Los himnos de Nacha Pop siguen resonando en nuestros oídos, pero su factoría fue más allá de ‘Chica de ayer’, ‘Una décima de segundo’, ‘Lucha de gigantes’ o ‘Grité una noche’. Xavier Valiño rescata otras diez canciones básicas de la banda resurrecta.
Selección y texto: XAVIER VALIÑO.
Sí, seguro que las primeras canciones de Nacha Pop que nos vienen a la cabeza si alguien nos pregunta son ‘Chica de ayer’, ‘Una décima de segundo’, ‘Lucha de gigantes’, ‘Lo que tú y yo sabemos’, ‘Grité una noche’, ‘Vístete’, ‘Relojes en la oscuridad’… En su discografía –cinco discos de estudio en siete años– hay otras muchas que merecen que se las recuerde de la misma forma. Aprovechando el reciente libro de fotografías sobre la banda (“No, no me olvido”, de Sara Bensadón, publicado por Chelsea Ediciones) y la edición el próximo 17 de febrero de su primer disco en casi 30 años y el regreso a los escenarios del grupo –en este caso con solo Nacho García Vega de la formación original–, aprovechamos para recordar otras diez grandes canciones de Nacha Pop (y otras tantas alternativas).
1. ‘Antes de que salga el sol’ (“Nacha Pop”, 1980).
“Por el día alguien con quien no vivir / por las noches alguien con quien no dormir / La tristeza en el bolsillo / y la careta de cartón / Esperando a que regreses, sí / antes de que salga el sol”. Así se iniciaba el primer disco de larga duración de Nacha Pop, un medio tiempo que, de repente, se tornaba en un estribillo veloz, de la escuela de contemporáneos como Elvis Costello, rematado con un brillante riff de guitarra.
Alternativa: ‘Cita con el rock’n’roll’.
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2. ‘Déjame algo’ (“Nacha Pop”, 1980).
“Tengo el corazón doblado / déjame el tuyo / Quiero ser sincero / pero cuando hablo no consigo decir la verdad”. La tercera canción de su debut se editó también como single que quedó un tanto oscurecido para las grandes audiencias por la omnipresencia de ‘Chica de ayer’. Su corazón nuevaolero gana enteros en una parte final perfecta, con un Antonio Vega que repite una y otra vez ‘Déjame algo’ mientras él y Nacho se lucen con las guitarras.
Alternativa: ‘Miedo al terror’ .
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3. ‘El sueño’ (single, 1981).
“Una mañana en una canción / se puso a hablar con su piano / Y este le dijo sin ilusión / que el tiempo le había fallado / Se excitó al soñar / entristeció al pensar / en unas teclas de goma que no pueden sonar”. Su texto giraba en torno a uno de los temas más habituales de Antonio Vega, la creación y la composición, y apareció en el single perdido que no encontró acomodo ni en su primer álbum ni en el segundo, sino que más bien tendió puentes entre ambos. En la cara B aparecía ‘Atrás’, conformando el mejor single que editaron, con dos canciones que se encuentran entre las favoritas de los seguidores de la banda.
Alternativa: ‘Atrás’.
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4. ‘Reflejo de ti’ (“Buena disposición”, 1982).
“Solo ante el espejo, no sé lo que veo / altos edificios sin luz / Sombras de gigantes en bosques perdidos / fotos que guarde en mi baúl / La imagen es borrosa, no puedo verte mejor / Lejos de ti el cuadro es de otro color”. Más pruebas del don de Antonio Vega con los textos, ‘Reflejo de ti’ es, tal vez, el corte más influido por el post-punk de toda su trayectoria, a lo que contribuye, además de la batería seca de Ñete y un rotundo riff de bajo de Carlos Brooking, los teclados de Ana Curra.
Alternativa: ‘Juego sucio’.
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5. ‘Alta tensión’ (“Buena disposición”, 1982).
“Los voltios que iluminan tu corazón / se están perdiendo en el aire / Las nubes se descargan sin avisar / de un apagón en la calle / Los cables de alta tensión / desde tus manos a mi corazón / Estoy fundiendo la luz / entre tú y yo queda un rayo azul”. ‘Alta tensión’ se cuenta entre los momentos más eléctricos de Nacha Pop. La letra que habla de relaciones de alto voltaje se despacha en menos de minuto y medio y luego llega la orgía de guitarras eléctricas final como, sí, cables de alta tensión.
Alternativa: ‘Tragaluz’.
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6. ‘Ruidos en el desván’ (“Buena disposición”, 1982).
