Días antes de que vea la luz el próximo disco de Elvis Costello, “Look now”, Xavier Valiño repasa su discografía en busca de diez de sus canciones más populares.
Selección y texto: XAVIER VALIÑO.
En las últimas semanas, Elvis Costello ha tenido que retirarse de los escenarios y de los estudios de grabación para luchar contra un cáncer. Sin embargo, el próximo octubre editará un nuevo álbum, titulado “Look now”, que dejó grabado antes de descubrir su enfermedad. Para seguirlo teniendo presente, en nuestro recuerdo y nuestros deseos de una pronta recuperación, hoy recuperamos diez de sus mejores singles que fueron éxito, canciones cortas, concisas, directas y a la yugular como las que grabó a finales de los 70, principios de los 80, propiciando que una parte del mundo descubriera a aquel tipo de apariencia casi paródica pero con un olfato melódico imbatible. Parte de esta información se encuentra –y se puede completar- en el libro “Elvis Costello. El hombre que pudo reinar”.
1. ‘Watching the detectives’ (14 de octubre de 1977).
“Es, fácilmente, mi canción favorita de mis primeros cinco años de carrera”, aseguró en su día Costello. ‘Watching the detectives’ fue compuesta mientras hacía las audiciones para formar The Attractions, después de escuchar continuadamente el debut de The Clash durante 36 horas en unos auriculares. Su única compañía fue una jarra de café instantáneo que lo mantuvo despierto, como pretendía, con los nervios excitados para conseguir el tono amenazante que buscaba. Grabada con la única participación del baterista Steve Goulding y el bajista Andrew Bodnar (ambos componentes de The Rumour, la banda de Graham Parker), Steve Nieve le añadió posteriormente el piano y los arreglos chirriantes al órgano. Su letra, de apariencia confusa e incoherente, refleja la paranoia urbana de fin de siglo. En ella un hombre parece contemplar a su novia mientras esta ve en la pantalla de su televisión una serie policíaca en la que se comete un crimen, del que la pareja pasa a formar parte sin poder llegar a comunicarse. En sus estrofas se suceden una paliza, una búsqueda de un cuerpo y parientes que reconocen al cadáver de un familiar.
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2. ‘(I don’t want to go to) Chelsea’ (3 de marzo de 1978).
De noche, y en la soledad de la oficina en la que todavía trabajaba como informático, Costello se sentó al lado de su ordenador y con solo la luz de una máquina de café cercana a la escalera, compuso ‘(I don’t want to go to) Chelsea’. Costello hablaba del barrio de Chelsea, que ya había paseado con su padre, atacando directamente la vanidad narcisista de su gente y su fijación superficial con la belleza. A ello contraponía la sociedad real, que bien podría representar el lugar en el que él mismo vivía son su mujer y su hijo, Whitton, un lugar mucho más modesto. Bill Clinton y su mujer Hillary le pusieron de nombre Chelsea a su única hija por esta canción.
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3. ‘Pump it up’ (28 de abril de 1978).
El 4 de noviembre, tras el concierto en la Politécnica de Newcastle, Elvis Costello compuso ‘Pump It Up’ en la escalera de emergencia del Hotel Swallow, detallando su relación de amor-odio con los excesos del rock and roll. Lo que se sitúa en el centro de la diana es un disgusto apenas disimulado por lo fácilmente que había sido seducido por ese estilo de vida: ‘Se estaba volviendo todo tan desagradable que me sentí obligado a escribir ‘Pump it up’. ¿Cuánto puedes follar, cuántas drogas puede tomar antes de volverte tan inconmovible como para no sentir nada?’. La ‘inspiración’ venía de una acompañante de su gira, Faye Hart, novia de su teclista Steve Nieve y quien también había tenido relaciones en los días previos con el bajista Bruce Thomas y el propio Costello.
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4. ‘Radio radio’ (20 de octubre de 1978).
En principio el tema se llamaba ‘Radio soul’ y fue compuesta para el grupo Flip City en 1974 a partir de una idea del manager Kevin Smith. Su letra giraba en torno a una versión romantizada de la radio como alimento para el alma. Parte de la melodía se mantuvo en la versión grabada y editada en 1978 ya con el título de ‘Radio radio’, aunque enmarañada por el crujido de las guitarras y un órgano eléctrico abrasivo que lo convierten más bien en un ataque frontal en toda regla, en sintonía con su letra modificada: ahora pasaba a ser una burla contra la comercialización de las emisiones de radio y las restricciones que impedían que muchas canciones de las bandas punk fueran programadas en las emisoras, mencionando expresamente a los necios “que tratan de anestesiar la forma en la que sientes”.
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5. ‘Oliver’s army’ (2 de febrero de 1979).
En la primera gira que Elvis Costello & The Attractions realizó por el Reino Unido, el grupo llevó su música a lugares como Dublín y Belfast. Concretamente en esta última ciudad, Costello pudo ser testigo en primera persona del conflicto irlandés, viendo a jóvenes, casi niños, patrullando vestidos de uniforme por las calles de la ciudad, con armas automáticas en sus manos. Ya no era solo algo que se veía habitualmente en las noticias de la noche a través de la pantalla de televisión. En el viaje en avión de vuelta a Londres, Costello compuso una letra que hablaba de mercenarios y ejércitos imperiales en distintas partes del mundo, a partir de la premisa de que siempre son los jóvenes de clase obrera la carne de cañón, aquellos cuyos escasos recursos les hace ser los más proclives a enrolarse en las Fuerzas Armadas. Además de Irlanda del Norte, aquella letra mencionaba varios puntos conflictivos en todo el mundo en aquel entonces, como Sudáfrica, Palestina o Checkpoint Charlie, el paso fronterizo más conocido del Muro de Berlín. Al aterrizar en la capital británica, el músico tenía ya su “himno universal contra la ocupación”.
