Diego A. Manrique: «El hermano listo y el bocazas eran una combinación perfecta para atrapar la imaginación de todo un país»
Las consecuencias de la presunta reconciliación de los hermanos Gallagher: los fans suspiran y los tabloides se relamen; los promotores se frotan las manos y las casas de apuestas tiemblan. Por J.F. León.
Texto: J.F. LEÓN.
No es broma. Apostar es casi una religión en Inglaterra y no se ciñe al deporte. Puedes hacerlo sobre los Oscar, el final de una serie o cualquier otra cosa que se te ocurra, como el retorno de Oasis, por ejemplo. Y al igual que la lesión de un jugador puede afectar a la valoración de un partido de fútbol, un tuit en enero de Liam Gallagher (el cantante, el pequeño, el bocazas) hizo que la reunión de la banda en 2020 pasara de pagarse 25/1 a 9/1; en 2021 de 16/1 a 11/1 y en 2022 de 12/1 a la mitad, 6/1. Y cuando el río suena agua lleva. Lo que había dicho exactamente en la red social del pajarito era que acababa de recibir una llamada de Noel (el guitarrista y compositor, el mayor, el templado) suplicándole [sic] que se reunieran en 2022. Consiguientemente, las especulaciones se han multiplicado desde entonces y parece que fueron los hijos de ambos los que habrían posibilitado este acercamiento, que no deja de ser sorprendente. «Como dice su canción “Some might say”, algunos dirán. Como fan y como promotor espero que ocurra en algún momento», asegura esperanzado César Andión, PR & TALENT de la división española de la todopoderosa Live Nation.
En cualquier caso, el posible retorno de Oasis supone «una buena dosis de emoción para todos los que han sido fanáticos de la banda», afirma Paco Pérez Bryan, figura clave de Radio 3 en los noventa y que, desde su “De 4 a 3”, se convirtió en uno de los principales prescriptores del britpop en general y del grupo de los hermanos Gallagher en particular. «Yo creo que puede estar detrás Michael Eavis para celebrar el 50º aniversario de “su” Glastonbury. Además toca Paul McCartney», opina el locutor. El emblemático festival fue el trampolín definitivo para el éxito mundial de Oasis en 1995 y Paco, por supuesto, estuvo allí: «Fue brutal. Inolvidable… Terminaron con una versión del “I’m the walrus” de los Beatles”. Cierto, algo que alimentó las comparaciones con los Beatles, un sambenito que les ha perseguido durante toda su carrera y que se ha utilizado como arma arrojadiza para cuestionar su talento y originalidad.
Pero, ¿están Oasis verdaderamente sobrevalorados?
«Posiblemente sí que estén sobrevalorados para los que conocemos, por ejemplo, la obra de los Beatles; pero para los más jóvenes que vivieron ese momento, entiendo que aquello pudiera significar una revelación deslumbrante», sentencia el prestigioso crítico musical Diego A. Manrique. Para Pérez Bryan fueron algo más: «Lo del britpop fue sólo una etiqueta más. Eran la respuesta británica al rock americano que había removido los cimientos musicales a principios de los 90. Oasis habían asimilado a Nirvana, Soundgarden y todas esas bandas de la costa oeste. Y claro que había mucho de los Beatles, pero también habían crecido con los Sex Pistols y los Smiths». «También The Jam o Stone Roses eran parte de sus pilares musicales», apostilla Andión, «pero básicamente es rock de clase obrera, contando historias de la calle para chavales de barrio que beben cerveza y disfrutan con el fútbol. The Jam los describe con una canción llamada “Saturday kids”, son lo que en Reino Unido se llama casuals”. Manrique remata: «Desde cierto punto de vista fue un momento absolutamente mágico… El hermano listo y el bocazas eran una combinación perfecta para atrapar la imaginación de todo un país, para embriagarlo y reírse del resto del mundo».
