas de la nueva era parecían convencionales cánticos religiosos».
Pero Ríos andaba en ese proceso de aprendizaje creciente, abrazado a la triada de sexo, drogas y rock and roll, y en cierto modo Unidos respondía a ese momento del artista que definía su disco en las páginas de la revista Mundo Joven, en el lejano noviembre de 1971, como una llamada al amor. Los títulos eran elocuentes al respecto: “Yo creo en ti”, “Ten fe” o “La respuesta es dar amor”.
En su libro Mitología pop española, publicado en 1973, Jordi Sierra i Fabra veía a Miguel Ríos como un quimérico, un perseguidor de ilusiones insatisfechas expuestas en los deseos de libertad, en la búsqueda de un más allá en los sueños, en el sol que es símbolo de luz. En esta retahíla definitoria del artista en movimiento late el fondo vital que el cantante dibuja en Unidos, trabajo que agrupaba nueve canciones, cinco escritas en castellano y cuatro en inglés. Entre ellas destacaba su versión de un clásico de Los Beatles, “Here comes the sun”, escrita por George Harrison para el álbum Abbey Road, de 1969. Ese sol resplandeciente que venía, símbolo de un tiempo nuevo, se integraba perfectamente en la filosofía de Unidos, en la que también latían los eslóganes de la utopía del mayo francés y el espíritu hippie.
Todo eso estaba ahí desde la canción inaugural, “Yo creo en ti”, que comienza como si Miguel Ríos fuera un sacerdote dirigiéndose a sus fieles. Hay partes vigorosamente instrumentales, pero también recitados acelerados sobre la base musical. Hay partes de la canción, en tiempo de balada, que destilan aires de ópera rock a lo Jesucristo Superstar cuyo impacto en España sería inminente.
Unidos derrochaba luminosidad en las composiciones y dialogaba con la anterior entrega del granadino, Despierta, que vio la luz con el sello Hispavox un año antes. Entre las canciones más atinadas del disco destacaba “Somebody help me” que reflejaba hasta qué punto Miguel Ríos estaba hallando su estilo y personalidad que va a fructificar en los años setenta con algunos álbumes determinantes en el pop rock español como Memorias de un ser humano o Al-Andalus. Discos que ponían el oído en la palpitante sonoridad del momento, en el estallante rock progresivo, sin dejar de lado el momento febril del país y la fiebre andalucista y reivindicativa. Todo eso fue conformando la evolución que Ríos va a llevar a cabo en los años setenta.
Para que Unidos suene como suena fue muy importante la aportación de algunos miembros de la banda psicodélica The End, formada en 1965, con la que Miguel Ríos traba amistad, como el vocalista Jimmy Henderson, el guitarrista Terry Taylor o el bajista David Brown. Todos ellos rompen con el enquistado Sonido Torrelaguna, característico de Hispavox, y traen aire fresco, más en consonancia con lo que se estaba escuchando fuera de nuestras fronteras. De todo eso se beneficia a nivel musical Unidos y el propio Waldo de los Ríos, de naturaleza inquieta, y que colabora con The End, rebautizados Tucky Buzzard, en un disco titulado Coming on again.
En Unidos las proclamas, a nivel letrístico, son claras y básicas. La libertad se hará con fe y el amor será el que vendrá. Ese es el mensaje que resuena en “Ten fe”. El cantante quiere ser un ciclón, afirma. “El refugio”, que formará parte de un disco sencillo promocional de Unidos junto a “Yo creo en ti”, será uno de los temas más difundidos del disco que asume incluso la influencia de la música negra: «Tengo un refugio para ti / yo te guiaré / tomemos el camino / tal vez podamos construir una realidad / y mañana todo cambiará». Ese es el discurso preponderante del disco, que donde proyecta sus credenciales es en lo musical, con todo ese sonido que Miguel atrapa de su estancia en California.
“Quisiera despegarme” es una de las canciones más estimables de Unidos y que probablemente mejor lo define, con coros inclusive y una instrumentación perfectamente dibujada con aires jazzísticos. “Country grass” y “Dar amor” refuerzan la senda cuasi conceptual por la que el cantante camina con paso firme. Puede decirse que “United”, broche del disco, rompe esa línea conceptual e instrumental a la búsqueda de repetir la fórmula del “Himno a la alegría”. Los resultados no tendrían el mismo impacto en la pieza mencionada, pero Unidos reforzó el estatus de Miguel, su lugar en la canción, su amplitud de miras y su inquietud constante, esa que le ha definido artísticamente durante toda su larga y provechosa carrera.
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Anterior entrega de Fondo de catálogo: 18º sábado amarillo (1987), de Los Negativos.