Second helping (1974), de Lynyrd Skynyrd

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OPERACIÓN RESCATE

«Una auténtica barrera de sonido que se convierte en la principal marca de fábrica del grupo, junto a la voz de Van Zant»

 

Eduardo Izquierdo nos acompaña hasta 1974 para reencontrarnos con Second helping, el segundo trabajo discográfico de la célebre banda estadounidense Lynyrd Skynyrd, liderada entonces por Ronnie Van Zant.

 

Lynyrd Skynyrd
Second helping
MCA, 1974

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

Hace unos meses saltaba la noticia. Lynyrd Skynyrd iban a hacer parada en nuestro país, en concreto para tocar en el Rock Fest de Barcelona en julio de 2020. Y aunque, si bien es cierto que poco o nada queda de la banda original que se convirtió en el grupo sureño por excelencia en los años setenta, la posibilidad de disfrutar en nuestros escenarios de una banda que pasea ese nombre por el mundo con bastante dignidad es más que apetecible.

Echemos la vista atrás y desplacémonos hasta esos años setenta. Década de grandes bandas y de grandes discos. A muchos de ellos se les ha colgado la etiqueta de obra maestra con el más absoluto de los convencimientos y sin apenas rubor. Eso sí, también y en general, de manera justificada. Y Lynyrd Skynyrd atesoran más de una de ellas, entre ellos Second helping, su segundo trabajo, aparecido el 15 de abril de 1974. El grupo encabezado por el vocalista Ronnie Van Zant había debutado en lo discográfico un año antes con Pronounced ‘Lĕh-‘nérd ‘Skin-‘nérd, en el que, de paso y en una buena muestra de sentido del humor, nos aclaraban como pronunciar el nombre del grupo. Un disco magnífico que merecía un sucesor a su altura. Y eso es Second helping. Para muchos al nivel de su predecesor. Para otros, incluso por encima. Y para algunos ligeramente por debajo, aunque solo sea por detalles casi imperceptibles. En cualquier caso, una espléndida continuación para su discografía.

La formación que graba Second helping es la reivindicada por los más exigentes como la auténtica alineación de lujo del grupo. Ronnie Van Zandt a la voz, Leon Wilkeson al bajo, Billy Powell a los teclados y Gary Rossington, Allen Collins y Ed King a las guitarras. Una auténtica barrera de sonido, la integrada por los tres guitarristas, que se va a convertir en la principal marca de fábrica del grupo, junto a la voz de Van Zant. Un sonido que, además, definirá para siempre el rock sureño. Y es que, si bien Allman Brothers podrían reclamar ese trono, la música de Lynyrd Skynyrd se me antoja más fiel al estilo, quizá dada la querencia de los Allman por los grandes desarrollos con guiños incluidos al jazz. Y eso que aún no hemos citado que Second helping arranca con “Sweet home Alabama”, quizá la canción que todo el mundo citaría a la hora de definir la esencia del rock sureño norteamericano. Un tema directo, apabullante, con anécdota incluida que seguro ya todos conocen (resumiendo, la canción se compuso como respuesta a “Southern man” de Neil Young) y con ínfulas de himno desde su primera escucha. De hecho, la canción será la «culpable» —nótese el entrecomillado— de que muchos le hayan prestado menos atención al resto de un disco que no tiene desperdicio.

“I need you” es un tema espléndido de siete minutos al que no le sobra nada, que huele a blues tanto como la canción que le sigue, “Don’t ask me no questions”, marcada profundamente por el sonido de los vientos. “Workin’ for MCA” cierra la cara apuntando hacia el hard rock como género y quizá con el mejor trabajo de guitarras, y eso es mucho decir, de todo el disco. “The ballad of Curtis Loew” abre la cara B aportando la elegancia entre otras cualidades. Ronnie está espléndido a la voz, de hecho, lo está en todo el disco, y ya nos hemos dado cuenta de que ese tratamiento de tres guitarras tan innovador es tremendamente atractivo para el oyente. “Swamp music”, por su parte, es un tema resultón y saltarín con un riff muy simple de guitarra marcando la cadencia blues. “The needle and the spoon” es otro tema sin rival. Sutil, honesta, espléndida. Y para acabar una versión que muestra su conocimiento de la música de su país, recurriendo al enorme JJ Cale y su “Call me the breeze”, publicada originalmente por su autor en Naturally (1972).

Curiosamente, el álbum no fue muy bien recibido. Como mínimo no tuvo las críticas que tendría pasado el tiempo. Se les acusó de intentar imitar a los Allman y de poca inspiración. Quién lo diría. Con los años el disco sería considerado un auténtico referente. Por ejemplo, el Houston Press lo eligió como uno de los cinco discos esenciales de boogie-rock junto a Tres hombres de ZZ Top, Fool for the city de Foghat, One way… or another de Cactus y Performance rockin’ the fillmore de Humble Pie.

Anterior entrega de Operación rescate: I see a darkness (1999), de Bonnie Prince Billy.

 

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