Liam, el incansable bocachancla
Pero volvamos a esa posible reunión… ¿No había dicho Liam en 2011 que antes de volver a tocar con su hermano preferiría comerse su «propia mierda»? Sí, así fue. Lo dijo. También escribió este tuit, con su particular ortografía y sintaxis, en julio de 2018: «Earth to Noel… I forgive you now let’s get the BIG O (Oasis) back together…» («La tierra llamando a Noel. Te perdono. Pongamos a Oasis en marcha de nuevo»). Tras dormir la mona —y no recibir respuesta alguna— volvió a tuitear pocas horas después: «Me lo tomaré como un NO». El paciente y estoico hermano mayor probablemente ni lo había leído. Es más, seguramente tendría silenciada la cuenta de Liam, porque se contaban por decenas los insultos y provocaciones que había ido recibiendo vía Twitter durante casi una década, desde que se separaron. En realidad no era más que el punto y seguido de una relación que, desde niños, había estado salpicada de peleas e incidentes, de desplantes personales y profesionales que acabaron colmando la paciencia del mayor, hasta el punto de abandonar Oasis. Por eso sorprende (mucho) que sea precisamente Noel quien haya tendido la mano en esta ocasión.
La pela es la pela
Entonces, ¿es el dinero la causa de este posible reencuentro? En el caso del guitarrista es algo cuestionable, puesto que precisamente es él quien percibe los pingües derechos de autor que continuamente devienen las canciones de la banda. «No sé cómo son de gastones o si han invertido bien o mal lo que ganaron, pero seguro que la pasta no es lo principal. Son sus egos, demostrar que pueden volver a grabar un gran disco, aunque no sé lo que se puede esperar de ellos a estas alturas. Sus proyectos después de Oasis no han acabado de cuajar y al final han visto como en sus respectivos conciertos les seguían pidiendo que tocaran “Wonderwall”. Creo que han debido llegar a la conclusión de que hicieron el gilipollas separándose», opina tajante Pérez Bryan. César Andión añade «son ganas de carretera y rocanrolear antes de hacerte demasiado mayor».
La pregunta es inevitable: ¿Liam ha sentado (algo) la cabeza o volverá a dejar tirada a la banda antes de un compromiso televisivo? ¿Abandonará una gira a falta de varios conciertos? ¿Volverán a separarse otra vez minutos antes de una actuación? La verdad es que parece que Oasis siguen siendo una bomba de relojería, un artilugio que nunca sabes cuando va a explotar. «Había quedado con ellos en un hotel de Barcelona para entrevistarles», recuerda Pérez Bryan, «la recepción tenía un mostrador circular y los hermanos se sentaron en unos sofás diametralmente opuestos. Liam miró a Noel y le dijo: “¿Tú qué haces mirándome con esa cara de gilipollas?”. Se enzarzaron en una bronca de puta madre y el tour manager tuvo que ponerse en medio para evitar que se dieran de hostias. Evidentemente no hubo entrevista».
Y los Black Crowes, ¿qué?
Los que sí han regresado seguro son Chris y Rich Robinson. Ellos son otra pareja de hermanos nada avenidos que llevan unos meses paseando su idílica reconciliación por cadenas de radio y platós; concediendo entrevistas y ofreciendo showcases para promocionar una gira mundial que afortunadamente recalará en España (12 de noviembre, Madrid) de la mano de Live Nation. Pero, ¿quién se llevará el gato al agua, los Gallagher o los Robinson? «Una cosa es el impacto mediático y otra la venta de tickets. También va a depender del continente, incluso de los países. En América los Crowes están funcionando muy bien. Inglaterra, obviamente, será para Oasis; pero España es muy rockera y la reunión de los Crowes está teniendo más impacto que en Francia», estima el ejecutivo de la promotora multinacional.
Chris (cantante y hermano mayor) y Rich (guitarrista), en cualquier caso, están en el ojo del huracán por haber despreciado a sus excompañeros de cara a esta gira. Incluso pasaron de Steve Gorman, único miembro de la formación original que quedaba en el último concierto de los Black Crowes antes de su segunda separación. Aunque también hay que decir que este se adelantó a la previsible jugada de los Robinson publicando Hard to handle: The life and death of the Black Crowes – A memoir, un libro absolutamente demoledor en el que hace gala de su prodigiosa memoria para recordar una ingente cantidad de anécdotas y detalles que sirven para destrozar la reputación los hermanos, incidiendo en sus continuas peleas y cebándose (probablemente con algo de causa) en Chris, al que lo más bonito que le llama es «fake hippy», «hippy de mentira».
