Amaral: «Somos viscerales al componer y muy poco analíticos a la hora de tomar decisiones»

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Eva: «Nocturnal era como un viaje desde la oscuridad, buscando la luz. Y Salto al color es encontrar la luz»

  

Incombustibles y viscerales, Amaral acaban de editar Salto al color, un disco en el que han buceado en nuevos mares sin renunciar a su esencia. De todo ello hablan con Carlos H. Vázquez.

 

Texto: CARLOS H. VÁZQUEZ.
Fotos: PATRICIA J. GARCINUÑO.

 

Hay incertidumbre con Salto al color (Discos Antártida / Sony Music, 2019), el octavo álbum de estudio de Amaral. ¿Pero quién tiene razón aquí: quienes crean o quienes escriben? La cren? La crtener conciecrítica habla, redacta y alardea. Los músicos componen, escriben y actúan. Y no hay focos para todos.

No parece invierno en la ciudad, aunque sería el otoño el que tendría que haber impuesto su autoridad de hojas secas y chaqueta de entretiempo, al abrigo de la Navidad. En su lugar hay calor, y aunque no es tan acusado como en semanas pasadas, es suficiente para que los turistas sigan invadiendo las aceras con sus maletas tipo trolley. Suena música en el metro, en la calle, en los bares y en las carreteras, pero nadie escucha nada; van con auriculares; también hay música en la cabeza con canciones que, quizás, son más entretenidas que las que hoy pitan por acá y por maracuyá. Con Amaral sucede así: cuando sacan un nuevo trabajo de estudio, alguien les dice que no tienen un tema tan bueno como el anterior, y así sucesivamente. Nocturnal (Discos Antártida, 2015) delimitó la discografía de Amaral entre lo que todos conocieron y lo que otros querían conocer, creando un hype que, como siempre sucede con estas cosas del arte —tan subjetivas—, no han sido tan bien acogidas, pese al título tan vitalista y colorido que defienden Juan Aguirre y Eva Amaral, uno de lluvias y otra de secano.

 

¿De cuántas maneras se le puede cantar al mar?
Eva: Tantas como mares hay. Para nosotros es una metáfora del movimiento, de la personalidad de cada uno, de nuestras individualidades… pero también de que somos en realidad el mismo líquido. Sirve para hacer metáforas de todo tipo: sensaciones, sentimientos… Nosotros, que somos más de secano, sentimos una atracción especial por el mar.

 

Bueno, pero Juan nació en San Sebastián, al lado del mar…
Eva:
Sí, aunque se crió en nuestra desértica Zaragoza.
Juan: Crecí en Zaragoza. Soy hijo de aragoneses que se fueron al País Vasco, y ahí nací yo, justo pegado al mar. Desde la terraza de mi casa lo que se veía era inmensidad.

 

¿De qué barrio eras?
uan:
Del Gros.

 

Me hace gracia lo de «secano», sobre todo por la letra de “Unas veces se gana y otras se pierde”, de Nocturnal: «No estás hecha para el agua si no te quieres mojar…». ¿Salto al color es un reverso de Nocturnal?
Eva:
Yo creo que es la conclusión. Nocturnal era como un viaje desde la oscuridad, buscando la luz. Y Salto al color es encontrar la luz. Y, por lo tanto, cuando entra la luz, entra el color.

 

Juan: «Estamos acostumbrados a que algunas cosas que hacemos se valoren más tarde de cuando se editan»

 

¿Cómo se os ocurrió lo del color?
Eva:
Empezaron a surgir canciones. Desde el principio teníamos la sensación de que había mucho colorido. Por las canciones que teníamos, empezamos a pensar que la siguiente portada del siguiente disco tenía que ser con muchos colores. Nos imaginábamos eso de manera muy naíf. Empezábamos a vislumbrar que aquel disco estaba creciendo con algo más de optimismo, con ganas de ver la belleza del mundo.

 

Entiendo que las canciones ya empezaron a surgir en la gira anterior…
Juan:
Algunas. Hay ideas que son anteriores. Muchas veces tienes una idea que no se te va de la cabeza, porque piensas que merece la pena, pero otra cosa es que esa idea crezca. En concreto, hay una canción que es la más antigua de este disco, “Juguetes rotos”. La teníamos desde hace tiempo, pero estaba inconclusa. Nos ha pasado en algún álbum anterior. “Juguetes rotos” se terminó para este disco y nos encantó. Pudimos terminar la letra y sentimos que era el momento de incluirla. Lo cierto es que tampoco tenemos un periodo de componer; estamos casi siempre inventando algo, apuntando cosas o grabando notas de voz… Y luego a todo eso ya le vamos dando forma.
Eva: “Lluvia” también; era un riff de guitarra. Estaba ahí, durmiendo el sueño de los justos, sin saber muy bien cómo afrontarla.

