CORRIENTE ALTERNA
“Una belleza de disco, cinematográfico a ratos, delicado en ocasiones, rockero cuando lo requiere”
Tomando como punto de partida “Soy un astronauta más”, Juanjo Ordás valora la carrera de Coque Malla hasta llegar a su recién editado trabajo, “El último hombre en la Tierra”.
Una sección de JUANJO ORDÁS.
Qué exquisitez es “El último hombre en la tierra”, una nueva obra maestra de Coque Malla. Y ya van unas cuantas. Su primer disco, “Soy un astronauta más”, fue sólido. El segundo, el discolibro “Sueños”, resultó fascinante e incluso vanguardista. Pero desde que editara “La hora de los gigantes” hace ya siete años, Coque solo ha contado victorias por K.O. Una detrás de otra. En ese aspecto, “El último hombre en la tierra” es un nuevo K.O., pero esta vez en el primer round, un hostión de campeón, de peso pesado. Una belleza de disco, cinematográfico a ratos, delicado en ocasiones, rockero cuando lo requiere. Es un ejemplo de músico de rock empleando herramientas poco usuales en los templos de las guitarras, con una apertura de miras propia de maestros.
Empezando por el final, ‘Duerme’ es la nana que cierra el álbum, tierna e incluso fantasmagórica. Es tan emocionante que parece un gancho para volver a poner “El último hombre en la tierra” desde el principio, para pellizcarte y darte cuenta de que el disco es verdad, que has escuchado versos tan preciosos como “Tú deberías volver / deberías estar otra vez a mi lado / Yo no debería haberte tratado tan mal”, el estribillo de ‘La señal’, tema con el que se abre. Sí, ‘La señal’ y ‘Duerme’ son el principio y el final de una obra monumental que contiene once canciones que están donde deben estar.
Coque Malla es ahora mismo el mejor referente de rock español, es el hombre que se encarga de hacer madurar el género sin complejos, porque realmente no es un músico de rock, sino un autor. Con mayúsculas.
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Anterior entrega de Corriente alterna: Suede y el terciopelo maduro.