Los amores reñidos son los más queridos
Si nos ceñimos a los hermanos en esto del rock, parece que el refranero español no acaba de cumplirse. Son legendarias las peleas de los hermanos Davies, que han llegado a estar lustros sin dirigirse la palabra. Aun así parece que Ray y Dave han decidido reunir a los Kinks y hay quien asegura que además están componiendo juntos desde que son vecinos. «La verdad es que su historia es una sucesión de oportunidades frustradas. Pero, más allá de sus broncas, el propio Dave se cargó su carrera en solitario por desidia. También porque su única neurona solo pensaba en follar en lugar de trazar un plan B sólido por si a su hermano se le cruzaban los cables definitivamente. Al final se quedó solo y ha sido un espectáculo muy desagradable ver su actitud pedigüeña frente a la antipatía y sequedad de Ray», nos comenta Manrique.
No menos legendario fue el desencuentro de los hermanos Fogerty, que alcanzó su máxima expresión cuando Tom abandonó a la Creedence Clearwater Revival. No debió ser un sapo fácil de tragar que el pequeño John acabase teniendo más talento y, consiguientemente, liderando la banda. La prematura muerte de Tom en 1990 impidió que las heridas cicatrizasen y su relación nunca volvió a restaurarse. John Fogerty sí ha gozado de una exitosa carrera en solitario y en junio podremos disfrutar de sus canciones una vez más en nuestro país en varios conciertos, incluyendo el Azkena Rock Festival.
Pero no todo iban a ser malos rollos y numerosas bandas han contado con hermanos en sus filas (AC/DC, Allman Brothers, Beach Boys, Bee Gees, Breeders, Dire Straits, Everly Brothers, The Teskey Brothers, Screaming Trees, Staples Singers, Van Halen, Supergrass…) y no han estado un día sí y otro también en las páginas de sucesos. Especialmente bien avenidos parecen Jeff y Steve McDonald de Redd Kross, una banda que nos vuelve a visitar en abril y que lleva en activo desde finales de los setenta, cuando los hermanos eran unos quinceañeros y estaban obligados a abandonar los locales en los que tocaban al no tener la edad suficiente para alternar en ellos. David Jiménez de Heart Of Gold (su agencia en España) los conoce muy bien: «Son excelentísimas personas, aunque sé que han tenido sus más y sus menos, pero solo porque Steve es adicto al trabajo y Jeff prefirió estar un tiempo alejado de los escenarios y estudios de grabación».
¿Y en España?
Bien conocida es la existencia de Mocedades, Estopa, Dover, Barón Rojo, Sex Museum, Mecano y Café Quijano entre otros; pero es inevitable preguntarse si estar en una banda con tu hermano tiene más ventajas que inconvenientes y Carlos Escobedo (Sôber) no tiene duda al respecto: «Es una ventaja. Hay un punto de complicidad y de unión que te sitúa por encima del resto. Puede que nos digamos las cosas de una manera más directa, pero discutir es bueno porque favorece el intercambio de opiniones».
En el caso de 091, Jose Ignacio Lapido —que tiene en la banda a su hermano, Víctor Lapido— no hace distinciones entre unos y otros: «Los Cero somos muy democráticos, hasta para las discusiones. Nos repartimos estopa entre nosotros, a cada cual según sus merecimientos. Y una de las premisas que teníamos a la hora de volver era estar los mismos que lo dejamos en 1996. No tienen sentido esos regresos en los que está el cantante y cuatro tíos contratados detrás. Para eso están las bandas tributo».
Los donostiarras Nuevo Catecismo Católico llevan casi treinta años, con los hermanos Ibáñez al frente: «Arturo y yo somos muy diferentes, pero creo que somos complementarios. Antes teníamos muy claro cómo queríamos sonar y componíamos juntos. De un tiempo a esta parte lo hacemos por separado para evitar un desgaste innecesario. Así nos seguimos llevando guay, aunque eso no signifique que alguna vez le hubiese soltado dos hostias o incluso le hubiera echado del grupo», afirma Gonzalo entre risotadas.