“Historia de la música pop: del gramófono a la beatlemanía”, de Peter Doggett

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LIBROS

“Historiador perspicaz, Doggett sitúa brillantemente el pop en su contexto sociopolítico y cultural”

 

 

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Peter Doggett
“Historia de la música pop: del gramófono a la beatlemanía”
MA NON TROPPO

 

Texto: JAVIER DE DIEGO ROMERO.

 

Una de las plumas más reputadas de la crítica musical británica, Peter Doggett, ha escrito obras de referencia obligada sobre el proceso de disolución de The Beatles (“You never give me your money: the battle for the soul of The Beatles”), los vínculos de la música de David Bowie con la cultura de su tiempo (“The man who sold the world: David Bowie and the 1970s”), la dimensión política de la cultura pop de finales de los sesenta y principios de los setenta (“There’s a riot going on: revolutionaries, rock stars and the rise and fall of ’60s counter-culture”) y la interacción entre la música country y el rock and roll (“Are you ready for the country: Elvis, Dylan, Parsons and the roots of country rock”). Ninguna de ellas, es de lamentar, ha sido publicada en nuestro país. De la mano de la editorial Ma Non Troppo, Doggett llega por fin a las librerías españolas con su último trabajo, “Historia de la música pop”, traducido por Ismael Belda. Una aclaración previa: la edición inglesa consta de un único volumen, que traza la historia de la música popular hasta los albores del siglo XXI. En España, en cambio, la obra aparecerá en dos entregas, con la eclosión de The Beatles como línea de falla. Aquí se reseña la primera de ellas.

Doggett tenía claro dónde concluiría su estudio. Más complejo le resultó determinar dónde comenzaría. Insatisfecho con la lectura del rock and roll como el origen de una edad dorada, como el movimiento sísmico que rescató a los adolescentes del páramo sonoro de la posguerra, se remontó en el tiempo hasta descubrir que los dos acontecimientos que revolucionaron la música popular, los más relevantes para su desarrollo en el siglo XX, datan en realidad de últimos del XIX: por un lado, la invención del sonido grabado, que permitiría no solo capturar y conservar las interpretaciones musicales, sino también cambiarlas en esencia y en forma, y que democratizó decisivamente la distribución de la música; por otro, el nacimiento del ragtime, el primer género genuino creado en Estados Unidos, construido ingeniosamente alrededor de la sincopación —el recurso rítmico que dota de swing a la música y que se introduciría en la corriente principal del pop del siglo siguiente— y fuente de transgresión sexual y racial.

Definido el punto de partida, el autor recorre de forma panorámica más de setenta años de música popular. Jazz clásico, blues, country, folk, musicales, bop, easy listening, rock and roll, rhythm and blues, calipso, soul, trad jazz… Toda la música que la gente realmente escuchó entre los años noventa del siglo XIX y los sesenta del XX interesa al británico, aunque a menudo no se avenga con su estética personal. Los gustos de las mayorías, escribe, nos dicen más acerca de una sociedad que las preferencias de una élite. En suma, su óptica aquí no es tanto la del crítico como la del historiador (tomen nota de su “disculpa” en la introducción: “Es bastante posible que tus artistas o tus discos favoritos no se mencionen en este libro. Antes de que protestes, por favor, recuerda lo siguiente: tampoco se menciona a la mayoría de los míos”).

En el primer plano del relato de Doggett se encuentra la relación entre tecnología y música, las innovaciones tecnológicas que provocaron cambios de calado en el ámbito de la música popular. Entre otras, la comercialización del micrófono eléctrico en la década de los treinta, que dio lugar a la nueva intimidad del crooner, con Bing Crosby como máximo exponente; el overdubbing (superposición de capas de audio), que expandió la revolución iniciada con el nacimiento de la grabación eléctrica en 1925; o la llegada del elepé en la inmediata posguerra, que permitió incluir en un solo disco las obras sinfónicas, alargar las improvisaciones de los músicos de jazz o configurar colecciones temáticas de canciones populares.

Una de las grandes virtudes de “Historia de la música pop” es poner el acento en las percepciones de quienes vivieron las nuevas músicas, en cómo las interpretaron y en el entusiasmo o el temor que les generaron. Gracias a la destreza narrativa de Doggett y a la multitud de citas de época reunidas en el libro, vemos la música, en fin, a través de sus lentes. De este modo descubrimos, por ejemplo, que las barreras levantadas desde la perspectiva actual para diferenciar los géneros musicales del pasado no son más que líneas en el agua desde el punto de vista de la audiencia de su tiempo. En este orden de cosas, uno de los temas recurrentes del libro es el rechazo, con frecuencia virulento, que padres, políticos, eclesiásticos y otras figuras de autoridad sintieron por los estilos que cautivaron a los jóvenes. “Una epidemia malárica” cuyo “único tratamiento efectivo es el que corresponde al perro con rabia, es decir, una dosis de plomo”, la juventud “cae presa del alma colectiva del negro”. Son juicios… ¿tal vez sobre el rock and roll emergente? No, datan de comienzos del siglo pasado y se refieren al ragtime, en el que, según la tesis del autor, puede rastrearse el origen de casi todo lo ocurrido en la música popular posterior.

Historiador perspicaz, Doggett sitúa brillantemente el pop en su contexto sociopolítico y cultural. Bajo los focos aparecen fenómenos como la zozobra de la música negra —en particular del blues clásico— en los años de la Gran Depresión, la conversión del jazz en banda sonora colectiva de la liberación de Francia de la ocupación nazi o el papel jugado por la industria musical norteamericana en el combate al comunismo. Abundan también las conexiones culturales inesperadas y sugerentes, como el surgimiento simultáneo del easy listening y la industria de los sedantes químicos. La de Doggett es, en definitiva, una historia social y cultural de la música pop.

Cabe poner dos reparos a este libro. El primero, de contenido: su anglocentrismo. Bien es cierto que las tradiciones musicales dominantes del siglo pasado son anglosajonas, pero a uno no deja de chocarle, por ejemplo, que se pase tan fugazmente por la chanson o que no se mencione en absoluto al gran (y popular) Kurt Weill. Doggett solo hace parada en el italiano Enrico Caruso, en cuanto primera superestrella de la música grabada, y en los géneros latinoamericanos que lograron hacerse un hueco en el mainstream del vecino del norte, como la rumba y la bossa nova. El segundo es de forma: la edición española prescinde del índice onomástico de la inglesa y, en una obra de esta naturaleza, se echa en falta.

Son lunares que, en cualquier caso, no afean el conjunto. Estamos ante un estudio magnífico, un relato a un tiempo erudito y accesible sobre una época vibrante, pero a menudo no bien conocida, de la historia de la música popular. Esperamos con interés el segundo volumen.

 

 

Anterior crítica de libros: “The Kinks. Música, cultura y sociedad”, de Javier de Diego Romero.

 

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