Dúo Dinámico: “Eurovisión se ha convertido en un espectáculo de luz, colores y fuegos de artificio, donde la canción es casi lo de menos”

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“Aunque no lo entendíamos, ni siquiera lo compartíamos, respetamos en todo momento la decisión de Serrat, y hablábamos cada noche con él, que estaba en París”

 

A pocos días de que se celebre en Lisboa el LXIII Festival de la Canción de Eurovisión, en el que RTVE estará representada por Amaia y Alfred, Ramón Arcusa y Manolo de la Calva recuerdan, para EFE EME, el primer triunfo español de manos del ‘La, la, la’, compuesto por ellos e interpretado por Massiel, tras la espantada de Joan Manuel Serrat. Un hecho histórico del que se cumple medio siglo y que, a día de hoy, sigue generando numerosas preguntas.

 

Texto: EFE EME.

 

Royal Albert Hall de Londres. 6 de abril de 1968. Tras una final de infarto, los seis puntos de Alemania daban la victoria a España en una edición del Festival de Eurovisión en la que el ‘La, la, la’ compuesto por el Dúo Dinámico había competido, codo con codo, con el también pegadizo ‘Congratulations’ de Cliff Richard. Aquel triunfo fue celebrado como si de la consecución de un Mundial de fútbol se tratara. Hasta aquel momento, RTVE había sido marginada debido a la dictadura franquista. Los discretos puestos alcanzados por Conchita Bautista (su ‘Estando contigo’ se convirtió en la primera participación hispana, en 1961), José Guardiola (1963) y Los TNT (1964), y los «ceros» de Víctor Balager (1962) y la propia Bautista (1965), encontraron su bálsamo con el concurso del inefable Raphael que, en 1966 y 1967, logró colocarse entre los diez primeros, respectivamente, con sus dramáticos ‘Yo soy aquel’ y ‘Hablemos del amor’.

Un año después, RTVE echaba toda la leña en el asador y optaba por un energético tema compuesto por Manolo de la Calva y Ramón Arcusa para acudir a la cita londinense. Le pondría voz, nada más y nada menos, que Joan Manuel Serrat. La gira europea previa al festival fue todo un éxito. Aquella emotiva y moderna pieza había encandilado a público y crítica, y se había colocado entre las claras favoritas. No obstante, apenas dos semanas antes de la celebración del evento, el barcelonés hacía pública una carta en la que exigía interpretar el ‘La, la, la’ en catalán. RTVE se niega e, inmediatamente, busca una voz sustituta. La elegida es una Massiel que, a contrarreloj, regresa de México, donde se encontraba de gira. El resto, evidentemente, es historia de la música popular española. Una historia que ahora cumple cincuenta años, ya que en unos días se celebra en Lisboa el LXIII Festival de la Canción de Eurovisión en el que RTVE estará representada por Amaia y Alfred.

Aquel triunfo del ‘La, la, la’, hasta el día de hoy, ha estado rodeado de rumores y leyendas. La propia Massiel ha resucitado algunos de ellos en las últimas semanas. Con el objetivo de arrojar luz ante ciertas polémicas eternas, EFE EME habla con unos Manolo y Ramón que, años después volvieron a poner su habilidad creativa al servicio de la España eurovisiva. Sin ir más lejos, en 1972, con la letra del ‘Amanece’ compuesto por Algueró e interpretado por Jaime Morey, y, seis años más tarde, con aquel ‘Bailemos un vals’ defendido por José Vélez.

 

Lo que tendría que haberse convertido en el cincuenta aniversario del primer triunfo de España en Eurovisión ha mutado en declaraciones, incluidas las de la propia Massiel, repletas de reproches. ¿Una prueba más de que vivimos en un país un tanto cainita?
[Ríen] Es difícil que interviniendo Massiel («Soy rebelde porque el mundo me hizo así», que cantaba Jeanette), no haya polémica. De lo que diga Massiel hay que separar lo que es veraz y lo que no. Me gusta leer [habla Manolo] a María Elvira Roca, historiadora, y puede ser que tenga razón en que a veces la leyenda negra la (re)creamos nosotros mismos. Y sí, somos cainitas; será por ser de un país que ha sido invadido por cien razas distintas y somos el resultado de tener que saber pelear y saber sobrevivir… Me quedo con lo que decía un político inglés. Era algo así como que España tiene que ser un gran país, a pesar de que los españoles se empeñen en destruirlo. De todas maneras, es posible que eso se pudiera decir de casi cualquier país del mundo.

 

Hasta la doble participación de Raphael (1966 y 1967), España había acumulado continuos fracasos en el festival, por diversos motivos. ¿Qué tenía ‘La, la, la’ para propiciar ese vuelco tan tremendo y acabar aupándose al primer puesto?
Las dos participaciones de Raphael, aunque consiguió las mejores calificaciones hasta el momento, no fueron exactamente las canciones ideales para competir en aquel festival, de gusto muy europeo. ‘La, la, la’ sí tenía esa cualidad: era una canción bien construida y moderna en su línea melódica y su armonía. No debemos olvidar que a un músico como Bert Kaempfert, compositor y colaborador habitual de Frank Sinatra (suyo es ‘Strangers in the night’), le gustó la idea de encargarse de los arreglos. Y, claro, todo sumó para propiciar ese vuelco tan tremendo.

