“Nadie se puede subir al escenario con más clase que Hiatt”
Los grandes nombres de la música de raíces norteamericanas se dieron cita el pasado fin de semana en Riaza, en el célebre Huercasa Country Festival. Viendo a Jaime Wyatt, Steve Earle y John Hiatt, entre otros muchos nombres, estuvo Eduardo Izquierdo.
Texto: EDUARDO IZQUIERDO. Foto John Hiatt: PABLO MARTÍN. Fotos interiores: JUANLU VELA.
Espléndido fin de semana el ofrecido en el pequeño municipio segoviano de Riaza para todos los amantes de la música de raíces norteamericana. Y digo esto, y no country, con plena conciencia de mis palabras. Porque Huercasa es mucho más que un encuentro de botas camperas y sombreros Stetson y, afortunadamente, se abre a todo aquello que huela a “roots music”. De esta manera se entiende un cartel como el de este año, magnífico a todas luces, claramente el mejor de su historia, y desde ya difícil de igualar.
Abría la noche del viernes Jaime Wyatt, esta vez con banda, a diferencia de su visita del año anterior. Esta especie de Stevie Nicks del country demostró por qué muchos vemos en ella a una de las grandes apuestas de futuro del country-rock. Con una voz magnífica y unas canciones supremas, que se centran en su período en prisión tras ser detenida por posesión de drogas, Wyatt dominó el escenario, y puso de manifiesto todas sus armas, que son muchas. Además tuvo el detalle (destacable porque esto no lo hace prácticamente ningún músico) de pasarse el resto del festival viendo a sus compañeros de cartel desde un lado del escenario. ¿He dicho antes apuesta de futuro? Táchenlo. Jaime Wyatt es una realidad.
“¿He dicho antes apuesta de futuro? Táchenlo. Jaime Wyatt es una realidad”
The Cadillac Three dieron el concierto que muchos no entendieron y algunos se atrevieron incluso a criticar. Y digo se atrevieron porque hay que tener arrestos de poner algún pero a la actuación de Jaren Johnston, Kelby Ray y Neil Mason. Claro que no es country tradicional pero, sin duda, es música de raíces. Es country rock desde una visión más cruda, dura y rotunda, pero el origen está en el mismo sitio. Cerrarse a no disfrutar una actuación como la suya en Huercasa es de tener la mente muy pero que muy cerrada. Espléndidos.
La traca llegó con John Hiatt y su Goners, con Sonny Landreth como principal activo y tomando en muchas ocasiones protagonismo a su jefe. Nadie se puede subir al escenario con más clase que Hiatt. Derrochando simpatía celebró el 20 aniversario de “Slow turning”, uno de los álbumes definitivos del llamado rock americano, y dejó a toda la audiencia con sensación de haber vivido un momento histórico. Dando una clase magistral de cómo funciona todo esto, rescatando la mayor parte del citado álbum y también algún éxito del resto de su discografía como una insuperable “Riding with The King”. Majestuoso.
“Cerrarse a no disfrutar una actuación como de The Cadillac Three en Huercasa es de tener la mente muy pero que muy cerrada”
Los peores temores de algunos respecto al número de apertura del sábado se confirmaron en cuanto Stephanie Quayle se subió al escenario. Que sí, que puede ser que en Nashville funciones, como tantas y tantos otros, pero la de Montana destacó más por sus carencias que por lo que ofreció. Solo por lo que hizo con el ‘Jolene’ de Dolly Parton debería plantearse su propuesta. Afortunadamente ahí estaban The Band of Heathens para arreglarlo. Y de qué manera. Sonando a grupo grande, y con la puntual adición del patrio Álex Muñoz, los de Austin dieron una lección de sonido norteamericano impecable se mire por donde se mire. Ganándose a los casi seis mil asistentes de la noche (un par de miles más que el día anterior) desde la primera canción. Y poniendo la guinda con sendas versiones del ‘Blue’ de The Jayhawks y el ‘You wreck me’ de Tom Petty. La guinda, que no el guindón. Ese estaba por llegar.
“Steve Earle cerró el show con un ‘Christmas in Washington’ espeluznante mientras alguno no podía contener las lágrimas ante la grandeza de lo que acababa de ver”
Steve Earle. Lo voy a repetir. Steve Earle. Una frase que Quique González, presente en el concierto, me dijo en mitad de la actuación lo resume todo: “¿Se puede ser más auténtico que este tío?”. La respuesta es no. Earle empezó incómodo. El sonido dentro del escenario no le gustaba nada y su técnico de sonido se llevó un par de broncas de las que a uno le hacen temblar las piernas, pero por fortuna no transmitió esa sensación hacia fuera. Comunicativo y con ganas de agradar —se había fotografiado con medio festival por la tarde en las calles de Riaza— cambió buena parte de su repertorio, prescindiendo del que venía haciendo como celebración deaniversario, igual que Hiatt, en este caso de los treinta años de la publicación de “Copperhead Road”. Por eso recurrió a piezas, por ejemplo, de su disco con del McCoury, sin olvidarse de clásicos como ‘Ain’t ever satisfied’, ‘Johnny come lately’ o un ‘Christmas in Washington’ espeluznante que cerró el show mientras alguno no podía contener las lágrimas ante la grandeza de lo que acababa de ver. Al salir, eterna discusión. ¿Fue mejor Steve o John? Y yo con mi amigo Lluis Beltrán al lado recordando una de sus grandes afirmaciones: “¿Por qué me tengo que quedar con uno si he disfrutado de los dos?”.