Desde su debut en 1976, John Mellencamp (que firmó algunos álbumes como John Cougar) ha editado más de una veintena de álbumes. Eduardo Izquierdo allana el camino a los neófitos que quieran adentrarse en la extensa y recomendable discografía del compositor y músico estadounidense, al tiempo que reflexiona sobre sus discos más acertados.
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Resumir la carrera de alguien tan grande como John Mellencamp en cinco discos no es tarea fácil. Aunque servidor es amigo de ese tipo de berenjenales, y si en el último número de Cuadernos Efe Eme me lanzaba de lleno a desgranar la carrera de la pantera de Indiana (John me mataría por seguir utilizando su antiguo apelativo), ahora mi inconsciencia me lleva a pretender reducir una carrera tan larga a cinco referencias. Y es que Mellencamp acaba de poner en circulación su vigésimo cuarto trabajo, Other people’s stuff. Aunque quizá, la cuestión está en no tomarse este resumen discográfico como algo definitivo, sino como una simple introducción en la carrera de uno de los artistas más significativos que ha dado el rock norteamericano. Puede que no sean sus mejores discos, pero sí que reflejan, en mi opinión, la grandeza de un artista que no ha tenido en nuestro país todo el reconocimiento que merecía. Es solo una selección, la mía. Si les gusta, sigan, porque la discografía de John es inmensa. Pero si con estos álbumes no se les despierta el gusanillo, quizá es mejor pasar página. De ustedes depende.
American fool (1982)
Que escoja como primer álbum significativo de Mellencamp el sexto de su carrera, todavía grabado como John Cougar, muestra a las claras los bandazos de sus inicios. Bajo la producción de Don Gehman, el de Indiana graba una decena de canciones que, si bien no acaban de formar un trabajo totalmente compacto, sí que muestran a las claras y de una vez por todas que ahí hay un artista grande. Lo hace, además, cuando el mundo del rock más clásico se hallaba amenazado por la era de los sintetizadores. Aunque era difícil que estos hicieran ahogar el sonido de canciones como las dos iniciales, “Hurts so good” y “Jack and Diane”. Clásicos que Mellencamp sigue tocando en directo. Una muestra de que el artista, por fin había conseguido encontrar una línea correcta.
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Uh-huh (1983)
El primer álbum grande de John Mellencamp llega un año después de American fool. Por primera vez decide utilizar su apellido real y el disco aparece firmado por John Cougar Mellencamp. Se trata de un auténtico tratado de rock americano sin fisuras, en la línea de los mejores Bruce Springsteen o Bob Seger. Mucho más regular que su predecesor, en Uh-huh no hay malos momentos, y la lista de clásicos se incrementa: “Pink houses”, “Authority song”, “Jackie O”, “Crumblin’ down”… Difícil quedarse con una sola canción de uno de esos discos definitivos.
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Scarecrow (1985)
La trilogía mágica se cierra con el fantástico Scarecrow, trabajo con el que servidor entró por primera vez en contacto con el universo Mellencamp. Que fuera capaz de enlazar tres discos como estos en apenas cuatro años muestran el nivel de excelencia e inspiración en el que se encuentra John. Con él consigue tener una fuerte incidencia en las listas de éxitos, algo que ya se había apuntado con su anterior álbum. Canciones como “R.O.C.K. in the U.S.A.” o “Small town” no dejan de sonar en las ondas y la compañía está encantada con las ventas. Incluso consiguen con “Lonely ol’ night” convertirse en número uno de las listas de rock mainstream. Todo un éxito.
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Whenever we wanted (1991)
El de Indiana encara los noventa queriendo volver a lo clásico. Si en sus dos discos anteriores, The lonesome jubilee y Big daddy, optaba por experimentar con sonidos que no había trabajado, con Whenever we wanted vuelve a la banda de rock más clásica, apenas completada por alguna trompeta y algún Hammond. Además, conscientemente huye del single fácil para perseguir una obra que pueda entenderse en su totalidad. Eso nos muestra al Mellencamp más rockero, al músico compacto y maduro, que ha superado los devaneos iniciales de su carrera y la fase de éxito masivo para convertirse en un artista más completo. Un disco sin una sola fisura del que, curiosamente, el propio cantante ha renegado con el paso de los años. Nosotros no estamos de acuerdo con él.
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No better than this (2010)
Pegamos un salto de casi dos décadas para cerrar el artículo. Ojo, no es que John Mellencamp pasara casi veinte años sin hacer discos reseñables. Este lugar podría ser ocupado por Human wheels (1993), Dance naked (1994), o Freedom’s road (2007), por citar algunos. Pero creo firmemente que No better than this es la clara muestra de que John sigue siendo un artista perfectamente fiable en el año 2010. Con la producción de T Bone Burnett, el músico se va a grabar a lugares emblemáticos de la historia de la música que ama, y registra canciones en los Sun Studios de Memphis o en la habitación del hotel de San Antonio donde Robert Johnson redefinió la música blues. Otro disco que busca la esencia y en el que el artista se muestra despreocupado por las listas de éxitos. Ya no quiere triunfar en ellas, sino seguir creciendo, y vaya si lo hace. Obra magna.