 

¿Creéis que era una canción ganadora, la hubiera interpretado quien la hubiera interpretado?
De hecho, y eso es algo que seguramente no le gustará a Massiel escuchar, el ‘La, la, la’ era la virtual ganadora, a decir de los responsables de las televisiones allá donde Joan Manuel Serrat fue a promocionarla por toda Europa. Incluso te puedo decir que, en una porra que hicieron los propios músicos ingleses del festival, dieron como ganadora a la nuestra, quedando el ‘Congratulations’ de Cliff Richard en segundo lugar. Acertaron de pleno. Dicho esto, hay que reconocer (y así lo hemos dicho siempre) que Massiel la defendió con gran coraje y eso es mérito suyo, y le estamos agradecidos.

 

¿Cómo surge la posibilidad de que Serrat le pusiera voz en un principio?
Serrat y nosotros teníamos el mismo mánager, José María Lasso de la Vega, que se las sabía todas. Nos propuso presentar una canción para el festival, le mostramos, a él y a Joan Manuel, una (sin letra aún), que habíamos compuesto en una sala de Orense, gracias a que una gran nevada nos impidió viajar ese día. Les gustó la melodía, y Lasso propuso que fuera el Nano quien hiciera la letra, y pudiera cantarla. Serrat nunca llegó a presentarnos un texto, y Manolo hizo una, que pensamos provisional, para presentarla a RTVE; luego, la cambiaríamos si hiciera falta. La llevamos, recuerdo, un sábado antes de las 8 de la mañana, que era la hora límite, cantada por nosotros, y fue elegida por unanimidad. Algo tendría, ¿no? Serrat hizo más tarde una letra en catalán, y fuimos a grabar a Milán las dos versiones, sin problemas. Eso sí, la versión en castellano, con aquella letra «provisional» fue la que ha quedado.

 

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“El ‘La, la, la’ era la virtual ganadora, a decir de los responsables de las televisiones allá donde Joan Manuel Serrat fue a promocionarla por toda Europa”

 

Se ha hablado de que otra de las composiciones candidatas, interpretada por el propio Serrat, podría haber sido ‘El titiritero’. ¿Os consta?
Sí, efectivamente. Serrat, quizás incómodo por tener que interpretar una canción «comercial», presentó más tarde (sin nosotros saberlo) un tema suyo, ‘El titiritero’, gran canción. Y fue Artur Kaps (delegado de RTVE), amigo de Bert Kaempfert, el que puso a éste en la diatriba de ser él quien eligiera la canción que prefería. Escuchadas las dos, optó, ¡otra vez!, por la nuestra. Adujo que ‘El titiritero’ era muy de cantautor, no la veía propia para competir en un festival.

 

Poco menos de dos semanas antes de la celebración del festival, Serrat publica su famosa carta en la que pide que RTVE le permita interpretar el tema en catalán. ¿Os sorprendió su decisión?
Absolutamente. Nos enteramos, como todos, por el telediario. A pesar de ser amigos, de ser parte obvia en el asunto y de que nos hubiera gustado estar al tanto, más que nada por si podíamos aportar alguna solución. Fuimos meros espectadores.

 

¿Hablasteis con Joan Manuel en aquellos días?
Sí, por supuesto. Nosotros, aunque no lo entendíamos, ni siquiera lo compartíamos, respetamos en todo momento la decisión de Serrat, y hablábamos cada noche con él, que estaba en París, y hasta el día del festival por lo menos, para ponerle al corriente de todo lo que se decía en los medios sobre su «espantá».

 

¿En algún momento se planteó que fuera el propio Dúo Dinámico quien la interpretara?
Juan José Rosón, director entonces de TVE, nos llamó, y nos pidió estar preparados porque podríamos ir nosotros al festival. Tenía su lógica: éramos cantantes en activo, y autores de la canción. Pero entonces entró en liza la compañía discográfica de Serrat, Zafiro, que protestó, ya que había invertido gran cantidad de dinero en la promoción que El Nano había hecho por toda Europa, y aduciendo que no era justo que otra compañía, en este caso la del Dúo Dinámico, se beneficiara económicamente del esfuerzo hecho por ellos, y pidieron que acudiera a Eurovisión un artista de Zafiro. De todos los posible de su catálogo, eligieron a Massiel, que, precisamente, estaba de gira por México en esas fechas.

 

 

¿Os ha sorprendido que la propia Massiel, 50 años después del triunfo, afirmara que no contó con todo vuestro apoyo, que incluso pensasteis en otras voces como la de Karina, y que en la renuncia de Serrat hubiera podido influir un supuesto maletín llegado desde sectores nacionalistas catalanes?
Eso es absolutamente falso, y no sabemos en qué se basa Massiel para decir eso. Ya había bastantes problemas para crear otro nuevo. Además, algo está claro: Karina pertenecía a otra compañía discográfica, o sea que no tenía ni tiene sentido lo que dice. Si no iba Serrat, íbamos a ir nosotros. Zafiro interviene, y ellos, TVE y Zafiro, eligen a Massiel. Punto. Nosotros éramos simples observadores. Algo alucinados por lo que estaba pasando, pero observadores.

