DISCOS
“Logra sustanciar con éxito ese equilibrio entre vigor, misterio y contrasentidos, entre vehemencia y delicadeza, que emana de su mismo título”
Tulsa
“Centauros”
I*M Records
Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.
Transitando por terrenos no precisamente inexplorados pero poco frecuentados, Miren Iza sigue ahondando en la senda que se marcó con “La calma chicha” (2015), si bien desde un prisma más austero y también algo más sugestivo. Si en aquel álbum ya amoldaba su perfil de «folk singer» a un marco de electrónica pop de cierta distinción (en la onda de la última maniobra de Alondra Bentley, por buscar un paralelismo próximo), ahora logra mayores cotas de finura mediante una producción en la que solo repite Charlie Bautista (Egon Soda, Jero Romero, Jorge Drexler), pero esta vez formando tándem con Angel Luján (Xoel López, Maga, Anni B Sweet) y no con Carasueño, que fue quien supervisó aquel giro.
Apoyada en unos sintetizadores nada invasivos, la guipuzcoana materializa con tino unas ideas (Richard Russell, Martin Hannett o Craig Leon son los arquitectos sonoros que tenía en mente) que se plasman con tanta precisión como magnetismo. Los textos rezuman inteligencia, los arreglos suenan contemporáneos y bien medidos (las trompetas de ‘Brancusi’) y se preserva el trazo tradicional en cortes como ‘La miel que pudo ser’ o ese dueto junto a Abraham Boba (León Benavente) que es ‘Pequeñas embestidas’. La materia prima raya alto, como prueban ‘Bilbao’, ‘Venda vendita venda’, ‘Lobo’, ‘Amiga’ o ‘Atalaya’, y puede decirse que “Centauros” logra sustanciar con éxito ese equilibrio entre vigor, misterio y contrasentidos, entre vehemencia y delicadeza, que emana de su mismo título.
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Anterior crítica de discos: “Pianíssimo”, de Fangoria.