Loquillo
Balmoral
DRO/WARNER
El mejor disco que haya grabado Loquillo en toda su carrera, así de sencillo.
Guiado por la experta mano de Jaime Stinus, el mítico rockero se ha encargado de aglomerar en este Balmoral cada una de sus preferencias musicales: rock potente, melodías crepusculares de crooner, canción de autor y sofisticación, mucha sofisticación. La estructura de las canciones es de una factura impecable, pero ya no se basan en riffs o distorsión amplificada, sino que son las capas de sonido articuladas por Stinus las que articulan y vertebran cada uno de los temas. Loquillo lleva ya tiempo editando trabajos de sonido impecable, atemporal y moderno, algo en lo que continúa trabajando en este nuevo álbum, en compañía de su productor de confianza. Por ello, no podemos hablar de un trabajo rupturista respecto a sus más inmediatos discos, aunque sí es cierto que esta vez ha ido un poco más allá, dando rienda suelta a su imaginario musical, sin miedo a mezclar ritmos bailables con el rock más épico o con el jazz. No hay límites si se trata de música excelente, y mucho menos si se cuenta con una banda como la que respalda al de Barcelona en su nueva andadura en solitario. ¿Y qué decir de su voz?, pues que canta como nunca, se amolda al grito épico con la misma facilidad con la que encara el susurro sutil, siendo capaz de mirar de tú a tú a Johnny Hallyday en “Cruzando el paraíso” (primer single de lo que esperamos una avalancha de sencillos brutales).
Todo en el equipo que ha contribuido a la confección del disco ha funcionado de forma magistral, tanto a nivel de producción, como de ejecución y composición. En este último caso, autores como Sabino Méndez, Carlos Segarra, Igor Paskual, Gabriel Sopeña y el propio Loco han dado lo mejor de sí, ofreciendo un conjunto de temas perfectos e imperecederos. Al fin y al cabo, estamos hablando de músicos que conocen perfectamente el material que manejan y que mejor se puede adaptar a las necesidades requeridas.
Mientras el inmovilismo es marca de casa en la mayoría de los músicos de su generación, Loquillo firma un disco excepcional, dando un paso más en su carrera profesional, un disco que trasciende a géneros, tomando a su propio autor como un género en sí mismo. Es lo que tiene tener personalidad.
Un cóctel de lujo.
JUANJO ORDÁS.
Travolta
Manual de redención
MUSHROOM PILLOW
Cómo ha quedado de diluida la tensión eléctrica que recorría la espina dorsal de los últimos álbumes de Mercromina, el anterior proyecto de Joaquín Pascual… la vía de descompresión iniciada el pasado año con El efector amor se ve ahora más refrendada aún si cabe con este plácido Manual de redención, un decálogo balsámico con el que curar heridas del pasado y reubicar de forma meridiana la que es ya la tercera encarnación del albaceteño en formato de grupo (tras su papel más secundario en Surfin’ Bichos y ya tomando las riendas de pleno derecho con Mercromina). Lo que aquí predomina es una atmósfera casi de “western” sonoro crepuscular, sustentado en la preponderancia de las guitarras acústicas, las caricias melódicas sin demasiados requiebros –y con menor énfasis en las texturas– y la voz de Ana Galletero, ya plenamente protagonista en solitario en temas como “Esa luz que ella vio”. El momento de serenidad por el que atraviesa Joaquín Pascual trasluce esa veta casi de duermevela, en la que no es difícil atisbar algunos referentes del rock norteamericano. Canciones como “En el río aquel”, “Un buen hombre” o “La brisa del mundo” parecen abonar el terreno a una cierta espiritualidad que no andaría muy lejos ni de los acercamientos al gospel de Soulsavers o Spiritualized ni de las letanías de los Yo La Tengo más acústicos (aquellos en los que Georgia Hubley conducía la melodía). Y eso por no hablar del guiño “vintage” de “Esa canción nos salvó”, presidida por unas guitarras que parecen directamente salidas de la década de los 50, quién sabe si con el revisionismo de Richard Hawley en el horizonte. Pocos álbumes encontrarán con un título tan ajustado a su contenido.
CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.
Duffy
Rockferry
A&M/UNIVERSAL
Parece que hay ganas de ir a por Duffy: que si copia “light” de Amy Winehouse, que si viaje en el tiempo que no aporta nada, que si la chica parece demasiado «aseadita» para ser de verdad, que si producto prefabricado… ¡Pero qué tarados que estamos! Vale que igual no conectes con su retro-soul, pero lo que no se puede negar es la intensidad de este disco, la pureza vocal de Duffy y la inteligencia que demuestra Bernard Butler (Suede), como coautor de la mayoría de los temas y productor del disco, para trasladarnos al pasado, cuando Motown o Atlantic producían exquisito soul como churros. Y funciona, funciona como un oasis entre la cantidad de basura musical (por llamarla de algún modo) que nos llega sin descanso de Inglaterra. Si en estos momentos en las radios comerciales se está escuchando «Mercy», el hechizante primer single, pues eso que gana la humanidad.
