DISCOS
“Un álbum mayúsculo, digno —quién lo diría— de acumular polvo en los mismos estantes que todas sus obras magnas”
Elvis Costello and The Imposters
“Look now”
CONCORD/UNIVERSAL, 2018
Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.
Dado lo vasto de su trayectoria y los galones acumulados, este “Look now” podría haber delegado en el piloto automático y santas pascuas. Pero Costello no entiende de trámites funcionariales. Si con él ha roto un silencio que se remontaba a una década (con The Imposters) y a un lustro (el tiempo transcurrido desde su alianza con The Roots), es porque el material valía la pena. Y vaya si lo vale. Son doce canciones que acreditan por enésima vez su maestría. Ese aura de artesano mayor de la canción que, como los compositores de la era del Brill Building, podrían estar despachando durante décadas deslumbrantes piezas de orfebrería pop como quien lava, ya sea a nombre propio o abasteciendo temarios ajenos. Procura un inmenso gozo verle aún tan en forma, con la sombra del maldito cáncer convertida —parece— en un efímero mal sueño y enarbolando un trayecto de más de cuatro décadas en el que localizar algún altibajo serio es una pérdida de tiempo. Pocos (¿Van Morrison? ¿Nick Cave?) pueden decir lo mismo.
Es este un disco elegante y suntuoso, ducho en medidos arreglos de cuerda y alejado del renovado brío new wave que brindaba “Momofuku” (2008), pese a retomar el combo con Steve Nieve, Davey Faragher y Pete Thomas. Un trabajo que no escatima destellos del mejor Costello que nunca hemos conocido: el que se alió con Burt Bacharach hace dos décadas para rozar el cielo con las manos (tanto ‘Photographs can lie’ como ‘He’s given me things’ o el tema titular son exquisitos frutos tardíos de esa entente), el que filtró el legado beatleiano en connivencia con Paul McCartney (la gloriosa ‘I let the sun go down’ no desentonaría ni en su “Spike” ni en el “Flowers in the dirt” de Macca) y el consumado artífice de fina pedrería pop con el crepúsculo ensombreciendo el carnet de identidad, como prueban las sensacionales ‘Unwanted number’, ‘Mr. & Mrs. Hush’, ‘Suspect my tears’ o ‘Why won’t heaven help me?’. Un álbum mayúsculo, digno —quién lo diría— de acumular polvo en los mismos estantes que todas sus obras magnas.
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Anterior crítica de discos: “The Kinks are the Village Green Preservation Society”, de The Kinks.