OPERACIÓN RESCATE
“El disco se edita en marzo del 78 pero, sorpresivamente, a fines de mayo los dos vocalistas y el principal compositor abandonan el barco y rompen Asfalto”
A cuarenta años de su edición, recuperamos el primer disco de los madrileños Asfalto, del que surgiría posteriormente el grupo Topo. Por Juan Puchades.
Asfalto
“Asfalto”
CHAPA DISCOS/ZAFIRO, 1978
Texto: JUAN PUCHADES.
Hace la friolera de cuarenta años, el 13 de marzo de 1978, se editaba el debut del grupo madrileño Asfalto, con el que arrancaba, a su vez, el sello Chapa, esencial para la transformación y desarrollo del nuevo rock español. Aniversario doble, por tanto, o triple, si tenemos en consideración que este elepé daba el pistoletazo de salida —en lo discográfico— al rock urbano, cuyos máximos representantes eran, precisamente, Asfalto.
En realidad el grupo echaba raíces en el cambio de década entre los sesenta y los setenta, con el trío Tickets, que en 1970 edita un único single (con tema escrito por Vainica Doble en la cara A). En 1972 modifican el nombre por el de Asfalto, publicando dos singles producidos por Manolo Díaz, alejados de lo que será el sonido que conocemos y más orientados hacia el pop rock de la época. Al frente está José Luis Jiménez (bajo y voz), que en 1974 cambia de socios, incorporando a Lele Laina (guitarra y voz), Julio Castejón (guitarra) y Enrique Cajide (batería): la formación, ahora sí, que conoceremos en 1978. Pero antes del primer disco, en 1976, graban una cinta de casete de gasolinera versionando a sus héroes mayores, los Beatles. Una obra puramente alimenticia que, sin embargo, suena de maravilla y dada la repercusión posterior de la banda devendrá pieza de coleccionismo en distintas ediciones en casete, hasta la edición definitiva hace un par de años en CD por el sello Lemuria.
Cuando Asfalto graba el debut, en los estudios Audiofilm en noviembre de 1977, ya se trata de un grupo curtido en directo y que apuesta claramente por el rock en castellano (tras devaneos con el inglés y la necesidad de recurrir a las versiones de clásicos del rock), apoyado principalmente en las canciones que escribe José Luis Jiménez, con inclinación natural a un cálido rock de autor de fuerte contenido utopista, hippie y urbano (con ese sentido del urbanita que sueña con la huida a parajes más verdes). Para darle forma echan mano de lo más florido que tienen en su cancionero, escribiendo nuevos temas e incluyendo canciones que iban a formar parte de una ópera rock en la que estaban trabajando (proyecto al que renuncian para no parecer pretenciosos nada más estrenarse en vinilo), pero que funcionan perfectamente aisladas y sin necesidad de ofrecer mayores explicaciones.
“Asfalto”, el disco, se registra con escaso presupuesto, muchas prisas y marcado por la impericia del productor, Vicente “Mariscal” Romero, y el técnico de sonido, Santiago Lardies. Cuando el grupo escucha el resultado no da crédito a cómo suena aquello: creen que es una mezcla de trabajo, pero no, es la definitiva y así se comercializa. Sin embargo, lo que son las cosas, acaba calando en toda una generación y terminará por ser la obra más mitificada de Asfalto. ¿Por qué? Por las canciones, principalmente, pero también por ese sonido que aunque deslabazado y algo tosco se percibe como enormemente próximo, de verdad, sin aditamentos. Es rock de la escuela clásica envuelto en cuidados juegos vocales, con algunos apuntes progresivos y pinceladas sinfónicas, pero todo ello tratado con naturalidad, con voluntad “orgánica”, que diríamos. ‘Capitán Trueno’, ‘Ser urbano’, ‘Días de escuela’, ‘Rocinante’ o ‘La isla del amor’, preñadas de nostalgia y de cierto espíritu ingenuo obran el milagro de conectar con la sensibilidad de un tiempo y una juventud ávida de música en nuestro idioma, y se convierten en emblemas. La capacidad compositora de Jiménez (aunque los temas los firma democráticamente el cuarteto, son principalmente suyos) acaba de destaparse. Lele Laina y Julio Castejón, por su lado, aportan dos excelentes canciones: el primero ‘El emigrante’, y el segundo ese retrato de la cotidianidad en la gran ciudad que es ‘Todos los días’ (inicio de una vis compositora que marcará gran parte del futuro de la banda).
El disco, como hemos comentado, se edita en marzo del 78, pero sorpresivamente a fines de mayo José Luis Jiménez y Lele Laina, ¡los dos vocalistas y el principal compositor!, abandonan el barco y rompen Asfalto. No comparten ideas con Castejón, el sonido del disco les ha decepcionado y junto al batería Terry Barrios quieren volar por su cuenta y emprender un nuevo proyecto: Topo. Tras varios dimes y diretes, Julio Castejón y Enrique Cajide deciden seguir adelante con Asfalto incorporando a nuevos componentes y con el primero encargándose de la voz y las labores compositivas. En realidad es una refundación: el nacimiento de los Asfalto que llegan hasta la actualidad y que ahora mismo viven una suerte de nuevos días dorados. Un grupo que tras la ruptura, de pronto, se encuentra con que la canción ‘Capitán Trueno’ se convierte en un éxito y tienen que defenderla unos músicos que ni la han escrito ni la han cantado en el disco (eran Jiménez y Laina quienes la interpretaban), llegando a hacer un playback en el programa de televisión “Aplauso” sobre las voces de sus excompañeros (véase el siguiente vídeo). Mientras, Topo debe empezar desde cero: pero José Luis Jiménez y Lele Laina no podían imaginar en mayo de 1978 que unas semanas después esa canción sería un éxito que cambiaría, para bien, el destino de Asfalto… y el suyo propio, para mal.
En todo caso, la parroquia rockera sabe que para hallar el espíritu de aquel primer Asfalto hay que remitirse a Topo, pues ahí es donde Jiménez y Laina anidan desde el formidable debut homónimo de 1979, un combo que también los trae hasta la actualidad. Es decir, Asfalto se divide en dos muy recomendables bandas: una escorada hacia el progresivo y lo sinfónico y liderada por Julio Castejón y otra más rock y directa con Jose Luis Jiménez al frente. Desde entonces queda marcado el destino y la historia de ambas será un relato que las une desde sus orígenes y se cruza en algunos momentos: con los regresos puntuales de Laina y Jiménez a Asfalto (en el disco “Solo por dinero”, de 1990, por ejemplo, son más Topo que Asfalto, pues la alineación en cuarteto la forman Jiménez, Laina, Barrios y Castejón: tres Topo y un Asfalto), nuevas rupturas y el regreso a Topo. Siempre bajo la sombra de la desavenencia y con las dos formaciones interpretando y reivindicando en directo el repertorio de este primer disco de Asfalto, que pertenece a unos y a otros. Un elepé que es una pieza capital del rock español, testimonio de toda una época.
NOTA: para saber más, recomendamos leer el excelente “El libro de Asfalto + Topo” (Editorial Milenio), de Josemi Valle.
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Anterior Operación Rescate: “Frosting on the beater” (1993), de The Posies.