“La única revolución posible es dentro de uno mismo, personal, que tal vez nuestro concepto de tiempo y evolución es demasiado simple o el único que nuestra mente concibe”
Domingo filosófico el que propone Juanjo Ordás con sus reflexiones sobre el tiempo y su movimiento, y cómo afecta el paso de los años a la música y a nuestra forma de concebirla.
Una sección de JUANJO ORDÁS.
Muchas veces escuchamos canciones de hace años o décadas cuyas letras siguen estando absolutamente vigentes. Y hablamos de ellos como de una virtud, y una virtud es, aunque puede que lo estemos entendiendo de una forma equivocada. Esas canciones (que cada uno piense en la que quiera) atrapaban un momento en la historia de la sociedad, sin duda esa era su virtud, no tanto que pasado un tiempo vuelvan a sonar actuales, porque en realidad siempre lo fueron. Es decir, que nada cambia, el movimiento histórico es una ilusión, no es ni siquiera un paso adelante y otro atrás, es simplemente un estatismo más amplio del que podemos pensar o del que nuestra mente nos permite. Pon el telediario, abre un periódico: todo lo que está ocurriendo ha ocurrido siempre.
Que nadie malinterprete, las injusticias siempre serán injusticias, pero que nadie espere tampoco la llegada de otros tiempos, que los que vayan a venir serán exactamente iguales, más que nada porque son los mismos. ‘Son como hormigas’ de Barón Rojo ocurría en 1982 como sigue ocurriendo ahora y seguramente sea adaptable a lo que ocurriera en 1832 pero con otros códigos, lo mismo que ‘Eve of destruction’ o ‘The times they are a-changing’.
Lo que significa esto es que la única revolución posible es dentro de uno mismo, personal, que tal vez nuestro concepto de tiempo y evolución es demasiado simple o el único que nuestra mente concibe. Que como dijo Hermes Trimegisto, “igual es arriba que abajo”. Que tal vez podamos crecer y ser mejores, pero en una escala diferente.
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Anterior entrega de Corriente alterna: Pxxr Gvng y Tote King, provocando la reflexión.
