DISCOS
«Un disco de canciones mayúsculas en las que Bunbury se muestra pletórico como cantante y compositor»
Bunbury
Curso de levitación intensivo
OCESA – WARNER, 2020
Texto: JUANJO ORDÁS.
Pude saber de Curso de levitación intensivo más o menos desde su génesis, antes incluso de que tuviera título, pero muchos detalles los desconozco. No hay que querer entrar hasta la cocina del restaurante, con ingerir buenos platos debe bastar.
Me sorprendió como a cualquiera que Bunbury decidiera grabar un nuevo disco cuando Posible llevaba poco tiempo en el mercado. Pero luego lo piensas y dices: ¿por qué no? Lo raro hubiera sido que estuviese quieto. Lo natural es que un músico haga música, máxime cuando no puede girar. Pero es cierto que no es el ritmo habitual y que nos retrotrae a una década de los sesenta que muchos ni hemos vivido, en la que los músicos podían lanzar más de un álbum por año.
Curso de levitación intensivo está compuesto por canciones nuevas, pertenecientes a los últimos meses o a la etapa final de Posible, aproximadamente. Que nadie piense que se trata de un disco de rescates y recortes, porque no es el caso. De hecho, Bunbury echó el freno cuando quedaba poco para entrar a grabar. Y no es que le hiciera falta, porque cuando tuvo que seleccionar el material para Curso de levitación intensivo se encontró con que tenía cerca de veintitantos temas nuevos entre los que elegir. Fácilmente podía haber puesto en las tiendas un doble, pero tenía claro desde el principio que lo que deseaba era un disco sencillo. Así pues, cribó y se quedó con diez. No fue una selección sencilla.
Por otro lado, Bunbury suele grabar maquetas bastante elaboradas, pero lo curioso es que, cuando se juntó en el estudio La Casa Murada con Los Santos Inocentes —más algunos músicos adicionales—, entre todos hicieron que esas demos crecieran más allá de su concepto original. Eso ya de por sí parecía difícil, pero fue lo que ocurrió: un nuevo camino, apenas vislumbrado, empezó a despejarse. Curso de levitación intensivo no es una ruptura dramática respecto a la línea que venía trabajando con Palosanto, Expectativas y Posible, pero tampoco es otro sendero en ese mismo bosque. Se aparta del camino sin dejar de ser un paso natural, excitante y arriesgado. Por decirlo de otra manera, cualquiera de los tres discos anteriores era más comercial. Este es más complejo a nivel de concepto, menos amable y un poquito más cabrón. Es más, diría que la única canción puramente popular es “El precio que hay que pagar”, que entra sola, para el resto hace falta la misma concentración que precisaron Blackstar de Bowie y Push the sky away de Nick Cave, por citar dos símiles relativamente recientes. Hay que tener un poco de paciencia y dejar que el álbum se abra, aunque el tono sea tenebroso. La oscuridad con la que arranca “N.O.M” no se despeja en todo el disco, un trabajo que finaliza con “Tenías razón en todo”, cuyos versos finales son aterradores (y no es broma).
Sería complicado encuadrar Curso de levitación intensivo en un género. Demos gracias porque no haya que hacerlo. Hay banda, ritmos negros complejos (brillantes Ramón Gacías y Quino Béjar), variedad de tempos, electrónica y jazz, incluso a ratos se puede percibir un hermanamiento con el latin alternative. Pero sobre todo es un disco de canciones mayúsculas —sacar cualquiera de las diez habría sido una atrocidad— en las que Bunbury se muestra pletórico como cantante y compositor, que sigue proponiendo retos a su banda y músicos participantes. Los saxos de Santi del Campo y Pau Vidal tienen una importancia fundamental, en los teclados meten mano desde el ducho Jorge Rebenaque hasta el guitarrista Jordi Mena o Ramón Gacías, pasando por el propio Bunbury, que graba también guitarras y bajos. Sin duda, aquellas sesiones tuvieron que ser una batidora de creatividad.
No cabe duda de que Bunbury está en racha. Nunca ha aflojado, pero cada vez resulta más y más difícil elegir cuáles son sus discos esenciales, porque cada vez hay más donde elegir. ¿Dónde cae Curso de levitación intensivo? Entre los esenciales. Además, es uno de esos álbumes que resulta muy difícil de disgregar, es complicado imaginarse sus canciones fuera del contexto. Hasta ahora, eso solo ocurría con Las consecuencias pero con Curso de levitación intensivo pasa lo mismo. Es un bloque musical perfecto.
–
Anterior crítica de discos: Shadow of fear, de Cabaret Voltaire.