Posible, el nuevo disco de Bunbury, será publicado finalmente el 29 de mayo. Previsto originalmente para el 17 de abril, el lanzamiento fue aplazado por la crisis del coronavirus.
Iván Ferreiro es el encargado de presentar Posible:
La posible textura de lo imposible.
Posible es un disco al que hay que acercarse como a todos los discos de Enrique, con calma y mucha atención.
Aunque a alguno le parezca que el sonido, plagado de electrónica y nuevas texturas, es muy diferente, pronto se dará cuenta de que sólo es una nueva manera de contar las cosas y buscar emociones.
Ningún disco de Enrique se parece a sus predecesores. Su continua búsqueda, su inquietud y su alergia por el aburrimiento consiguen que sus canciones siempre suenen nuevas. Su creatividad es desbordante y su necesidad de mejora se nota en toda su obra. Da la sensación de que siempre está en estado de gracia.
Personalmente necesito un buen número de escuchas para hacerme con las letras. Unas letras que son cambiantes y se interpretan de mil maneras, llenas de referencias a otros músicos, cineastas o escritores. Curiosamente esas letras parecen decir las cosas de forma muy clara y es después de unos días, meses o años que uno se da cuenta de que igual decían otra cosa.
Llevo unas semanas escuchando el disco y mejora en cada escucha. En Posible sigue existiendo la actualidad más cercana. Es un análisis del mundo y de la forma en que Enrique lo experimenta. La sociedad actual, el amor y la relación de los seres humanos con el planeta, con el universo y con los misterios de la vida.
Te encontrarás con realidades paralelas e Instagram, con Nick Cave y con David Lynch, con la convicción y la duda, con el rock y el bolero, con el amor y con el deseo.
Siento en algunas canciones, como en la que abre el disco, que es un dialogo muy directo e íntimo con el oyente. Como muchas otras veces, Enrique me habla a la cara, me acaricia y me mira a los ojos. La canción de amor al espectador, a la musa y al acto de hacer canciones. Canciones de amor a las canciones.