DISCOS
«Los aficionados al pop más intimista, a los sonidos que no tienen época y sí sentimiento, tendrán un hueco enorme entre sus discos si no están estos tres»
Honeybus
Recital
HANKY PANKY RECORDS, 2018
Texto: César Prieto.
Los que seguimos su obra con devoción teníamos la esperanza de que pudiera suceder, aunque lo veíamos una quimera. Finalmente, se ha producido el milagro: la obra completa de Honeybus se ha editado en vinilo —que en cedé ya existía—, y además por un sello español, Hanky Panky Records, del nunca bien ponderado Iñaki Orbezua. ¿Y quiénes son Honeybus?, dirán ustedes. Claro, Honeybus no es un grupo que haya llegado a las masas, ni siquiera su líder —Peter Dello— merece la consideración de “talento perdido que como en nuestros días somos más sensibles hemos sabido ver”, que poseen el recién fallecido Scott Walker o Nick Drake. No, a Honeybus no lo conoce casi nadie, excepto cuatro aficionados contados que nos morimos por su pop de fragancia melódica y leves arreglos barrocos.
Les explico, Honeybus fue un grupo que, en la frontera entre los sesenta y los setenta, supo recoger el espíritu del pop de armonías de mediados de los sesenta —Beatles, Beach Boys o los Hollies— en un periodo en que esa psicodelia que también Honeybus utiliza en ocasiones o el blues rock estragaran toda posibilidad de volver a abrir este camino. Dello, junto al bajista Ray Cane, tras haber pasado por varias experiencias musicales sin éxito, se plantearon la posibilidad de crear un nuevo conjunto, que debutó con el single “Delighted to see you” en 1967. A partir de aquí, únicamente un elepé —Story, publicado con la banda ya deshecha— y un éxito menor en single: una preciosidad titulada “I can’t let Maggie go”, que llegó al puesto número ocho. Quizás, Peter Dello fue vencido por la presión; introvertido y poco amigo de embarcarse en giras largas, decidió abandonar el grupo antes de que este lo rompiera a él. Sus compañeros intentaron seguir sin él, pero el experimento duró poco.
El año 1970 apareció Story y Peter Dello no tuvo nada que ver; sin embargo, más adelante quiso intentarlo de nuevo con la formación original y grabó para el sello Bell, un segundo disco grande —Recital—, pero Warner, que era la encargada de ponerlo en el mercado, abandonó el proyecto. Solo el single de adelanto, “For you” llegó a ver la luz.
Centrémonos en él, quizás un punto más adocenado que Story, pero con innegables valores y composición compartida entre los dos miembros principales, aunque predominan las de Dello; pero por si alguien tuviera alguna duda del talento de Cane, únicamente hay que escuchar “Be thou by my side”, sostenida únicamente por una acústica. El disco lo abre el single, “For you”, más folk, pero cercano al pop de cámara —nunca sinfónico— que tan bien se les daba. En “Big ship”, el cuarteto de cuerda que suena de fondo simplemente estremece. Una rara avis en ese 73 en que se grabó, lleno de Rollings, Harvest y glam y con los Beatles más pop quizás olvidados, menos en los discos en solitario de Paul McCartney, mucho de él tiene “With Julie in my heart”, deliberadamente antigua, radicalmente preciosa.
La cara B es mucho más country, en ello están “Little lovely one” —la única compuesta por todo el grupo— o “The writing on the wall”, algo más pop, que hubiera podido ser un éxito claro. En “Baroque’n roll star”, el título es lo único barroco, porque después se convierte en un tema presto para el escenario de un cabaret, a la manera de The Kinks. El cuidado en los detalles es preciosista, y toda esta cara discurre entre una armónica que abre y una flauta travesera que cierra.
Pero aún hay más. Hanky Panky Records completa con otro vinilo en el que encontramos maquetas y descartes, de sonido menos cuidado, pero con algunas canciones de esas que se quedan en la memoria, como “Texas gold”. En definitiva, los aficionados al pop más intimista, a los sonidos que no tienen época y sí sentimiento, tendrán un hueco enorme entre sus discos si no están estos tres.
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Anterior crítica de discos: The black album, de Weezer.