«Esto acabará con un estallido de hedonismo en el momento en el que la pandemia se erradique definitivamente y, probablemente, de todo lo que espero que suceda no pase nada»
Mientras Love of Lesbian esperan para volver a entrar en el estudio, Santi Balmes se mueve entre varias tramas: la creativa, el enfado contra los que cuestionan la sanidad pública y la necesidad de un cambio de rumbo. Por Arancha Moreno.
Texto: ARANCHA MORENO.
¿Qué hacían Love of Lesbian los primeros días de marzo? Grabar su nuevo disco. Justo cuatro años después de publicar su último álbum de estudio, El poeta Halley, que vio la luz en marzo de 2016. Parece que ha pasado una eternidad, y más desde que vivimos solo entre paredes —sobre todo las víctimas de esa «hermosura estética» que es el gotelé, entre las que me encuentro—, pero me temo que aún habrá que sumar unos meses más de espera para renovar la temática de Halley que tanto nos conmovió en la rodaja del cedé y en los escenarios. Santi Balmes nos cuenta cómo están las cosas: «El disco se ha quedado a medias. Todas las fechas programadas de salida de disco, clips, masterizacióin o inicio de gira han quedado colgadas en el aire. Ni canceladas ni reconfirmadas, simplemente andan en el purgatorio».
Balmes vive a diez minutos de Barcelona con su familia. «Combatimos el confinamiento respetando, ante todo, el espacio vital de cada uno, muy necesario cuando tus hijas son teenagers. Por otro lado, llevo catorce días sin fumar, un reto que me propuse para tener mis particulares buenas noticias», dice, como si no tuviese suficiente con estar encerrado. Al margen de estar en casa, sale al mundo a través de sus directos en Instagram. «Con la banda estamos haciendo una programación alternativa desde nuestras redes sociales: lectura de poesía on demand, sesiones de disyóquei, café con tertulia, recetas culinarias. Está siendo bastante enriquecedor, ya que contamos mucho con la interactividad de nuestros oyentes, los cuales, dicho sea de paso, están siendo de lo más proactivos».
Balmes, que tiene una mente difícilmente acotable y vive entre los mundos de la canción y la literatura, es algo ambigüo al preguntarle si está sacándole partido creativo al confinamiento. «Me paraliza bastante. No puedo ser ajeno a este estado de shock mundial. Se necesita tiempo para digerir lo sucedido. Aunque, sí, reconozco que ando con la cabeza ocupada en varios asuntos creativos», admite riendo. Está algo paralizado, pero está tramando algo. Al margen de lo que sea que está creando, también ha recuperado los libros de Cortázar, y está leyendo el libro de entrevistas El cine según Hitchcock, de Françoise Truffaut. También está viendo la serie Devs —la historia de una ingeniera informática que investiga los secretos del departamento de desarrollo de su empresa tras la desaparición de su novio— en HBO y, a pesar de la cuarentena, acude a la fúnebre A dos metros bajo tierra y acaba de terminar de ver Ozark. Ahora pretende ponerse con una de las series vintages más populares, Los Soprano, y se va a embarcar en el libro de canciones de Bob Dylan.
Quizá sea demasiado pronto para sacar conclusiones de esta trampa en la que hemos caído. El vocalista y compositor de Love of Lesbian no quiere precipitarse tampoco, aunque vea con claridad algunos pasajes de esta película de ciencia ficción que estamos viviendo. «En realidad, hemos recuperado un ritmo de vida más acorde a lo humano», dice, y apela a un cambio de estrategia global: «Espero que surja una conciencia planetaria, de una puta vez, y que nunca más nos pille desprevenidos ni la noticia de una epidemia, ni una especie que se extingue, ni un río que se seca, ni un pueblo costero que se inunde. A ver si nos anticipamos e inventamos una nueva economía que no se base siempre en un crecimiento continuado, cosa, dicho sea de paso, antinatural. También anhelo que la ciencia ocupe en todos los gobiernos el lugar que le corresponde. Y que nunca más un idiota liberal abra su bocota para cuestionar la sanidad pública». Pero sabe distinguir entre lo que anhela y lo que parece más probable: «Esto acabará con un estallido de hedonismo en el momento en el que la pandemia se erradique definitivamente y, probablemente, de todo lo que espero que suceda no pase nada».
«No estamos solos, nos tenemos a nosotros mismos». Lo dicen Love of Lesbian en su cuenta de Instagram. Cuando podamos recordar quiénes éramos fuera de casa, cuando nos despojemos de estos días no vividos, Santi Balmes ya tiene dos escenarios escogidos: «Caminar mucho por la naturaleza y al contrario, zambullirme en la ciudad, Barcelona, en concreto, ¡que la echo de menos a dolor!».
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