 

¿La idea primigenia de “Juguetes rotos” era tal y como está en Salto al color? Electrónica, un poco Depeche Mode…
Juan:
La idea es muy aproximada, en esencia, a un concierto que hicimos en la sala Heliogàbal, en el barrio de Gràcia, en Barcelona, en 2011. Es un sitio muy pequeñito y tocamos con dos acústicas. Lo que hicimos allí es la esencia de lo que luego se grabó. La única diferencia es que doblamos el ritmo, pero es prácticamente el mismo tempo y la misma estructura, con el trocito de letra que no encontrábamos.
Eva: Hay muchas cosas que tienes en la cabeza, pero con una guitarra y la voz no las puedes transmitir, aunque lo intentes. En los estribillos sí que nos imaginábamos un montón de voces. No sé si exactamente una coral, pero sí que nos imaginamos con una sensación de grupo de personas gritando.

 

Respecto a este tema (“Juguetes rotos”), leí en JNSP que esta canción «parece de un grupo paralelo de Eva y Juan».
Eva:
(Risas) Juan tenía un grupo paralelo con Copiloto [Javier Almazán]. ¿Cómo se llamaba aquello?
Juan: Spiritual Purple Star. Pero tocamos una vez.
Eva: ¡Qué carrerón! (Risas)
Juan: Yo creo que las buenas críticas no se agradecen, y cuando te ponen peor no se discuten. Tenemos una relación de mucho respeto y a veces de amistad con críticos, con prensa… porque venimos todos del mundo fan. Aunque uno toque la guitarra y otro escriba sobre música, creo que eso es algo que une bastante. Al menos en este país la diferencia no es tan grande. Estamos acostumbrados a que algunas cosas que hacemos se valoren más tarde de cuando se editan. Ahora leemos cosas buenas de discos pasados en los que, en su día, la gente no se detuvo tanto. El público sí, pero a lo mejor no la prensa. Pero en general nos sentimos bien tratados. Y los comentarios que no son unánimes también molan, porque significa que estás pasando de una estancia a otra, que no te quedas quieto. Y cuando hay movimiento hay sorpresa. Creo que la unanimidad no es buena. Ni siquiera es buena entre los miembros de un grupo hacia algo, porque cuando surge el entusiasmo común es un entusiasmo muy puro. A la hora de tener una idea sobre algo que es tan poco tangible como lo creativo está muy bien que no haya unanimidad.
Eva: Es muy gracioso, porque siempre que sacamos un disco nos dicen cosas como: «Pero aquí no hay una canción como “Rosita”», o «Este no tiene una como “Cómo hablar”»… Y así sucesivamente, hasta ahora, que dicen: «No tienen una canción tan rotunda como “Hacia lo salvaje”». Así que nada, habrá que esperar al siguiente disco para tener una canción tan rotunda como la que tenemos ahora (risas).
Juan: Pero, ya te digo, nos consideramos afortunados.
Eva: Sí, sí. También, a través de las redes; la opinión es infinita y cada uno tiene la suya, a través de su filtro, de sus gustos, de la música que escucha… Es muy curioso ver cómo alguien opina que una cosa es muy azul y otra persona opina todo lo contrario, que es totalmente roja. Un día dijimos: «Vamos a la nuestra, porque esto no hay quien lo entienda».

 

Me pareció leer en El Heraldo de Aragón que “Señales” iba a ser el tema elegido para abrir los conciertos. ¿Fue una decisión unánime?
Juan: Bueno, se eligió ella sola. Lo que planteamos juntos es una especie de curva de energía que nos llena. Y ahora, que ya tenemos unos cuantos discos, hay varias canciones que podrían formar parte de ese momento de energía. Normalmente no pensamos mucho en eso, no somos muy cerebrales, porque las canciones se van eligiendo ellas un poco solas. Es más, me atrevería a decir que hasta los discos se van haciendo un poco solos; das un empujón y de pronto pasan cosas. Somos bastante viscerales a la hora de componer y muy poco analíticos a la hora de tomar decisiones. Muchas de las cosas que nos han pasado, si las hubiéramos planificado concienzudamente, no habrían salido, creo yo.
Eva: En el caso de “Señales”, sobre todo era el tema de hacer la introducción con la sintonía de Encuentros en la tercera fase, que nos hacía ilusión desde hace tiempo y que veíamos que encajaba muy bien con la temática de la canción.