 

Hay diversas versiones sobre la procedencia y finalidad del supuesto maletín. ¿Cuál es la vuestra?
No tiene mayor importancia. Yo [Ramón] acompañé, por petición suya, a nuestro mánager, Lasso de la Vega, al aeropuerto ese mismo día que salió lo de la carta de Serrat en TVE, y al despedirme, me pidió que pasase con él a la sala de espera, pero me pidió que llevara yo un maletín para pasar las aduanas. Obviamente, en el maletín, sabiendo que Serrat estaba en París «exiliado», y que por aquel entonces no había las facilidades de hoy para utilizar dinero fuera de España… Joan Manuel tenía que vivir de alguna manera. Y pasé aquel maletín delante de los guardias civiles diciéndoles: «Voy a despedir a este amigo; salgo enseguida». Ahora sería imposible solo pensarlo, pero entonces éramos conocidos y, sí, me dejaron pasar. Me la jugué un poco, o mucho, no sé, pero no lo dudé ni por un instante: había que hacerlo. Ese dinero (ignoro absolutamente cuánto podía haber en el maletín, lo juro), se lo había entregado el padre de Joan Manuel a Lasso esa misma mañana, según me contó El Nano tiempo después.

 

¿Tenía suficiente poder de influencia el régimen de Franco como para, según también se ha afirmado, presionar en Europa para que ‘La, la, la’ acabara triunfando?
¿Cómo? La gente no tiene ni idea de lo que dice. España y su Gobierno, franquista, estaban prácticamente aislados, y en esos años habían empezado a llegar tímidamente las suecas y sus bikinis. Que participáramos en el festival era una forma de apertura, de una cierta bienvenida de otras democracias para que empezáramos a ser como ellos. O así lo vemos nosotros. Ahora bien, que RTVE moviera hilos sabiendo que tenía un as en la manga (el ‘La, la, la’), probablemente a través de Artur Kaps, delegado de TVE, aunque de origen austríaco, y utilizado contactos suyos en Europa (como, por ejemplo, conseguir que Kaempfert hiciera los arreglos, cosa imposible e impensable para nosotros), para que atendieran bien a Serrat en su periplo promocional, es posible. ¿Que al régimen le interesara que España saliera del agujero? Seguro que sí: era clavar una pica en Flandes. Pero ahí queda lo que sabemos. Y déjame que pregunte: ¿por qué no pensamos, de forma más positiva, que la canción pudiera tener méritos propios para ganar Eurovisión, como así parecía ser? ¿Por qué hemos de estar los españoles, y también la prensa, continuamente poniéndonos palos en las ruedas? Por ahí venía, por cierto, tu primera pregunta.

 

¿Cuál de las dos interpretaciones os gustaba más: la de Serrat o la de Massiel?
No te vamos a contestar [ríen]. Es una trampa. Las dos son muy buenas. Diferentes, pero muy buenas. Todo lo que toca Serrat es arte, emoción en la voz. Y Massiel es toda una guerrera; es un torbellino y arrasa.

 

En 1971, precisamente Karina obtuvo el segundo puesto (ese año ganó Severine), tras la celebración de aquel ‘Pasaporte a Dublín’ en el cual también se postulaban nada más y nada menos que Los Mismos, Nino Bravo, Rocío Jurado, Cristina, Junior, Dova, Jaime Morey, Encarnita Polo y Conchita Márquez Piquer. ¿Creéis que, hoy en día, artistas y sellos de prestigio y contrastados aceptarían participar en un proceso de este tipo?
No, evidentemente. Los tiempos han cambiado y Eurovisión ha dejado de ser un festival de canciones para convertirse en un espectáculo de luz, colores y fuegos de artificio, donde la canción es casi lo de menos. Ningún artista con nombre se arriesgaría a quedar último. Es algo más que posible, y no por el mérito o demérito de la canción, sino porque existen votaciones muy politizadas, con intereses regionales, y países que, aunque se odian como vecinos, se intercambian los votos. Bueno, igual como hacíamos siempre Portugal y España, que todo hay que decirlo. Aunque en este caso sí nos queremos, que para algo compartimos península e historia.

 

Medio siglo después del triunfo del ‘La, la, la’, ¿qué creéis que, hoy por hoy, ha de tener un tema para triunfar en Eurovisión?
Triunfar en Eurovisión es muy fácil, aunque es más fácil decirlo que hacerlo. Hay que llevar una canción muy buena, cantada por un cantante de éxito y lograr que millones y millones de personas de diferentes países se sientan estimuladas y se pongan de acuerdo para votar esa canción y llevarla al éxito y a número uno. Ocurrió para España en 1968. ¡Ojalá nuestra canción de este año cumpla todas esas premisas y nos dé la alegría de ganar otra vez después de 50 años! ¡Ánimo, chicos!

 

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