Cierto que, por momentos, sobra un poco de miel en las baladas y que este sonido no descubre la rueda, pero es que tampoco lo pretende, simplemente se recrea con enorme tino en formas clásicas, una buena salida –si tienes su voz– para tiempos de galopante anorexia musical.
JUAN PUCHADES.
Jack Johnson
Sleep through the static
BRUSHFIRE RECORDS
Tiene la humildad como estrategia y vende honestidad como otros venden glamour o energía, y así ha conseguido tener primeros puestos a destajo en los países del área anglosajona. No es extraño puesto que coincide a la perfección con su ideario vital, un WASP marcado por cierto tono de sensibilidad melancólica.
Y eso es lo que potencia en su disco, que aunque acoge por primera vez guitarras eléctricas, sabe extraer de ellas la misma placidez que conseguía antes con cuerdas acústicas. Un poco a la manera de JJ Cale. Quizás su paternidad, en la trama de algunas canciones, lo serene aún más y le preste ese tono de nana y ese susurro en la garganta próximo a Chris Isaak. Son “Angel”, la dolorida “Same girl” o los violines obsesivos de “Go on”.
Pero por otro lado se abre más que nunca a sonidos más cálidos y su melancolía explota esa condición radiante que también tiene, es el caso de “What you thought you need”, la crónica de un viaje con su mujer por la vieja Europa tras graduarse en la Universidad con un aire de bossa y una voz que coloca sus canciones en la estantería de los clásicos. O esas estructuras reggae de “Hope” o de la canción que da título al disco, ralentizada para hacerla encajar en parámetros folk. Imagínese el lector cuando la escuche que está cantada por Marley, y se le hará la boca agua.
CÉSAR PRIETO.
Whiskyn’s
Reus, París, Londres
MÚSICA GLOBAL
Recién celebrados el quince aniversario de su debut –caramba qué rápido pasa el tiempo– nos llega la octava entrega discográfica de su ya larga trayectoria profesional. Dicen los más viejos del lugar que durante el siglo XVIII, la comarca del Baix Camp y Reus, su capital –cuna y hábitat natural de Joan Masdéu y compañía– vivió una época de gran bonanza industrial y mercantil y cuya lonja, junto a las de Londres y París, marcaba el precio europeo del aguardiente. Reus, París, Londres ha sido planteado como si de una especie de vuelta a casa, al punto de inicio de las cosas, al origen… La unidad conceptual del trabajo es hacer algo así como una especie de alto en el camino y mirar con calma al pasado. Se trata, desde lo artístico, de reflexionar sobre todas las cosas a partir de ese imaginario que evoca a un pasado esplendoroso y feliz, tratando de imbuir ese espíritu en la actitud y el trabajo que está por llegar y lograr, así, seguir avanzando. Una piedra filosofal que da unidad y energía a esta magnífica colección de canciones en esa especie de búsqueda calmada de un nuevo horizonte que sepa unir lo mejor del pasado y todo aquello bueno que el futuro tenga a bien deparar. Todo ello, sin embargo, el resultado ha acabado siendo un álbum, en apariencia, más melancólico que cualquiera de los suyos anteriores y en el que los seguidores habituales de la música de los Whiskyn’s notarán que el optimismo –las más característica de las señas de identidad de su pop hasta cierto punto naíf– se ha transformado en una especie de viaje a la introspección y a mundos personales de mayor intimidad. ¿Se trata quizás de un rasgo de madurez? Sin duda. Estos tiempos difíciles por muchas cosas que constituyen nuestro día a día, invitan a pararse un momento o varios a reflexionar sobre lo que pasa a nuestro alrededor. A sustituir quizás las quimeras y muchos ideales juveniles por realidades adultas que en ocasiones pueden causar dolor. A todo eso suena este disco. Una más que reseñable colección de composiciones e interpretaciones (“Reus”, “Tots saben”, “Trens d’alta velocitat”, “Neva”, “Ulleres de sol”, “Cada cop que te’n vas”, etc.) que no sólo mantienen los garantes habituales de su trabajo de compositivo y de estudio –luminosas e imaginativas construcciones instrumentales, ricas armonías vocales y arreglos de ascendencia “sixtie” y una poética y textos en absoluto baladíes– sino que incluso dan un paso adelante muy importante que artísticamente consigue mantener al singular quinteto de Reus en los puestos de honor del escalafón musical pop-rock catalán.
JAVIER DE CASTRO.
