ACÚSTICOS
“Defenderían un repertorio interesante, que sacrificaba la mayoría de sus éxitos para recuperar clásicos menores”
Coincidiendo con su inminente gira española, Tito Lesende recupera el MTV Unplugged que ofreció Kiss en 1996. El directo que reunió de nuevo a la formación original, clave para remontar su carrera discográfica.
Kiss
“MTV Unplugged”
MERCURY RECORDS,1996
Texto: TITO LESENDE.
No vamos a contar mentiras: en la apertura de las negociaciones para la grabación de este disco/capítulo de la serie MTV Unplugged, a principios de 1995, Kiss estaba lejos de su mejor momento. Nacido en Nueva York en la primera mitad de los años 70, el proyecto de Gene Simmons (bajo, voz) y Paul Stanley (guitarra, voz) había cabalgado su ola natural durante aquella década, su época de gloria. Con Ace Frehley (guitarra solista) y Peter Criss (batería) habían completado un cuarteto ganador que manejaba armas eficaces: hard rock, una dosis del pujante glam, melodías con gancho (los líderes eran, ante todo, fans de los Beatles) y una base rítmica potente. Pero, además, su sentido del espectáculo (y su olfato para el dólar) los impulsó a añadir una dimensión extra; así nació primero el maquillaje, luego las coreografías, la pirotecnia y la mercadotecnia. Kiss despidió los 70 con una enorme reputación como banda en vivo, avalada además por dos estupendos álbumes registrados más o menos en directo: “Alive!” (1975) y “Alive II” (1978).
Es cierto que la crítica nunca se los había tomado en serio, y que su propuesta conectaba sobre todo con los rockeros adolescentes de su país. Pero esto no importó un carajo a Simmons y Stanley, que siguieron adelante, adaptándose con criterio artístico e instinto comercial a las tendencias en boga. En 1979 sobrevivieron al auge de la música disco con Dynasty. Se unieron al compositor de raíces cubanas Desmond Child (luego autor de múltiples éxitos para Bon Jovi, Aerosmith o Ricky Martin) y facturaron “I was made for lovin’ you”. Luego sanearon la banda y sustituyeron a Frehley y a Criss por sangre nueva. En 1982 capearon el advenimiento de la segunda generación del heavy metal con “Creatures of the night”. En 1983, Eddie Van Halen (descubierto por Simmons años atrás) lideraba una horda de virtuosos de la guitarra eléctrica, así que Kiss contrataron al aceleradísimo Vinnie Vincent para tener su propio velocista. Además, dieron un golpe de efecto televisivo al quitarse las máscaras (entonces no había Instagram y los rostros de Kiss eran un secreto valioso bajo el maquillaje). Luego estalló Bon Jovi, el heavy metal se hizo melódico, se cardó el pelo y se convirtió en el nuevo pop. Entonces, Kiss contraatacaron e hicieron lo propio con “Crazy nights” (1987). Todo bien. Pero con el cambio de década y el grunge ya no pudieron.
La marca Kiss seguía en todo lo alto en los 90; de hecho, el negocio paralelo del merchandising no hacía más que crecer. Pero el grupo vivía horas bajas. A pesar de que una nueva generación de músicos reivindicaba por primera vez su influencia artística. A pesar también del disco de tributo “Kiss my ass” (1994), en el que les rendían homenaje figuras tan dispares como Lenny Kravitz, Garth Brooks, Dinosaur Jr. o Stevie Wonder. Mientras su marca seguía en forma, la versión real de Kiss en los 90 se vio reflejada en el espejo de la nostalgia, devaluada y derivada a ese circuito de mitos fuera de onda. Y no se gustó.
Pacto con la MTV
Simmons y Stanley trazaron una nueva estrategia que pasaba por pactar con la MTV. La cadena les propuso un golpe de efecto: el regreso de su formación clásica de la era dorada. El grupo negoció: de acuerdo, llamarían a Peter Criss y, a regañadientes, también a Ace Frehley. Pero solo para los bises. Y, muy en la línea de Kiss, la participación de estos dos elementos se guardaría como un as bajo la manga hasta el último instante.