 

Y además, Eva, apareces en el escenario con el casco de espejos…
Eva:
Sí, con mi escafandra, no sé cómo llamarla, dance (risas).
Juan: Eso entraría dentro de la parte más Escuela de Artes de Eva.
Eva: Espantajería (risas). Es una palabra que usamos mucho una amiga y yo. Lo pensaba como un todo, como una forma de reflejar la luz desde esa escafandra, desde la expectación…

 

Juan: «Las buenas críticas no se agradecen, y cuando te ponen peor, no se discuten»

 

La gente se preguntaría quién estaría dentro.
Eva:
Efectivamente. ¿Pero quién va a haber? (Risas) El otro día, en el DCODE, era la primera vez que lo hacía.

 

Siguiendo con “Señales”, tengo entendido que viene de los ritmos de Fela Kuti…
Juan:
En realidad me lo dijo Abraham Boba. Hice el riff, que en realidad era un riff vocal, como una especie de cosa hipnótica que cantaba Eva. Yo estaba buscando algo que, por frecuencias, fuera un poco más arriba, más agudo. Entonces vi que podía convertir eso en un riff de guitarra.
Eva: Abraham vino al estudio para que yo grabara las voces en “Amo”, la canción de León Benavente.
Juan: Eva y Abraham quedaron una tarde y yo fui para ayudarles con la grabación, haciendo un poco las labores de técnico, para que ellos solo se preocuparan de la parte artística. Entonces le pusimos la canción, en working progress, porque somos amigos, y Abraham dijo que le sonaba un poco africano. Yo había oído todo ese mundo de blues africano y, volviendo a mi casa, me puse los cascos y sentí que tenía un timbre que se podía asemejar a eso. La verdad es que me gustó porque cuadraba mucho con un sentimiento que estaba teniendo desde hacía tiempo sobre evolución personal; cuando has sido tan, digamos, anglocentrista en tus gustos y en tus orígenes musicales, solo puedes abrirte. Cuando vienes de una música que te ha marcado tanto y que es tan concreta, el camino que te queda es abrirte. Es como una aventura, porque es una inmensidad la música que hay a tu alcance. Lo que yo venía a explicar en esa entrevista [en El Heraldo de Aragón] es un sentimiento increíble de inmersión, como cuando viajas a un sitio, y una de las cosas que más agradezco a la música es la posibilidad de viajar. Cuando de pronto estás en un lugar y te contagias de ritmos, de sonidos o de músicas, no es que tú pongas la antena para escuchar lo que has descubierto, sino que eso mismo te invade. Es una sensación muy difícil de explicar. Nos ha pasado muchas veces, como en el Sáhara, con un grupo de músicos que tocaban allí. También me pasó en el sur de Londres, en barrios de mayoría jamaicana. Y con la música africana me ha pasado por contagio. Muchas veces, cuando me hago amigo de alguien que es fan de cosas distintas de las mías, me contagio por relaciones personales. Yo no veo la música como un arte que deba ser muy académico o muy analizable o muy sesudo, lo veo como una cosa que te cambia el estado de ánimo y que, como casi todas las cosas que te influyen realmente en la vida, son difícilmente racionalizables. Es lo que he intentado explicar en esa entrevista.

 

Eva: «Las referencias a la naturaleza, a los animales, al espacio, a las películas de ciencia ficción… están en nuestro universo»

 

Me vais a perdonar, pero “Señales” me recuerda mucho a “Oigo música” (M Clan). Le pregunté a Carlos Tarque si su canción venía también de la influencia africana de Fela Kuti, pero me dijo que no.
Juan:
Es una coincidencia. Y ahí el timbre suena más a rock clásico. Pero es casualidad. Hombre, con M Clan hemos coincidido más de una vez. Recuerdo que hicimos una gira compartida en Canarias con The Sunday Drivers, Dover y M Clan, y tenían un directo muy potente y muy disfrutable. Carlos es un gran cantante.

