El verano será eterno, de Sofía Comas

Autor:

DISCOS

«El caudal expresivo que propone su autora trasciende cualquier etiqueta»

 

Sofía Comas
El verano será eterno
INDUSTRIAS BALA, 2020

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

Podría contarles que este álbum tiene un algo —o un mucho, según el momento— que recuerda a Björk, a Tori Amos, a Zola Jesus o a Dead Can Dance. Que es un trabajo que a veces evoca un folk telúrico, pero también planeador, aunque parezca una contradicción. Que sabe a tierra, pero también a cielo. Que tiene pianos, sintetizadores, cuerdas, guitarras acústicas y sostenes electrónicos, pero sería injusto encuadrarlo en los anaqueles del cantautorío sintético o del folk levitante, porque el caudal expresivo que propone su autora —también actriz, con experiencia en el mundo del teatro o la danza— trasciende cualquier etiqueta. A eso se le llama carácter, personalidad.

Podría contarles también que son siete canciones que tratan de cicatrizar la herida por la muerte de un padre, pero no incurren ni en el «cortavenismo» complaciente ni en el regodeo en la pesadumbre, sino en el vigor sanador de una espiritualidad que tampoco resulta cargante. Podría cargar las tintas también en lo espléndidamente producido que está (a medias con Gonzalo Bruno), en lo sorprendentes que resultan los desarrollos de sus canciones. O en cómo, bajo una apariencia de belleza algo gélida, su autora va modulando un manojo de emociones al compás de la caída de las hojas del calendario y la sucesión de las estaciones, perfeccionado un discurso que se compadece muy mal con su condición de debutante (porque en realidad, esta mujer medio madrileña, medio canadiense, solo lo es en solitario: acarrea el bagaje de Tucán Morgan) e insinúa enormes logros en un futuro. Podría contarles todo esto y mucho más. O también, dejarme de palabrería hueca, ir al grano y simplemente recomendarles que la busquen y le den al play. Verán cómo vale la pena.

Anterior crítica de discos: Getting into knives, de The Mountain Goats.

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