OPERACIÓN RESCATE
“Con él exploraron terrenos instrumentales hasta el momento inusitados, como el aroma oriental que reviste a ‘Fancy’ o el guitarreo hawaiano de ‘Holiday in Waikiki’”
Nos trasladamos hasta 1966 para rescatar el cuarto álbum de los Kinks, sexto en Estados Unidos. Un disco que pasó más desapercibido tras el éxito del single ‘You really got me’, pero que asentó las bases de trabajos posteriores.
The Kinks
“Face to face”
PYE RECORDS
Texto: SARA MORALES.
Este álbum de los Kinks, el cuarto si no contamos aquellos dos editados únicamente para Estados Unidos, no ha pasado a la historia por ser uno de los más exitosos. De hecho, la decepción que asoló a la banda de los hermanos Davies tras las expectativas creadas con él, les llevó a plantearse si el camino escogido era el adecuado.
Habían empleado varios meses para su concepción, el trabajo en el estudio junto al productor Shel Talmy fue minucioso y dedicaron a la grabación mucho más tiempo del utilizado con sus discos anteriores. Tras la gloria alcanzada dos años antes con el sencillo ‘You really got me’, que catapultó a la banda como uno de los emblemas de la invasión británica, «Face to face» trajo consigo un discretísimo reconocimiento en la escala popular y comercial. Sin embargo, la crítica y el paso de los años sí han sabido reconocer en él uno de los estandartes del rock and roll anglosajón. En primer lugar, porque sirvió de antesala al mosaico sonoro que los cuatro londinenses perfeccionarían más adelante, pues el antecedente de muchos de sus éxitos posteriores podemos encontrarlo en este álbum. En segundo lugar, porque con él se lanzaron a explorar terrenos instrumentales hasta el momento inusitados, como es el caso del aroma oriental que reviste a ‘Fancy’ o el guitarreo hawaiano de ‘Holiday in Waikiki’ con el que también guiñan el ojo a Chuck Berry. Y por último, porque la labor como letrista desempeñada por el incombustible Ray Davies luce como nunca en los catorce temas que componen el disco, a base de una sencillez agridulce conductora de una crónica realista en toda regla.
Considerado uno de los primeros discos conceptuales del rock británico, describe a partir de la observación y la experiencia personal las diferencias estamentales, los comportamientos humanos entre sí y los de estos con el entorno. Una colección de retratos sociales que cobran dimensión reivindicativa sobre todo con los temas ‘House in the country’, ‘Most exclusive residence for sale’ y la sátira hedonista que da forma a ‘Dandy’.
La llamada de teléfono de ‘Party line’ con la que arrancan el disco, y en la que Ray Davis se despacha a gusto con el mundo reclamándole privacidad y dosis de evasión, es solo el primer paso de una serie de lamentos intimistas. ‘Too much on my mind’ -cuarto tema del álbum- o ‘I’ll remember’ – con el que lo concluyen- son dos más de todos ellos.
Al tratarse del primer trabajo del grupo compuesto en su totalidad por él mismo, es inevitable el acercamiento al relato autobiográfico. Así ocurre en ‘Rosy won’t you please come here’, una canción inspirada en el momento en que Rosie (la hermana común de Ray y Dave, fundadores de The Kinks) dejó el hogar familiar para irse a vivir a Australia con su marido. A juzgar por el contenido de la letra, Ray no debió llevar demasiado bien su marcha.
Pero sin embargo fue ‘Sunny afternoon’ (y esa suspensión atmosférica que crearon para ella con el bajo de Pete Quaife en línea descendente) la que recibió todos los elogios de «Face to face». En junio de 1966 fue elegida como single de adelanto del álbum que vería la luz definitivamente en octubre y, desde entonces, mantuvo el puesto de protagonista indiscutible del mismo hasta hoy. Las influencias musicales que rondaban por la cabeza de Ray en aquel momento quedan fusionadas en este tema desde el que se pueden degustar ciertos sabores a Frank Sinatra, Bob Dylan o incluso al swing jazzero de Glenn Miller.
Aunque The Kinks no pasaban por su mejor momento cuando dieron vida a este álbum, debido a la ausencia de su bajista por un accidente automovilístico al que sustituyó John Dalton con algunos temas hasta su vuelta, «Face to face» desempeñó su labor en la carrera del cuarteto y también en la sociedad inglesa. Sirvió para cantarle una vez más a esas clases trabajadoras de las que siempre se sintieron parte y en las que estas se veían reflejadas a través de sus canciones. Y aunque el diseño cromático de la cubierta tampoco fue el más acertado para la banda y siempre renegaron de él, con su contenido supieron ponerle un rostro amable y una melodía pegajosa a esa cotidianidad de la calle que, en muchas ocasiones, tira más hacia el negro que por los colorines. No les faltaba razón.
–
Anterior entrega: “The London Howlin’ Wolf sessions”, de Howlin’ Wolf.