“Acústico” (2003), de Ariel Rot

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ACÚSTICOS

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“Limpio pero a la vez intenso, cálido y cercano. Sin overdubs. Se escucha lo que se toca, sin más”

 

Manolo Tarancón vuelve la vista quince años atrás para recuperar el álbum “Acústico” de Ariel Rot, grabado sin ningún aderezo en los antiguos estudios La Cabaña de José Nortes.

 

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Ariel Rot
“Acústico”
WARNER, 2003

 

Texto: MANOLO TARANCÓN.

 

No es extraño encontrarse a Ariel Rot, figura icónica en este país del rock eléctrico, respirando cómodamente en formatos diferentes, incluso reduciendo a la mínima expresión alguna de sus giras acompañado de guitarra y piano, como pudimos ver hace algunos años en su show “Solo”. O con la entrega “10×3”, un trabajo para EFE EME celebrando el décimo aniversario de esta publicación musical. Hay que remontarse a 2003 para vislumbrar el primer precedente en su carrera con este “Acústico”, toda una suerte de disco. En agosto de ese año, cinco músicos ensayan en casa de Osvi Grecco tratando de dar forma a lo que será un tour muy especial por teatros y pequeños recintos. Cambian las guitarras eléctricas por las acústicas, las escobillas por las baquetas, tocadas en la batería o en el cajón. Y eligen un repertorio más que acertado, lleno de simbolismo y guiños.

Finalmente deciden trasladarse a La Cabaña, el antiguo estudio de José Nortes, para registrar cada una de las tomas de estos encuentros. A Ariel Rot (voz, guitarra acústica y puntualmente piano) le acompañan Jacob Reguilón (bajo), Luca Frasca (piano, órgano y acordeón), Toni Jurado (bateria y cajón) y el propio Grecco a los coros y la guitarra acústica. De todas aquellas horas de grabaciones deciden seleccionar once de ellas, las que suenan más pulidas y redondas. De las mezclas se encarga Ángel Martos, ingeniero habitual de Rot en los conciertos, que consigue un sonido natural y directo. Limpio pero a la vez intenso, cálido y cercano. Sin «overdubs». Se escucha lo que se toca, sin más. Es precisamente este detalle lo que hace de “Acústico” una preciosa rareza sin pretensiones ni estrategias, al plantearse como un regalo junto a la reedición de “Lo siento, Frank”, aunque finalmente se lanzaría una tirada independiente para coleccionistas.

Ariel Rot sabe bien que no es necesario, para firmar un trabajo acústico, renunciar a la base rítmica. Aunque vengamos acostumbrados a entender este formato como algo íntimo y reducido a la mínima expresión cuando lo que interviene es únicamente la diferencia de sonoridad a través de instrumentos naturales no electrificados.

Una inspirada selección de temas combina algunos de los más exitosos de su carrera en solitario y referencias ineludibles de Los Rodríguez como ‘Dulce condena’, esta vez con un tempo más reducido. O ‘Viridiana’, la canción que el grupo, en su momento de mayor inspiración, grabó para el «Yo, mí, me contigo» de Joaquín Sabina, con música del propio Rot. Sin dejar de lado el guiño a ‘Balada de Madrid’, uno de los temas más bonitos de Moris que en esta versión respira y camina con naturalidad, al que también homenajea en la pista de cierre con ‘Tengo 40 millones’, unido al ‘Boogie de Claudio’, otro emocionante guiño a Claudio Gabis y a su Argentina natal.

Un repertorio que complementa fantásticamente con la adaptación de los temas propios. ‘La última cena’, ‘Hoja de ruta’ o ‘Lo siento, Frank’ (qué bien empastan las guitarras de Grecco y Rot) no pierden esa intensidad rockera, dejando al disfrute del oyente la sonoridad de las guitarras acústicas (mención especial a la inspiradísima incorporación del slide en algunos temas). El formato consigue que canciones como ‘Después de brindar’ o ‘Hasta perder la cuenta’ ganen en profundidad y dramatismo, equilibrando una escucha con momentos mágicos que se hace verdaderamente agradable.

 

 

La sinceridad de un disco que pretende ser lo que es: la constatación de cinco grandes músicos tocando en directo, sin más objetivo que llegar, con las reglas del juego que implica el formato acústico, a hacer adaptaciones redondas de estas canciones. Por poco pretencioso, ni el título aspira más que a informar de lo que vamos a encontrarnos. Toda una suerte de honestidad en estos tiempos del marketing, incluso quince años después de haberse editado.

Anterior entrega de Acústicos: “Unplugged” (1992), de Pearl Jam.

 

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