“Creo que a partir de ‘Endorfinas en la mente’ Chambao ha estado haciendo canciones dentro de la fusión, de la admiración también del flamenco, pero no es flamenco, es más bien sureño”
El pasado abril Chambao publicó “Nuevo ciclo”, su última colección de canciones para las que ha contado con la producción de Eduardo Cabra. Un disco con el que abre una etapa nueva en su carrera, como le cuenta a Chema Domínguez.
Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.
Caminando con pasos de distintos colores. Así llega «Nuevo ciclo». Chambao sigue avanzando en su búsqueda de nuevos horizontes sonoros, siempre desde la atractiva y arrolladora personalidad de Lamari: «Fuerte tronco, fuerte rama. Nuevos brotes, nuevas alas», canta ‘En la raíz’. Hay más temas destacados como ‘La danza del tiempo’, ‘Mejor versión’, ‘Camino libre’ o ‘A veces’, pero la primera sorpresa es leer el nombre de Eduardo Cabra en la producción.
Me interesa mucho la elección de tus últimos productores. Después de contar con Carlos Raya para «Chambao» (2012), ahora acudes a Eduardo Cabra (Calle 13), dos perfiles muy distintos. ¿Qué buscas en ellos?
De Carlos Raya a Eduardo Cabra hay dos mundos diferentes, pero para mi esta búsqueda de «Nuevo ciclo» viene incluso desde ahí, desde el disco de «Chambao», que no hizo mucho ruido en realidad. Sí creo que ahí va explotando esto por dentro, es decir, quiero explorar, sumar, añadir gustos personales a nivel musical, un poco esta explosión de mezclar músicas que me gustan en vez de encontrarlas en discos de otros artistas, de otros grupos, incluirlos desde Chambao, en cuanto a reggae, ritmos latinos como puede ser el candombe, el tema ‘A veces’ más folkie… Bueno, intentar un poco todo esto. Este empuje ya venía de antes, porque ya fueron productores de Chambao Henrik Takkenberg, Bob Benozzo y Bob Benozzo con Ale Acosta.
Ale Acosta, ahora en Fuel Fandango.
Ale Acosta fue músico de Chambao, y luego metí a Cristi (Nita) de coro, y dentro de varias giras de Chambao nació Fuel Fandango; yo les conocí a ellos dentro de Chambao, de la familia, vamos. Ale estuvo en la mitad de la producción de «Con otro aire» (2007) junto a Bob.
Decías que tu anterior disco, «Chambao», no hizo mucho ruido. Aprovecho para reivindicarlo, creo que marcaba cambios que se van confirmando y agrandando en «Nuevo ciclo», cambios que van latiendo desde «Con otro aire». ¿Ha sido complicado para ti ir dejando etiquetas atrás?
Creo que Chambao como flamenco chill fueron los dos primeros discos. «Pokito a poko» (2005) y «Con otro aire» no han sido discos de flamenco chill, no había ese aire, ese espacio musical donde hay una atmósfera que se llamó chill out. Esto hace tiempo que Chambao no lo hace, pero como ahora lo estoy verbalizando, le he puesto «Nuevo ciclo» y tal, parece ser que ahora es más obvio. Creo que no sucede desde «Endorfinas en la mente» (2003), al que sí se le puede considerar en cuanto a producción un disco más chill. Fue una etiqueta que pusimos de cachondeo, como definición musical para el estilo de Chambao, pero ha llegado un momento en que me ha pesado, porque creo que Chambao es mucho más que eso. Tiene un principio por el flamenco chill, pero es algo más, hay más fusión dentro de Chambao, no es flamenco y no es chill out, y no es flamenco chill tampoco. Honestamente, creo que a partir de «Endorfinas en la mente» Chambao ha estado haciendo canciones dentro de la fusión, de la admiración también del flamenco, pero no es flamenco, es más bien sureño. Y con productores muy diferentes porque creo que es lo que he ido buscando todo este tiempo, divertirme y buscar originalidad, y lo he encontrado en Eduardo Cabra, es lo que me hizo decantarme por él, la originalidad y la diversión que vi en producciones fuera de Calle 13, producciones que él hacía para grupos de Colombia. Yo quería divertime, y suelo meterme en las coproducciones de mis discos porque me parece una parte de la composición de las canciones.
Para capturar mejor el momento, tal cual lo tienes en la cabeza.
Lo tengo que captar y lo tengo que verbalizar. Empatizo más con el productor, un trabajo más real, más redondo.
¿Y a Eduardo cómo le conociste?
Fui a su casa, fui a Puerto Rico. Cuando me gusta algo voy del tirón, no por capricho, sino por sinceridad. No sirvo ni para ocultar mis sentimientos ni para que adivines, conmigo no tienes que adivinar, yo te lo digo, no hay problema. Si no, te lo dicen mis ojos, que también.