Ximo Tebar & IVAM Jazz Ensemble
Steps
OMIX RECORDS
El valenciano Ximo Tebar lleva ya más de dos décadas codeándose al mismo nivel con algunos de los mejores intérpretes de jazz radicados en Nueva York. El también pasa allí seis meses al año, lo que tiene su mérito (teniendo en cuenta que no hace flamenco sino lo de ellos). Steps es su disco número 11. De forma cíclica (y esta vez toca), el guitarrista suele volver por el poderoso jazz de tratamiento funky de sus grandes ídolos –Wes Montgomery, Herbie Hancock, Miles Davis…–, con todo lujo de detalles cromáticos y una producción “para todos los públicos” un tanto más enriquecida que la de esos encuentros de “trío pelao” (como lo llama él) que viene realizando también de tanto en tanto con The Jazz Guitar Trio (Ximo Tebar + Joey DeFrancesco + Idris Muhammad). Acompañado aquí de Orrin Evans en el Rhodes, Donald Edwards en la batería, Alex Blake en el bajo acústico y Boris Kozlov en el eléctrico (amén de sus invitados habituales), desarrolla un repertorio de rechupete que abarca muy buenos temas propios en la mencionada clave funky acostumbrada (“Four on six for Wes”, “Zap”, “Steps”), más otros ajenos que no trata estrictamente como estándares. Hay un fenomenal “Nefertiti” que suena a bolero, un “26-2” que sin dejar de ser Coltrane añade azúcares brasileiros y un “Pink Panther theme” que rompe igualmente cánones. No hay que tenerle miedo. El tío es un fenómeno. De verdad.
GERNOT DUDDA.
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REEDICIONES Y RECOPILATORIOS
Detroit Cobras
The original recordings
MUNSTER RECORDS
Las primeras grabaciones de Detroit Cobras, una de las bandas pioneras de la escena garajera de los noventa en el estado de Michigan o lo que es lo mismo, en la cuna de la industria automovilística norteamericana, ven por fin la luz gracias a la discográfica hispana Munster Records. En el inicio de su carrera, los Detroit Cobras renunciaron a interpretar composiciones propias y optaron por rebuscar en el viejo repertorio del rock and roll más primitivo y el R&B las piezas necesarias para armar un buen repertorio que sonará compacto como el de un potente motor de coche de carreras. Munster ha recuperado los tres primeros singles de la banda y nueve temas de estudio inéditos hasta ahora y que ha lanzado al mercado en formato CD, LP y caja de seis singles. La receta de la Cobras de Detroit siempre ha sido infalible: sucio rock and roll, la impactante voz de su guitarrista Maribel Restrepo y un sonido terriblemente arrollador. Y eso es precisamente lo que ofrece este disco tal y como se puede comprobar en temas como “Village of love”, “Maria Christina” o “Its raining” y “Cha cha twist” (estas dos últimas canciones fueron regrabadas en 2004 para incorporarlas a Baby, tercer disco de la banda). Si ya conoces a los Detroit Cobras, ésta es una buena oportunidad para completar su discografía. Si todavía no te han picado estos reptiles del rock, esta es la ocasión para dejarse morder
ÀLEX ORÓ.
Vashti Bunyan
Some things just stick in your mind: singles and demos 1964-1967
DICRISTINA STAIR
Hay artistas que pasan a la historia de la música pop por un solo disco. Es el caso de Vashti Bunyan, aclamada por su Just another diamond day (1970), calificado como obra maestra del folk-pop en su versión más pastoril. Estos artistas acostumbran a tener un pasado sonoro interesante y también éste es el caso de Vashti Bunyan. Some things just stick in your mind recoge los singles y maquetas que esta cantante de tierna apariencia y frágil voz grabó entre 1964 y 1967. Estas primeras grabaciones nos muestran a un a una Vashti Bunyan que hubiera podido ser perfectamente una nueva Marianne Faithfull. No en vano el productor de sus primeros discos, de los cuales sólo se editaron dos, fue Andrew Loog-Oldham, el mánager/productor de los Rolling Stones y de la misma Faithfull. Es precisamente entre el material no editado donde encontramos la más brillante de las joyas ocultas de este disco. Se trata “Cooldest night of the year”, una canción con una ligera sobreproducción de tintes spectorianos, que por si sola ya merece la adquisición del disco. El resto de composiciones inéditas se han rescatado entre viejos acetatos y cintas caseras que ha rescatado Bunyan. Pese a que se ha restaurado el sonido de todas estas piezas, en algunos momentos la audición no es perfecta. No obstante, la belleza de este puñado de canciones contribuye poderosamente a no tener en cuenta estas deficiencias sonoras. Destacan temas como “17 pink sugar elephants”, el single inédito “I’d would like to walk around in your mind” o “Don’t belive”, en los que la Bunyan apunta grandes maneras. Tras este fallido asalto a las listas de éxito, la buena de Vashti le pidió prestadas a Donovan 100 libras esterlinas con las que se compró un carro y un caballo. Con este vehículo de tracción animal y en compañía de su perro Blue, recorrió Inglaterra durante tres años, período en el que compuso las canciones de Just another diamond day, pero eso es otra historia que quizás tenga cabida algún día en esta sección.
ÀLEX ORÓ.