«Siempre he tenido mucha curiosidad y he tratado de explorar y de aprender algo nuevo, por eso los encuentros con la gente me inspiran tanto»
Transitando los estándares del jazz, adaptándolo a su voz y su expresividad, Noa se acompaña del guitarrista israelí Gil Dor en su recién publicado Afterallogy. Otra tuerca de vuelta a su interés por bucear en diferentes músicas sobre la que habla en esta entrevista con Carlos H. Vázquez.
Texto: CARLOS H. VÁZQUEZ.
Fotos: RONEN AKERMAN.
Del jazz a Bach hay menos pasos de los que se cree. Música que respira con poco y termina siendo grande, con todas esas cuerdas, vientos y metales; instrumentos de los ángeles. Aquí no hace falta pasaporte para llegar al cielo.
A distancia, como se están haciendo las cosas últimamente, saluda la cantante israelí Noa (Achinoam Nini) a través de la pantalla. Está en su estudio, con todos los instrumentos «al aire». Allí ha grabado Afterallogy (Naïve Music, 2021), su nuevo álbum, esta vez con estándares de jazz (“My funny valentine”, “Oh, lord”, “Eyes of rain”, “Every time we say goodbye”, “Lush life”, “But beautiful”, “Calling home”, “Anything goes”…), terreno de sobra transitado por la cantante israelí (sirva de muestra Love medicine, publicado por Universal en 2014).
Si en el anterior trabajo, Letters to Bach (Naïve Music, 2019), la producción fue obra de Quincy Jones, en esta reciente entrega son Noa y el inseparable Gil Dor quienes han tomado el mando. Shai Even y Gai Joffe, por su parte, son los encargados de ayudar en la edición y en las mezclas. No son unos desconocidos para la dupla Noa-Dor.
Comienza esta historia con una cita de Duke Ellington: «There are simply two kinds of music, good music and the other kind» [«Hay dos tipos de música: la buena y la otra»]. Noa reflexiona: «No creo que mi música pueda encajar en ningún género específico. A lo largo de los muchos años que llevo haciendo discos, trato de estar del lado de la buena música». Clara y concisa, la artista constata que «la música es genial» y que «no importa cómo la llames». Su larga trayectoria, desde hace algo más de tres décadas, la respalda con un «viaje maravilloso» a través de la música: «Siempre he tenido mucha curiosidad y he tratado de explorar y de aprender algo nuevo, por eso los encuentros con la gente me inspiran tanto», dice antes de poner como ejemplo su álbum Noapoles (More, 2010), los temas a dúo con Joan Manuel Serrat (“Es caprichoso el azar”) y Joaquín Sabina (“You-Tú”), y las raíces yemeníes que la vertebran; la música solo tiene un idioma, aunque suene en hebreo e inglés.
«Gil Dor y yo creamos una magia que, creo, es difícil de lograr»
Una diferencia, antes de nada: en Letters to Bach, aunque la música ya estaba escrita, ella y Gil Dor pusieron letra a estas piezas clásicas. «Gil y yo hablamos un mismo idioma, que es el que hemos estado implementado y colocamos en el mundo del jazz. Pero no es una idea tan loca, porque en realidad nosotros empezamos con el jazz. Gil fue mi maestro y así es como nos conocimos para nuestro primer show en un Festival de Jazz en Tel Aviv. Además, nuestro primer disco [Noa] fue producido por Pat Metheny, uno de los grandes del jazz».
Mediante lo aprendido, Noa basa el cancionero de Afterallogy en los estándares del jazz, rindiéndole tributo con su interpretación a Ella Fitzgerald, Cole Porter, Billie Holiday… «The real book está conectado con la tradición de Ella Fitzgerald y Joe Pass. Ella Fitzgerald es una de las cantantes más grandes que jamás ha habido. Nosotros elegimos estas canciones porque sentí que podía contribuir en algo, de modo que la forma en que las canto es algo diferente a la forma en que han sido cantadas antes. Nunca había escuchado una versión de “My funny valentine” como la que hay en este disco. Con esto no quiero decir que haya versiones buenas o malas. No estoy juzgando la calidad de la misma, pero la expresión de la originalidad en el enfoque de la letra es mía, y eso es lo que estaba buscando en todas estas canciones».
Tienen Noa y Gil Dor la idea de una segunda parte de este Afterallogy, y un plan para llevarlo al directo. «El hecho de que salga de nosotros de forma natural es el resultado de muchos años de colaboración, y hay algo tan hermoso en ello que quiero tenerlo en un álbum para siempre. […] Creo que, en el mundo de hoy, donde hay tanto ruido, se puede encontrar algo precioso en la simplicidad. Los dos creamos una magia que, creo, es difícil de lograr». Sabe también Noa que su próximo álbum será con banda y, seguro, sin los estándares del jazz, porque eso, cuenta, ya lo ha hecho y ahora quiere componer de forma original, improvisando con ella misma y con la banda. «Hay un momento en tu vida en el que haces música y entonces te conviertes en una música. Eso es todo: está dentro. No es algo en lo que tengo que pensar o premeditar». Noa admite que casi nunca escucha música en casa, pero que cuando lo hace no se puede hablar con ella. «Estoy concentrada y no puede estar en segundo plano. Me lo tomo en serio. Si me detienes, probablemente tendré en ese momento una canción en la cabeza». La música está profundamente dentro de su ser.