Pero avisarías antes de ir, ¿o ya os conocíais?
Le pregunté a Sony, que era la compañía de Calle 13. No sabía que el grupo se disolvía, porque esto pasó a finales de enero de 2015 y la noticia surgió en verano, en julio o por ahí. Sabía que Eduardo había empezado a producir a Monsieur Periné, y a su novio Vicente García. Dentro del estilo de cada uno y de lo que el artista busque, hace cosas curiosas y originales. Le pedí el contacto a la compañía, estuve hablando con él por teléfono, me contó todo esto de Calle 13, me dijo que estaba haciendo producciones y que de Chambao le gustaba este trabajo en concreto. Entonces, super contenta, le dije: «Como voy a estar entre Argentina y Uruguay, me pego el salto y voy a conocerte». Estuve seis o siete días y ya inconscientemente empezamos a currar. Él me dijo: «Vuelca todas las ideas que tengas en esta carpeta en Dropbox, que la vemos los dos todo el rato, y ahí empezamos a hablar». Así comenzamos a fraguar todo esto, que no tenía ni nombre.
Es cierto que cada canción de «Nuevo ciclo» es como una escala dentro de un viaje bastante global. Cada arreglo, cada instrumentación.
Por eso digo que me meto en la coproducción, porque si no das tu idea en esa fase es como si la composición se parara. Por ejemplo, a Eduardo le hablo de cuando subo a Picos de Europa, estoy en una montaña a dos mil y pico metros, miro para bajo y veo un mar de nubes, y la flipadera de estar allí por las noches, mirar el cielo y divagar por las galaxias y tal es lo que cuenta un poco ‘A veces’. Así le digo que la parte folkie mola que sea un relato, porque es muy directo el mensaje, que sea un relato sin meter arreglos. La producción también me enriquece, aprendo cosas, me expando más.
‘Camino libre’ inaugura el disco y escribes: «Cansada de seguir a los demás, de lo habitual». ¿Cuestión personal o musical?
Nos lo llevamos a lo personal, pero no, es musical. En realidad, el primer single me hubiera molado que hubiera sido ‘En la raíz’ porque habla más de una renovación musical, era más directo. Pero al final se eligió ‘Camino libre’, es como una especie de protesta sutil porque no quiero sentir que soy la borrega ciudadana que me dictan todo, desde lo que tengo que comer, a quién voto y qué me pongo para ser una ciudadana normal, correcta. ‘Camino libre’ es un poco esta protesta. En el clip empiezo a quitarme extensiones, el vestido de princesita que llevo, los taconazos, maquillaje, y me quedo en pelotas. Básicamente quiero ser yo, dejadme tanto marcao. Tenemos un gran peso todos los ciudadanos para ser normales. Este primer single marca un poco también el nuevo ciclo de Chambao, en cuanto a que estoy en este mundo, y estoy despierta. No te voy a machacar con mi protesta, es una especie de protesta sutil que cuento como algo personal que estoy hasta aquí de ser la ciudadana guay, y machacar un poco también a nivel político y todo esto.
‘La danza del tiempo’: «Compartir el aire, el agua, el fuego, bailemos la danza del tiempo».
‘La danza del tiempo’ es una especie de nana, un canto de esperanza del ser humano, me niego a pensar que somos tan, tan, tan malos. Pienso que podemos aprender, que podemos compartir, todos los que habitamos en el planeta somos como familia, hermanos, y nos deberíamos de tratar con ese respeto y esa importancia. Pero no lo hacemos, o lo hacemos en pequeños sectores, debería de ser mucho más global y creo que habría un montón de enfermedades a todos los niveles que dejarían de existir, si todos tenemos este respeto y este sentimiento de familia, no invadir tanto y no ser tan… Me apuesto el cuello a que sabemos compartir, a que sabemos respetar.
Compartir los recursos equitativamente es deshacer un nudo plagado de intereses. Hay quienes lo dan por imposible, todos somos así, todos haríamos lo mismo, dicen otros.
Son intereses. Son intereses. Y lo que nos debe interesar es la propia vida, el respeto hacia la vida, y eso ya te lo llevas a todos los niveles. El respeto hacia ti mismo: no te faltes el respeto, no le faltes el respeto al planeta, a los animales, a las personas. Creo que es lo más importante, la vida. Con los intereses a los seres humanos se nos va la pinza. Nos alejamos un montón de lo primigenio, este instinto animal nuestro. Se supone que naces, creces, te reproduces y mueres porque algún día vas a morir por cojones. Entonces, ¿dónde está la importancia, qué es lo que importa realmente?