“Por la ventana te oigo entrar / tus sombras se pierden al amanecer / ¿Dónde estás? / Quiero encontrarte / y tengo miedo de oírte respirar / Deja que vea / deja que sienta tu piel de verdad”. Aunque el grupo no consiguió que su segundo disco lo produjera Nick Lowe, lo cierto es que rivaliza con su debut por el puesto de mejor álbum del grupo y, de hecho, para muchos lo es. Por si no fueran poco sus trece canciones en estado de gracia, quedaron fuera otras como la ya citada ‘El sueño’ o esta ‘Ruidos en el desván’, cara B del single “Juego sucio”.
Alternativa: ‘Quiero estar mejor’.
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7. ‘Magia y precisión’ (“Más números, otras letras”, 1983. “Una décima de segundo”, 1984).
“Hoy tengo el placer / de invitarte a una resaca para comer / Solo el calor de una canción / puede ahora recomendarme algo mejor / Con una nube en la cabeza / encadenado a tu total destreza / Me he fundido en un bloque de hielo / entre llamas he perdido el miedo”. Su tercer álbum supuso un cambio de compañía discográfica (de Hispavox a Dro) y un sonido más profesional (con teclados y la aparición de sintetizadores) y menos urgente. De esa canción se grabaron dos versiones: la primera aparecía en ese disco, “Más números, otras letras” (1983), y la segunda en el mini-álbum “Una décima de segundo”, más contundente en su producción, de guitarras más crudas y 40 segundos más breve. Siendo uno de sus títulos más afortunados, no es extraño que diese nombre al único libro escrito sobre la banda, obra de Álex Fernández de Castro y publicado por la editorial Milenio.
Alternativa: ‘Pagas caro mi humor’.
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8. ‘Frases’ (cara B del single “Grité una noche”, 1985).
“Te observo sin parar / antes de que salga el sol / Quiero volver a estar mejor / poder bañarme en tu distorsión / Ahora ya es tarde para regresar / tú dime dónde quieres entrar / Tan solo hay algo que funciona mal”. ‘Frases’ es una de las cuatro canciones del grupo que nunca se publicaron en sus discos de estudio, junto a ‘El sueño’, ‘Ruidos en el desván’ y ‘Puedo estallar’. La curiosidad de la que aquí nos ocupa, que se editó como cara B del single ‘Grité una noche’, es que su letra está compuesta a partir de frases de canciones anteriores suyas.
Alternativa: ‘Con tal de regresar’.
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9. ‘Cada uno su razón’ (“Dibujos animados”, 1985).
“¿Cuál fue su reacción cuando esa mirada encontró / y le hipnotizó congelando su expresión? / Ella es como un imán que le quita todo el metal / Tal es su ambición que él no da un paso atrás”. Cerrando su álbum “Dibujos animados”, de nuevo con cambio de compañía discográfica por el medio (de Dro a Polydor) y un sonido más maduro, ‘Cada uno su razón’ certificaba de nuevo el buen pulso componiendo de los primos Vega y se presentaba en forma de balada, de las que habría unas cuantas más similares en el carrera en solitario de Antonio Vega, en este caso hablando de dos formas de entender una relación: la más emocional y la más cerebral.
Alternativa: ‘No me olvido’.
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10. ‘Desordenada habitación’ (“El momento”, 1987).
“Despierta ya, mira que luz / Nada envidia el norte al sur / Recuérdame que lo de ayer no se olvida sin querer / Éramos uno y uno y luego dos / Más cerca cada vez de un sueño sin adiós / Desordenada habitación”. De nuevo, otro tema acústico en el que destaca la habilidad de Antonio Vega para extraer oro a partir tan solo de su guitarra y sus palabras. La canción la grabaría también con Enrique Urquijo para el disco de este con Los Problemas “Desde que no nos vemos” (1998), uniendo así sensibilidades afines.
Alternativa: ‘Persiguiendo sombras’.
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Bonus Track:
‘Una décima de segundo’ (piano bar)
“Un momento en un agenda / una décima de segundo más / vuela, va saltando de hoja en hoja / mil millones de instantes de que hablar”. La metáfora de Antonio Vega plagada de imágenes técnicas en torno a la creación y la composición musical contó también con una versión ‘piano bar’ en la que participó Teo Cardalda al piano y que se grabó en una sesión improvisada. Según aseguró su propio autor en el libro “Antonio Vega. Mis cuatro estaciones”, de Bosco Ussía, “yo había escrito el tema para banda y no existía versión alguna de piano. Había invitado a Teo a que metiera los teclados, y en un descanso se fue al estudio, se sentó al piano y empezó a tocar la canción para recordar los acordes y, buscando una sucesión adecuada, empezó a ralentizar la canción. Me sorprendió y me enganché a él en las primeras palabras. Ni siquiera fue una historia de “vamos a improvisar”, no, no, fue algo que se dio escrito en el aire, en el viento”. Que la podamos escuchar se lo debemos al productor Peter McNamee, que registró el duende del momento desde el otro lado del cristal sin que sus protagonistas fuesen conscientes.