“El año que matamos a Skippy”, de Manuel Beteta

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LIBROS

“Solo hay que conocer a su autor para afirmar con rotundidad, jugándose incluso dinero, que no hay puntada sin hilo”

 

manuel-beteta-27-12-16

 

“El año que matamos a Skippy”
Manuel Beteta
66 RPM EDICIONS

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

Subtitulado como “Un recorrido por el High-Energy, Punk, Garage y Power-Pop australiano” pocas dudas pueden quedar sobre este debut literario en solitario del periodista Manuel Beteta, redactor habitual de la revista“ Ruta 66”. Cogiendo como punto de partida uno de los estilos básicos para los seguidores de la legendaria revista barcelonesa, el voluminoso tocho de 272 páginas compactadas hasta niveles no recomendables para personas con problemas de visión realiza un buen recorrido por una escena que nos queda tan lejos como geográficamente demuestran los mapas, pero que gente como Beteta se ha encargado cuidadosamente de mantener activa en nuestro país.

No ha querido el autor, además, dejarse ningún género periodístico por tocar. Así, reúne cien fichas con los discos más importantes de la escena a los que suma seis recopilatorios absolutamente imprescindibles para neófitos. Deja que le prologue de manera espléndida Johnny Casino. Dedica una buena parte del volumen a seis artículos de fondo sobre sus preferidos, léase Asteroid B-612, New Race, Cosmic Psychos, Pyramidiacs, The Onyas y The New Christs y lo completa todo con diez entrevistas. ¿Alguien da más?

La única duda que se plantea con este tipo de publicaciones es hasta qué punto la información contenida es fiable dada su escasa presencia en redes y la evidente distancia kilométrica. Solo hay que conocer a su autor para afirmar con rotundidad, jugándose incluso dinero, que no hay puntada sin hilo. Los datos están más que contrastados, y pocos periodistas hoy en el mundo musical son capaces de mantener el nivel de fiabilidad y exactitud de Manuel Beteta. Así que por eso no sufran. Profunda y concienzudamente ilustrado, el libro cumple dos funciones: cubrir (sobradamente) las expectativas de los que esperábamos una obra como esta y somos seguidores de la escena, pero también servir de inabarcable fuente de conocimientos para ellos mismos, dado el nivel de pulcritud del trabajo, y para los que quieran iniciarse en un sonido que tiene identidad propia. Recomendarlo es obligado.

 

 

Anterior crítica de libros: “A todo riesgo”, de Chrissie Hynde.

 

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