La grabación se celebró el 9 de agosto de 1995. Gene Simmons y Paul Stanley se presentaron acompañados por Bruce Kulick (que llevaba más de diez años en el cargo de guitarra solista) y Eric Singer (batería desde 1992). El cuarteto defendería un repertorio interesante, que sacrificaba la mayoría de sus éxitos más reconocidos para recuperar clásicos menores o, incluso, temas de fondo de repertorio. Es el caso del inaugural ‘Comin’ home’, pero entre los menos evidentes podemos acordarnos también de ‘Goin’ blind’, ‘See you tonight’ (del disco en solitario publicado por Gene Simmons en 1978) o ‘A world without heroes’, coescrita con Lou Reed para ese álbum pobretón que es “Music from The Elder” (1981)
Si el oyente/espectador de este “MTV Unplugged” espera a unos Kiss melosos o inquietos en formato acústico, se equivoca. En lugar de arriesgar con arreglos significativos, el grupo juega fácil: descartadas las canciones más conflictivas y escogidas las oportunas, no se observan en la ejecución florituras destacables. La batería está golpeada con baquetas y sigue el mismo patrón e intensidad que si fuese un concierto eléctrico. Lo mismo, en general, el resto de los instrumentos. Hay una diferencia en la sonoridad de las guitarras y el bajo de caja hueca, por supuesto, pero el ataque, la actitud y la partitura apenas cambian. Por lo demás, Kiss hace su trabajo correctamente, se notan las ganas, y las voces están en su sitio.
Un concierto sin maquillaje
El repertorio se concentra, por derecho, en el legado de Kiss en los 70. Y, claro, el premio llega en el último tramo, cuando se incorporan Frehley y Criss para hacer de la banda un sexteto. Sería la única vez que la formación original de Kiss ofrecería un concierto sin maquillaje. La traca final va a por todas: Peter Criss canta ‘Beth’ (o sea, su balada, porque es suya) y la emblemática ‘Nothin’ to lose’. Ace Frehley recupera su versión del ‘2000 man’ de los Rolling Stones. Todos colaboran en el fin de fiesta con el himno ‘Rock and roll all nite’.
El júbilo despertado por este reencuentro condujo a la banda al siguiente movimiento: vuelta al maquillaje, vuelta a la formación original y gira mundial a lo grande. Kiss había logrado reactivarse una vez más; en poco más de un año habrían de asistir a sus conciertos más de dos millones de personas. Bruce Kulick y Eric Singer se quedaron sin empleo.
Pero el papel de los recuperados Criss y Frehley nunca volvería a jugar en igualdad de condiciones con sus compañeros líderes. Ni su aportación fue apenas considerada en el decepcionante disco “Psycho circus” (1998), ni sus salarios se equipararon jamás a los de Simmons y Stanley. Así que el batería dimitió en 2001 y poco después se marchó el guitarra solista. A pesar de todo, la banda ya no volvería a borrarse el maquillaje y seguiría grabando y girando hasta la actualidad.
Kiss estarán tocando (por supuesto, en formato eléctrico y con toda su parafernalia escénica) en la Península Ibérica en los próximos días: Barcelona (7 de julio, Barcelona Rock Fest); Madrid (8 de julio, Wizink Center); Lisboa (10 de julio, Estadio Municipal de Oeiras); Córdoba (12 de julio, Plaza de Toros); y Viveiro (14 de julio, Resurrection Fest). Los componentes actuales del grupo son: Gene Simmons (bajo, voz); Paul Stanley (guitarra, voz); Eric Singer (batería); y Tommy Thayer (guitarra solista).
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Anterior entrega de Acústicos: “Unplugged” (1996), de Alice In Chains.