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6. ‘Accidents will happen’ (4 de mayo de 1979).
Además de su mujer, Mary, y de su amante Bebe Buell, su amante, Costello tenía también relaciones mucho más breves favorecidas por las giras y el estar lejos de casa. Esta canción surgió cuando Costello le pidió a una taxista que lo llevase a ver los lugares interesantes en las afueras de Tucson, Arizona. Fuese el calor, las pastillas, la irresistible atracción que parecen emanar las estrellas del rock o cualquier otra cosa, el caso es que acabaron en la casa de aquella atractiva mujer. Según reconoció Costello en su autobiografía, “por poco galante que parezca, no recuerdo su nombre, pero sí que vivía en una casa que tenía una mitad en el número. El resto de los dígitos se contaba a partir de los tres ceros. Tal vez fuese solo la mitad de una casa”. Poco después, de vuelta en el taxi, la atracción entre ellos se enfrió y empezaron a discutir por la música que ponían en la radio. Ella lo llevó de vuelta a su motel y se despidieron educadamente, pero sin ninguna pasión, dudando él si darle una propina. Ya en su cuarto, mientras el sol despuntaba, Costello fue consciente de que aquella noche no había encontrado nada de lo que buscaba; lo único que había conseguido era un dolor de cabeza y un arrepentimiento culpable, aunque sí tenía el punto de partida para uno de sus temas más celebrados.
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7. High fidelity’ (1 de febrero de 1980).
Los orígenes de ‘High fidelity’ se remontan a 1979, y no son más que el resultado de la quiebra de los votos de fidelidad que le había hecho Costello a su mujer y que había ido documentando en tres canciones que formaban una trilogía inconsciente de títulos bien significativos: ‘Opportunity’ (‘Oportunidad’), ‘Temptation’ (‘Tentación’) y ‘Possession’ (‘Posesión’). Según Costello, “es una ilusión en forma de canción, en la que una pareja se encuentra en diferentes habitaciones con diferentes amantes, y uno de ellos todavía cree irracionalmente que su promesa inicial perdurará a pesar de ausencia de fe inicial entre ellos y por encima del consuelo de la venganza”.
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8. ‘Man out of time’ (2 de julio de 1982).
La mejor explicación del significado de esta canción la dio el propio Costello en las notas interiores de la reedición del disco Imperial Bedroom en 2002: “Disgustado, desencantado, y ocasionalmente enamorado, ‘Man out of time’ fue el producto de un preocupante diálogo conmigo mismo que continuó a través de mis momentos más lamentables. Recuerdo mirar mi reflejo en la ventana congelada del autobús de la gira por Escandinavia sin ninguna idea de quién diablos se supone que debía ser. Estaba intentando pensar cómo salir de una visión derrotista y pasar de sentirme exhausto a algo más glorioso. Lo resolví en una canción, una mañana con resaca y escalofríos, en los jardines de un remoto hotel escocés. La casa en la que estábamos alojados había jugado un papel muy secundario en uno de los escándalos políticos más conocidos de Gran Bretaña, al servir brevemente de refugio para uno de sus desgraciados protagonistas. En realidad, yo estaba encantado con esta sórdida historia ya que se adaptaba perfectamente a mi estado de ánimo. No puedo decir que las palabras y las ideas que surgieron de estas experiencias fueron exactamente bienvenidas por algunos de los miembros de la banda. Como si me importase un carajo”.
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9. ‘Everyday I write the book’ (1 de junio de 1983).
Escrita en una habitación de hotel en la ciudad irlandesa de Derby el 23 de septiembre de 1982, Costello aseguró que la había escrito como broma, trazando un posible paralelismo entre una relación amorosa y el proceso de composición de textos. El narrador se identifica a sí mismo como “un hombre con una misión en dos o tres ediciones” y le dice a su amante que “sus felicitaciones y sus comentarios mordaces son reproducidos con comillas”. Así, las distintas etapas de su relación las asemeja a capítulos de un libro: no se llevan bien (capítulo uno), se enamoran (dos), estarán siempre respaldándose (tres) y acaban volviendo a repetir los viejos trucos y errores (capítulos cuatro, cinco y seis).
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10. ‘Veronica’ (6 de febrero de 1989).
Curiosamente, dos de los mayores éxitos de Elvis Costello han tenido nombres de mujer. Aunque ‘Alison’, de su álbum de debut, no entró en las listas de éxito en el momento de su edición, es, probablemente, su canción más recordada. Y ‘Veronica’, doce años después, se convirtió en su mayor éxito en Norteamérica. Esta última se centra en una mujer mayor que experimenta una pérdida de memoria grave al sufrir Alzheimer. La anciana no era otra que la propia abuela de Elvis Costello. Ya viuda, en los años 80 se encontraba internada en una residencia de ancianos. Costello, que la visitaba de vez en cuando, quiso hablar en una canción de su enfermedad y sus momentos de lucidez, pero enfocada desde la plenitud de su juventud.