“Ilevitable”, de Ile

Autor:

DISCOS

“Una colección de canciones que se arrastran y se elevan, que llevan miseria y riqueza, celestes y hondamente humanas”

 

ile-09-12-16

Ile
“Ilevitable”
SONY

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

La portorriqueña ILE, salida de las filas de los raperos Calle 13, no solo ha hecho un disco de boleros  –o en el que predominan los boleros–, ha hecho un disco con la rabia y los sentimientos más desasosegantes de una voz antigua, serena y estremecedora. Es posible que el lector de Efe Eme crea que el bolero queda muy alejado de sus parámetros estéticos y ello le lleve a no prestar atención. Haría muy mal. En música, los parámetros estéticos son muy secundarios y lo que importa es la emoción que se transmita, la puesta en crudo del alma, el crear impecables momentos que te empujan hacia cierta plenitud. Y de eso, “iLevitable” tiene bastante.

Tanto más, cuando no se basa todo en ritmos de baile acaramelado, hay temas que se inscriben en ciertos ambientes comunes a la música en castellano de hoy en día, como la encantadora y cotidiana ‘Qué mal estoy’, que abre con una guitarra acústica limpia y con una intimidad a la manera de los popemas de Nosoträsh; si acabara en el minuto uno no sería más que eso, pero después se extiende con un saxo acogedor y ambientes nocturnos. Incluso tenemos  ‘Out of place’, en inglés, que se acoge a los standards norteamericanos y cierra con unos delicadísimos punteos de guitarra.

Claro está, el bolero –como hemos dicho– ocupa gran parte del minutaje. Y son de los canónicos, ‘Quién eres tú’, con una calidez de cuerdas y una voz que parece venir del pozo de las angustias antiguas, es un claro ejemplo. En ‘Caníbal’ la voz enamora y arrastra todo un intenso dolor, estremece, contorsiona el tono, más que una voz es un sufrimiento viejo y contenido y en ‘Maldito sea el amor’ todo parece nacer de lo oscuro y desde esta perspectiva se alza también ‘Dolor’ con la compañía en la voz de Cheo Feliciano o ‘Rescatarme’, los reproches y el grito de una mujer herida. ILe canta como si todas las cantantes de boleros viniesen a su boca.

En este eje estético muy marcado, hay espacios que se escapan, el bugalú con todas las de la ley y su trompeta final que es ‘Te quiero con bugalú’, el toque surrealista de ‘Extraña de querer’ o la guitarra de payador cercana a los cantautores y el violín triste de ‘Triángulo’ son al fin y al cabo toques exóticos en una colección de canciones que se arrastran y se elevan, que llevan miseria y riqueza, celestes y hondamente humanas.

 

 

Anterior crítica de discos: “Badmotorfinger” (Deluxe edition), de Soundgarden.

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