 

Por otra parte, el verso «y deseaba secretamente que algo ocurriera» tiene, desde mi punto de vista, una cadencia muy similar a las que podemos encontrar en “Hoy es el principio del final” (Hacia lo salvaje): «Y si pudiera congelar el tiempo y volverme cenizas…». Con esto quiero decir que Salto al color es algo diferente pero con detalles vuestros que ya son muy característicos, ya sea por la voz de Eva o por las guitarras de Juan, acústicas y la Rickenbacker. Aunque hay electrónica, también hay un sello.
Eva:
Hombre, de alguna manera nuestro sello estará ahí; aunque no seamos muy conscientes de él, sí que tendremos una manera de hacer las cosas. Me hace gracia cuando nos imitan humoristas, porque ahí es donde te ves tú llevada al esperpento y donde se acentúan todos tus tics, las cosas de las que no eres consciente. Supongo que en la forma de escribir también tendremos nuestras palabras o imágenes favoritas, como el mar, por ejemplo. Es indudable que es algo que está ahí. Las referencias a la naturaleza, a los animales, al espacio, a las películas de ciencia ficción… están en nuestro universo.
Juan: El otro día estaba pensando en esa parte de la letra. Me imaginaba naves que venían a invadir la Tierra y deseaba secretamente que ocurriera algo excitante en nuestras vidas, que cambiara las cosas y pusiera las cosas del revés. Yo creo que ahí estamos hablando de Zaragoza, porque tiene que ver con la vida pasando en una especie de timelapse. La sensación me recordaba un poco a la ciudad donde transcurren los hechos de Stranger things (Hawkins). Una ciudad donde hay una parte de gente que se conoce, sin ser una gran urbe. Zaragoza es una ciudad grande, pero no tan grandísima como Madrid, Barcelona, México D.F. o Buenos Aires. Entonces es esa vida pasando ahí, deseando que ocurra algo que trastoque la realidad. Y la canción habla de esos deseos de cambio y de que llegue algo excitante.

 

¿De dónde sale la guitarra de doce cuerdas de “Nuestro tiempo”?
Juan:
En realidad, en “Nuestro tiempo” lo que se oye es una guitarrilla portuguesa muy pequeñita que conseguimos en Oporto, en un taller que está en el centro. Para nosotros sonaba muy Amaral, porque suena con fuerza. Tiene mucho ataque, pero también algo un poco bucólico. Yo creo que es así. ¿Cómo me gustaría que fuera nuestra música? Con energía, explosiva, divertida… pero que también tenga una parte más espiritual y bucólica, y la guitarra portuguesa tiene exactamente eso. Hay bastantes guitarras, lo que pasa es que están muy integradas en las acústicas.
Eva: Y, si te das cuenta, Amaral es un apellido portugués.
Juan: Fue un reto que estuvieran todas [las guitarras] sin dejar mucho espacio para la voz. A mí, como guitarrista, sí que me gustaba la sensación de que la voz planeara encima de los instrumentos, quizá más que en otro disco, y con “Nuestro tiempo” me quedé muy contento. Me lo paso muy bien tocando las partes de guitarra; tú las puedes subir todo lo que quieras, pero nunca chocan con la voz. Eso lo sentí tocando en el DCODE; tenía la guitarra muy alta.

 

¿No sacas en directo la guitarra portuguesa?
Juan:
No, porque es difícil de sonorizar en directo. Tiene para meter un jack, pero no consigues el mismo sonido que poniéndole un micro delante. Y, además, entra todo: el público, la batería, la voz, la P.A. [Public address system] de un festival… Es difícil de utilizar. Se llama Coimbra, por cierto. Tiene un nombre precioso. Bueno, eso que encontraste con la guitarrita portuguesa o una mandolina es muy fácil de transportar a una guitarra eléctrica, que tiene un rango más grande y sabes que para el público va a tener un sonido más fiable.

 

Juan: «¿Cómo me gustaría que fuera nuestra música? Con energía, explosiva, divertida… pero que también tenga una parte más espiritual y bucólica»

 

¿Sois más de lluvia o de tormenta?
Juan:
La lluvia me gusta. Crecí en un sitio donde llovía todo el tiempo, y las tormentas a veces acaban bien y a veces acaban mal.
Eva: A Juan le gustan mucho los días grises, como muy bohemio y donostiarra, pero yo soy más de solete. Y puestos a elegir entre lluvia o tormenta, me parecen más fascinantes las tormentas. Incluso ese espíritu devastador que tienen. No es que me gusten, pero es fascinante mirar una tormenta desde dentro de casa.
Juan: Lo que pasa es que la dimensión de las cosas está cambiando ya. Yo no recuerdo que antes las tormentas, en estas latitudes, fueran tan duras. Se nota que algo está cambiando en el clima seriamente. Imagino que tú preguntas por la tormenta en sentido figurado, pero para los que nos leen y piensen que es en sentido literal, algo está cambiando. Nos deberíamos tomar en serio el cambio en el clima. Y no nosotros, sino la gente que toma decisiones.

 

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