CINE
“Apuestan por heroínas naturalizadas en su lucha personal por triunfar en un mundo que no deja de ponerles obstáculos”
“Vaiana” (“Moana”)
Ron Clements, Don Hall, John Musker y Chris Williams, 2016
Texto: JORDI REVERT.
Uno puede ver, en “Vaiana”, hasta qué punto el canon Disney ha alcanzado su evolución más prometedora en mucho tiempo. Por un lado, sus hallazgos creativos, (re)impulsados con el talento de Pixar hace una década –cuando John Lasseter pasó a supervisar tanto las producciones de la compañía del flexo como de Walt Disney Animation Studio−, han alcanzado cotas impresionantes en títulos como las recientes “Big Hero 6” (Don Hall y Chris Williams, 2014) y “Zootrópolis” (Zootopia, Byron Howard y Rich Moore, 2016). Por el otro, no deja de ser gratificante ver cómo, sin abandonar estructuras clásicas, las películas de animación de Disney se han liberado, al menos en parte, de tipos más conservadores y apuestan por ejemplo por heroínas naturalizadas en su lucha personal por triunfar en un mundo que no deja de ponerles obstáculos. Lejos de definirse en función de su interés amoroso o del mero empoderamiento, la tendencia que marca la última producción del estudio es precisamente la de una protagonista despojada ya de esos antiguos lugares comunes y cuya identidad se define independientemente del protagonista masculino.
De hecho, “Vaiana” ofrece más que interesantes diálogos con la tradición. A través de un semi-dios desmitificado o en la cruzada reinventada de una vieja leyenda polinesia, la película ofrece una postura inconformista y a la vez fascinada con ese pasado dictado. Los relatos que definen el ayer pueden ser reformulados para el presente, pero al tiempo la cinta se alimenta de una narrativa llena de transformaciones, seres increíbles y dioses del mar que dan vía libre a fabulosas derivas animadas –la expresividad conferida a masas de agua que guían a Vaiana o a los tatuajes de Maui, con los que este interactúa–. A su vez, la cinta no deja de rescatar el modelo musical clásico de Disney con convicción, canciones que componen el corazón emocional de una obra que encuentra su coherencia en la reinterpretación de esquemas clásicos y su verdadera revolución en la explotación visual de una fecunda imaginería que inspira, entre lo salvaje y lo mitológico, los exuberantes escenarios de los Mares del Sur.