“Su camino en solitario da testimonio de un artista mayúsculo, una voz singular y un personaje que esconde muchos enigmas”
Lideró uno de los grupos más interesantes de Seattle en los 80 y los 90, Screaming Trees, a la par que lanzó su carrera en solitario. Desde entonces, el enigmático Mark Lanegan ha participado en numerosos proyectos paralelos. Por Fernando Ballesteros.
Texto: FERNANDO BALLESTEROS.
Siempre anda metido en algo Mark Lanegan. Por si no fuera suficiente con su sólida carrera solista, ha tenido tantos proyectos en los últimos tiempos que corremos el peligro de olvidar que, hace ya más de veinte años, el misterioso Lanegan lideró uno de los grupos más importantes de su generación.
A mediados de los ochenta nacieron Screaming Trees. Como procedían de Seattle, el huracán grunge y la etiqueta que arrasaba todo a su paso engulló al cuarteto, cuyos referentes y orígenes eran muy distintos a los de muchos de sus paisanos. Mark, junto a los hermanos Van y Gary Lee Conner, fue el artífice de un grupo que le dio forma a una discografía siempre al alza: ramalazos psicodélicos, aroma garajero que fue dando paso a lo clásico, sonidos fuertes y su profunda voz dominando la escena. Llegaron al nivel más alto justo cuando todo el mundo miraba hacia su tierra.
Publicado en 1991, “Uncle anesthesia” era su mejor elepé hasta ese momento, pero un año después dieron un paso más allá con “Sweet oblivion”. Su popularidad crecía y el gran salto parecía un poco más cerca. La inclusión de ‘Nearly lost you’ en la banda sonora de “Singles” les da un punto más de exposición al gran público y su siguiente paso discográfico se presenta crucial y prometedor.
Por aquel entonces, Mark ya había tenido tiempo para iniciar su camino en solitario. Mientras los Trees atravesaban un buen momento, el vocalista dio rienda suelta a su creatividad en “The winding sheet” (1990). Cuatro años más tarde, cuando se esperaba el disco que tendría que haber dado el empujón al grupo, aquel debut solista tuvo su continuidad en “Whiskey for the holy ghost”.
Pero volvamos a Screaming Trees. Aunque fue un parto difícil y con retraso, “Dust”, a la postre su último disco, no decepcionó. Allí había baladas que ponían los pelos de punta, guitarras espléndidas y canciones con las que nada puede fallar: ‘All I know’ y ‘Look at you’ son dos ejemplos. Cuando termina ‘Dying days’, la cuarta canción, tienes la sensación de que estás ante algo muy, muy grande. Si el disco acabase ahí ya tendría el sobresaliente. Pero seguía. Había seis temas más, y aunque el nivel bajaba en algún que otro pasaje, el sobresaliente se lo habían ganado a pulso. Aunque vendió más que sus obras anteriores no colmó las expectativas de Epic, que decidió no renovar su contrato. Ahí comenzaron los problemas gordos y pronto se vio que aquello tenía visos de acabar, algo que se hizo oficial en el año 2000. Entre medias, en 1998, Mark había retomado su carrera en solitario con “Scraps at midnight”.
Proyectos paralelos
Desde entonces, su camino en solitario da testimonio de un artista mayúsculo, una voz singular y un personaje que esconde muchos enigmas y que ha tenido que vencer numerosas dificultades, adicciones y obstáculos que no han impedido que su carrera apenas haya tenido paréntesis. Una actitud que nos lleva a resaltar lo trabajador que ha sido Mark todos estos años y de lo amigo que es de embarcarse en mil proyectos diferentes que dan fe de su eclecticismo a la hora de tocar diversos palos.
En su decena de discos en solitario hay espacio para las raíces, las guitarras fuertes, la electrónica. Lanegan se atreve con todo. Pero no todo han sido discos en solitario. Con Screaming Trees recién disueltos, Mark se asoció con su amigo Josh Homme y participó en varios discos de Queens of the Stone Age, además de girar con el grupo. Hubo momentos incluso en los que pareció que la colaboración iba a ser definitiva.
Más sorprendente fue su matrimonio artístico con la ex Belle and Sebastian Isobell Campbell, con la que grabó tres discos. Su procedencia, la imagen que proyectan, sus voces… no sé, es que se me ocurren pocas parejas más sorprendentes, así de buenas a primeras. Da igual, el invento funcionó y los tres elepés son la prueba y el escaparate que nos permite la cara más pop de Mark que se amolda a las composiciones de Campbell que lleva el peso del invento.
Con Greg Dulli formó Gutter Twins, cuyo “Saturnalia” merece unas cuantas escuchas, y al dúo Soulsavers les prestó su garganta para dos discos en los que convivían el gospel, el blues, el rock y, por supuesto, la electrónica. No nos meteremos con sus múltiples colaboraciones porque nos quedamos sin espacio. Hoy solo queríamos recordar que Mark Lanegan tiene una carrera en solitario y otras afluentes. Bueno, eso y que su grupo, Screaming Trees, fue muy, muy grande.
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Anterior entrega de Solistas que brillaron más que sus bandas: Rory Gallagher.