Vuelves a contar con invitados muy interesantes, como Jorge Pardo en ‘Mejor versión’, y también se corresponden con diferentes estilos dentro de tu lógica de búsqueda. ¿Has ido a buscarlos como a Eduardo Cabra?
Fui directa a por Xavier Rudd, que es un cantante y compositor australiano. Le vengo siguiendo hace unos añitos, era como el hombre orquesta. Ves sus vídeos en Youtube y lleva en el pie descalzo como una especie de cuadrado de madera, está microfonado y va haciendo como un bombo dándole con la planta del pie, delante tiene dos didgeridoo, armónica, guitarra y canta. Luego lleva un set de batería que él se ha hecho con unos platos, unas cajas para su rollo. Me pillé dos discos suyos por internet y dije «vuelo», traduciendo sus letras, la importancia que le da a la naturaleza, muy en conexión y muy de acuerdo con él en cuanto a textos también. Hace un año o dos Xavier se juntó con la banda de United Nations, un grupo reggae que también mola un montón, pero la música de Xavier es más rollo fusión, mestizaje, no sé cómo llamarla. Fui a buscarle a través de Sony también, llegar a una persona así es como decir «Tiro una piedra, a ver qué pasa». Dieron con el mánager, estuvimos hablando con él y aceptó participar, no me lo podía creer. La canción ‘Desde el orígen’, que es la que le di, es una especie de envoltorio de lo que a mi me ha molado su música, está inspirada en lo que vengo escuchando y admirando de Xavier Rudd.
¿Cuál es el caso de Juanito Makandé, que colabora en ‘Imagina’?
Conozco su arte de hace tiempo, pero a él no le conocía. También contacto con él a través del manager y lo busco por admiración, es de esta gente que dices «No nos conocemos, pero tengo la impresión de que cuando le conozca vamos a ser colegas». Y esta sensación, esta energía, pasó un poco así, cuando nos conocimos en el estudio fue del tirón: “Qué haces comare, qué dices compadre, ay mi Mari, ay mi Juan”. Ese cariño desde la admiración. Hablo de Juanito o pienso en Juanito y me sale la sonrisa de qué buena gente es, qué puro, qué honesto, qué salvaje. Me gusta la gente así.
También aparece Ara Malikian.
Ara Malikian, Ravid Goldschmidt y Tania Bernáez están en ‘La danza del tiempo’. Era como un paquete, «esto va junto», pero porque el tema me lo pedía. El tema te mantiene desde el primer momento con una tensión de qué va a pasar. Con esta tensión de Ara Malikian también. A Ara sí le conocía, y a Tania también, es la contrabajista de su banda orquesta. A Ravid le conocí a través de un disco de Carles Benavent que toca el hang, y vive en Barcelona. Vi el instrumento porque el hang me flipa, se me va la cabeza con el sonido del hang y contacté con él a través de Carles Benavent. Fui a Barcelona a conocerle y a explicarle que quería que estuviese en el disco y, vamos, un honor para él, le dije «Te vas a divertir, ya verás». Y nos divertimos un montón la verdad.
El Kanka está ‘Sin avisar’.
El Kanka también está haciendo voces. Le llamé por el rollo de estas voces tan típicas de El Kanka, y hace varias, porque yo buscaba como un ejército de voces. “Y no me dejo caer, me bailan solo los pies» (canta Lamari), ahí vi al Kanka. Ha quedado guapísimo.
Lampedusa, Lesbos, Idomeni, el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía para los refugiados que provienen de Siria y otras zonas en conflicto… ¿Qué opinión tiene alguien que ha escrito canciones como ‘Papeles mojados’ (2007)?
Les llaman refugiados pero refugio no se les da, de entrada. No estamos hablando de sillas y mesas, estamos hablando de personas. No les llamemos refugiados cuando no se les da refugio. Todo esto me parece lo que a cualquier persona de bien, una atrocidad, una injusticia muy gorda, una putada para tu vida porque esto es una lotería, me apuesto el cuello a que nadie que está en esa situación quiere estarlo ni lo ha elegido, pero les toca vivir esa situación de lleno y son los perjudicados. Ahí están como pasándose una pelota unos y otros, y los demás hacemos nuestra vida. Imagínate lo que me parece, me da hasta fatiga opinar de esto porque estoy aquí comodamente con una botella de agua hablando contigo, me parezco tan ridícula.
Pero si no se expresa queda aún más en silencio, es más injusto.
Es necesario hacer, vamos a dejar ya de decir tonterías y opinar de las cosas, lo que hacen falta son dos manos, un corazón y dinero.
Añádele voluntad.
Si tienes todo esto, la voluntad está. Vamos a abrir las puertas, que el mundo no es de nadie.