La trayectoria de Joni Mitchell es protagonista del nuevo Cuadernos Efe Eme, el número 21, donde la recorre nuestro Doctor Soul, Luis Lapuente. Para acompañar la lectura ha escogido diez de sus piezas imprescindibles.
Selección y texto: LUIS LAPUENTE.
1. “Both sides now” (Clouds, 1969)
Quizá su pieza más celebrada y longeva, la seminal “Both sides now”, donde Joni Mitchell desgranaba en primera persona ilusiones y desilusiones, fantasías, esperanzas y desengaños con una crudeza que revelaba tanto la profundidad de sus heridas como el calado de de sus expectativas vitales. Quizá por eso a Joni le disgustó de tal manera la versión edulcorada que firmó Judy Collins de una composición que para ella encerraba tanta rabia y tanta determinación, y no dudó ni un instante en dedicarle uno de sus habituales dardos bañados en vitriolo: «Judy canta mi canción como lo haría una damisela entre bambalinas».
2. “Woodstock” (Ladies of the canyon, 1970)
La era de Woodstock se acercaba y fue Joni quien escribió su himno, a pesar de que ella no estuvo presente en el Festival (aunque sí CSN&Y). «No habría podido escribir “Woodstock” si hubiera cantado en el Festival», cuenta en las páginas de su biografía Reckless daughter: «Es muy difícil mantener la calma en ese tipo de eventos multitudinarios, llenos de buenas intenciones pero también de rivalidades y de codazos entre amigos. Son como los grandes acontecimientos deportivos, todo el mundo quiere ganar y está muy nervioso. Yo habría caído víctima de esa misma neurosis, pero fui capaz de ver el lado más romántico al vivir el Festival en la lejanía, como una fan que no pudo asistir a él». “Woodstock”, la canción, fue un éxito en la voz de Crosby, Stills, Nash & Young y también en la de la propia Joni Mitchell, incluida en su tercer elepé, el extraordinario Ladies of the Canyon.
3. “Big yellow taxi” (Ladies of the canyon, 1970)
Una de las grandes canciones ecologistas del pop, “Big yellow taxi”, extraordinaria miniatura compuesta por Joni en su primer viaje a Hawaii, nació así: «Abrí las cortinas de la ventana de mi habitación al despertarme por la mañana en el hotel y vi todas aquellas maravillosas montañas verdes a lo lejos… pero al mirar hacia abajo, se me rompió el corazón al encontrarme con un gran aparcamiento lleno de coches, como una especie de plaga en medio de aquel paraíso».
4. “Carey” (Blue, 1971)
Fue Blue un álbum de sentimientos rotos, el más sincero y vulnerable, casi exhibicionista, de los que había grabado hasta el momento. El tema “Carey” lo dedicó a un canadiense llamado Cady Raditz, con quien mantuvo una breve relación amorosa en su viaje por Europa. “My old man” y “River” se refieren a Graham Nash, cuyo romance rompió Joni definitivamente enviándole un telegrama desde Formentera. Otras (“All I want” o la extraordinaria “Blue”) hablan directamente de James Taylor, un amor intenso y fugaz que nació ya malparado debido a las adicciones de Taylor, y cuya ruptura dejó a la vocalista canadiense seriamente tocada.
5. “A case of you” (Blue, 1971)
Una de las cotas más altas de Blue, con Joni al dulcimer y James Taylor a la guitarra acústica. Su elepé y quizá su canción más íntima, desgarradora y confesional, epítome de la inmensa tristeza que encogía su alma, primera entre un sortilegio de canciones desgarradoras que ahondaban en la desesperanza, en el desengaño de las relaciones sentimentales, una visión elegíaca de la propia existencia ya desde la foto de portada del álbum, un primer plano en claroscuros azules del rostro de la cantante, destellos de azul turbulento y oscurecido por el dolor.
6. “You turn me on, I’m a radio” (For the roses, 1972)
Después de haber saboreado el éxito con Blue, Joni Mitchell abrió otro paréntesis en su vida. Fichó por el sello Asylum, de David Geffen, vendió su mansión de Laurel Canyon, pasó una temporada cerca de Vancouver, en una casa en el campo sin electricidad (porque pensaba que podía causar cáncer), íntimamente ligada a las enseñanzas naturalistas y libres de Henry David Thoreau, compartiendo habitación ocasionalmente con Geffen (un homosexual reconocido) y disfrutando de la transparencia agreste de la naturaleza que le rodeaba, alejada de todo lo que había sido su vida hasta el momento. Y grabó el elepé For the roses, que incluyó este fantástico guiño a las listas de éxito.
7. “Judgemente of the moon and the stars (Ludwig’s tune)” (For the roses, 1972)
Fascinada por Beethoven, por su vida, sus problemas personales y su gigantesco legado, Joni decidió escribir sobre él una especie de variación sobre el clásico de Chuck Berry con el título “Roll over Beethoven revisited”. Finalmente dio forma a esa canción hagiográfica y extraña con otro nombre, “Judgemente of the moon and the stars (Ludwig’s tune)”, incluida en For the roses, un elepé claramente incardinado en la escuela del folk pop con matices de jazz, un álbum barroco y limpio donde seguía recordando su relación rota con James Taylor pero ya con cierta lejanía, y donde no por casualidad exhibía una foto suya desnuda, de espaldas mirando al océano, en la carpeta interior del disco, una foto inicialmente pensada por Joni para ocupar la portada. Fue su mánager, Elliot Roberts, quien la convenció de esconderla en el interior con un argumento contundente: «¿Es que te gustaría ver el disco en las tiendas con una etiqueta de 5.98 $ pegada en tu culo?».
8. “Free man in Paris” (Court and spark, 1974)
En enero de 1974, Joni Mitchell publicó el que sería probablemente su mejor álbum, el extraordinario Court and spark, esta vez ya sí claramente devoto del jazz folk, donde contó con músicos de los Crusaders y del L.A. Express de Tom Scott, además de sus viejos amigos Crosby y Nash, de José Feliciano y del líder de The Band, Robbie Robertson, y donde brillaban canciones mágicas como “Down to you”, “Raised on robbery” y “Free man in Paris”, una pequeña delicadeza dedicada a David Geffen.
9. “Help me” (Court and spark, 1974)
En 1974, Joni Mitchell conoció a un saxofonista californiano llamado Tom Scott y se embarcó en una fascinante aventura musical con Scott y su banda, los fantásticos L.A. Express, con cuyo baterista, John Guerin, tuvo otra intensa relación sentimental: según comentarían, se pasaban horas y horas en la cama disfrutando del sexo y de la música de Miles Davis, de John Coltrane, de Duke Ellington. “Help me”, quizá el mejor tema del imprescindible Court and spark, es una formidable mezcla de pop rock y jazz de fusión, una de las cumbres del género.
10. “Coyote” (Hejira, 1976)
En 1976, Joni Mitchell grabó su noveno álbum, una gema en bruto titulada Hejira, de nuevo indagando en su enésima ruptura sentimental en canciones como “Amelia” o la propia “Hejira” (“migración” o “huida”, en árabe) y piezas que dejaban entrever su amor por la música negra, como “Coyote” o “Furry sings the blues” (sobre el bluesman Furry Lewis). Pero el genuino cuerpo central del disco lo constituía el bajo poderoso como un taladro del gran Jaco Pastorius, nuevo compañero musical y sexual de la cantante, genio y figura, siempre dispuesta a renacer de sus cenizas, a vencer todas las depresiones del mundo.