«Manual de fotografía», de Hans Laguna

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DISCOS 


 


“Un flirteo con la psicodelia esencial y el noise refinado el que se trae Hans Laguna con este disco, que logra persuadir por minutos y luce ilustre como un decálogo de expresionismo moderno”

 

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Hans Laguna
“Manual de fotografía”
EL GENIO EQUIVOCADO

 

Texto: SARA MORALES.

 

Hans Laguna irrumpe en el último tramo de este 2016 con un trabajo nacido del experimento de ponerse a prueba, del riesgo y la auto-tentación. De la osadía –y sobre todo la valentía– de escapar de la zona de confort y hacerle frente a lo que está por venir dentro de ese continente habitado por uno mismo.

El músico y compositor barcelonés se ha escuchado, se ha observado y se ha dejado hacer. Por momentos le han acompañado los temores con aproximación al abandono, la inseguridad…  pero cuando la perseverancia gana, y la materia prima adula, el resultado alcanza cotas tan luminosas que las sombras se desvanecen sin más; y exactamente así le ha ocurrido al cancionero de este «Manual de fotografía».

Reincide en su fórmula folkie de pop independiente, pero esta vez ni es tan evidente ni tan cuadriculada. Ahora también se aproxima sutil a las raíces del bluegrass, porque aunque este disco tiene detalles ornamentales bañados en instrumentales de distinta naturaleza, la clave reside en su austeridad, su sencillez, su crudeza… como ‘Camisa hawaiana’, el parco tema con el que abre la veda.

Encontramos el auténtico valor de las diez canciones que lo conforman en el esqueleto de cada una de ellas. Y a pesar de haber sido vestidas con trajes de cuerdas y percusiones, ritmos grabados con el móvil, samples y trompetas (Cristian Pallejà), órganos y pianos (Ferrán Resines), estos son traslúcidos, te permiten traspasar la piel del sonido e inmiscuirte entre esos huesos literarios que hablan de la soledad, la incomprensión, las cicatrices de la vida, la dureza del conformismo y la pelea constante por acabar con él.

‘Cantar y pasear’, que cuenta con su propia historia audiovisual dirigida por Carlota Castells, tantea la musicalidad tribalista. Como un cuadro costumbrista pero salvaje y selvático, enigmático en su conjunto y con toque femenino en las vocales gracias a Blanca y Tuxén de Les Sueques, que colaboran en varios temas de este álbum. El catalán nunca tuvo miedo de experimentar, recordemos aquel «Oteiza» de 2013, pero ahora llegados a esta cuarta entrega, no solo no hay miedo sino que hay regocijo. Se recrea. Por eso encontramos estructuras habituales y siempre apetecibles como ‘Por primera vez’, ‘Cosas que antes’ o ‘El bosque’ -que canta junto a Nacho Vegas-, y también esperpentos sónicos, que a priori podrían incomodar por destartalados, pero que guardan un valioso encanto como es el caso de ‘Contradicción’ y ‘Bienvenido’. A veces rompe la armonía a conciencia (‘Mejor’), pero también sabe cautivarla con delicadeza (‘Mi nariz’) o incluso llevarla hasta la tierra de los sueños y el trance onírico, como ocurre en ‘Año de luz’ junto a Julio Bustamante y Montse Azorín.

Un flirteo con la psicodelia esencial y el noise refinado el que se trae Hans Laguna con este disco, que logra persuadir por minutos y luce ilustre como un decálogo de expresionismo moderno.

 

 

Anterior crítica de discos: “Away”, de Okkervil River.

 

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